Guardar

Paginas Ilustradas APUNTES POR LUIS DOBLES SEGREDA VIII mer es a nos del: stan agre llar de aún gui arr ten que re un tal tie 90 labras y las hace sentir su peso: 1) refor.
zando un sonido, 2) repitiendo uno ya existente y 3) añadiendo otro nuevo.
Atendiendo al primer punto, vigoriza las vocales suaves para trocarlas en fuertes.
Mam latino (manu al, manu scrito) fortifi.
ca la u final y da al español mano.
Nigro da negro, E; gutta gota. O.
lupus lobo, pilo pelo, ficum ligo, etc.
Si es una vocal fuerte tonica, entonces la rompe, esto es, la diptonga para fortiticarla.
El latin rola (rotación, rodar) da al español rueda diptongando la o en nie, ow HEVO (h ortográfica) noto nuevo, ponte puente.
La forma castellana diente procede de la latina dente (dentón, dentista. el diptongo IE es, pues, la fortificación de la tónica así pasa en celum cielo, pedem pie, certum cierto.
Palabras como corna y mortit muestran reunidos ambos cambios: cuerno y muerto.
El mismo esfuerzo se nota en las consonantes suaves que se convierten en fuer tes: coriandrum culantro t, marciduse marchito, ch, t, Gades Cadis, 0 pecto, peito, petio, pel yo, pecho y ch. veces algunas momentáneas se convierten en continuativas: bubalos bfalo por f; scobina escolina, por Pero este fenómeno es poco frecuente y es más constante el contrario.
ce lo sa ce Todo sonido hiere nuestro sistema nervioso según la intensión de su tonalidad.
Una música suave, delicada, despierta po.
siblemente en nuestro espiritu un tinte de tristeza; una música fuerte, bulliciosa, parece que vigoriza el espíritu y lo eleva.
El idioma es una música cuyas notas son las palabras. No tiene, pues, solamente un valor ideológico sino también acústico.
Fácil será probarlo: tomemos la palabra nunca en varias frases: 1) Nunca lo olvidaré.
2) No lo olvidaré nunca.
3) Nunca, no lo olvidaré.
4) Yo olvidarlo: Nunca!
La frase en los cuatro casos tiene el mismo valor ideológico, es siempre la protesta que hacemos de no olvidar una persona.
Sin embargo, al oir esas frases nos im.
presionan de distintos modos. Si la primera nos parece una frase fría que nos da poco convencimiento, el ardor y energia de la última nos satisface por completo.
Es que la colocación y entonación de la palabra principal munca, es distinta. Esa tonalidad y ese giro, expresan nuestro esta do animico y la emoción provocada por la pregunta.
Si las dos primeras revelan un temperamento frío, poco impresionado, las dos últimas acusan un temperamento ardiente profundamente impresionado.
Si les damos un valor numérico por razón de su tonalidad y la primera le asig.
namos el valor de 1, la segunda valdrá 3, la tercera y la última Exactamente como el do natural, el do mayor el do menor, son la misma nota pero cifran su diferencia en la altura de la escala, nunca es la misma palabra que cambia de colocación y tonalidad Es ese el fenómeno que en filologia se llama énfasis. Es, pues, el mayor esfuerzo, el mayor aliento que ponemos en una palabra para robusteceria.
El énfasis afecta en general la frase, pero particularmente influencia las pa.
au la pr PE 10 es e ta t En consecuencia, con el segundo punto (repetir un sonido ya existente) olmos de cir: grandisisimo (si si) quedititilo (ti ri)
tilirilar, palabras populares hechas para expresar la idea con mayor vigor.
En los sonidos onomatopéyicos se nota igual tendencia: pia pia, ron ros, ce ceo.
En los nombres familiares estropeados por el uso: ma má, pa pá, Lo lo, Cha cha.
En las contestaciones que deseamos vi.
gorizar: La traigo? Si, si. Me voy? No, no.
Cumpliendo con el tercer punto introducir nuevos sonidos. se afecta gran nú

    Notas

    Este documento no posee notas.