Guardar

Páginas Ilustradas lel de 30 011.
0: 0 II 10 ELel 2culeste, visible apenas a causa de los mi.
llones de leguas que la separan de nosotros, es un si remoto, confuso, pero grato a los oídos del espiritu; suspiro ahogado en un océano de alegría, ay! de felicidad incomprensible, suena y silencia, de modo que la ove no la imaginación del filóso.
fo que la contempla porfia, rompiendo con la vista y el pensamiento las inmensidades que se dilatan alrededor, en círculo al cual no hay diámetro que alcance. Multiplicador sublime, el si es origen y fuente de todo cuanto existe; cl amor es un si incrustado en el corazón; el placer es un si echado al mundo en forma de atrevimien.
to; el deseo es el si que sube a Dios y le alegra, en siendo legítimo y puro; cae y se convierte en demonio, como el ángel mal.
dito, en siendo bajo y sin fuero. No, genio tenebroso, agente de la desesperación.
yo te maldigo El si es la línea recta de la Geometria Moral; de un punto a otro se va sin que nadie la contenga vi la entorte. Diametro del universo, le sirve al propio tiempo de eje, sobre el cual está girando y consumando las operaciones que, en forma de leyes naturales, son la voluntad cumplida del Altisimo. El si va rectamente de un amante al otro, pasando sin torcedura por el sagrado tropezón que llamamos matrimonio. El si de la madre es alegria para la hija; a los ruegos empapados en lágrimas de la una, la otra responde un si enduizado con inefable sonrisa; la preten.
sión del joven, tanto cuanto atrevida, el viejo consiente en un ligero menoscabo de sus derechos, iluminando su fosca sonrisa con un destello de amor, prefiere el si, fuente de gozo. Entre el hijo y el padre, la hija y la madre, hay una linea recta que, entrándose por sus extremos en los corazones, une las almas y reduce una persona moral los dos cuerpos distin tos; el si es un Dios propicio, en cuyo alegre pecho hierve una luz de mil colores.
El no. Animal ciego, no, pesado topo, tú no vives; sin luz no hay vida, y tú eres la noche del lenguaje humano, discordancia mezquina de voluntades. El no es una cur.
va llena de quiebros; por esta linea femenntida no podemos salir a ninguna parte.
Cuando, a pesar suyo, nos metemos por sus dominios, todo es obscuro y cerrado.
La ignorancia es un no sórdido vestido de andrajos. El hamb. e misma es negación desesperada; y la muerte, un no espantoso que ciega y aturde al mundo con su obscuridad y su silencio. s 1JUAN MONTALVO ESTRELLA Cuando, a través del éter incoloro, tú brillas en la concava techumbre, pienso estar, con el rayo de tu lumbre, atado ti como con hilo de oro.
Estrellas vi del cielo desprendidas, almas angélicas, de allá venidas en busca de los seres terrenales.
Así tú, de todas la más bella, súbeme ti cuando en la noche sales, á mi desciende, misteriosa estrella!
Mas cuando miro y la vez deploro, la distancia que estás, allá en la cumbre, gime en la cárcel de su pesadumbre abre su vena el corazón al lloro.
FELIX MATA VALLE

    Notas

    Este documento no posee notas.