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Páginas lustradas Campamento Mora en la huerta de los Salesianos, donde se alojaron más de 500 personas, la me Tanzas ñosa il vez eli mida cables albo o sentirse deslumbrados por el creciente empuje de aquel suelo primoroso. la mirarán reconocidos, porque bien seguros se encuentran de lo imposible que seria pretender una demolición de los solarie.
gos edificios, toda vez que ellos formaban el más preciado tesoro de su tradición, la diadema deslumbrante de su historia, el blasón heráldico de sus lustrosos pergami.
1105. Sólo el golpe formidable de un coloso granítico y convulsionado de soberbia, podia llevar su audacia conmover con la omnipotencia de sus fémures, ci mientos que parecían tener su principio muchos miles de kilómetros hacia el interior de la tierra.
Alguien nos dirá: Pero es que la ciudad destruida no nos entusiasmaba únicamente con ser el relicario del pasado, y tener en su abono esa poesia inefable de las viejas cosas, que inspiraron José Asunción Silva uno de sus más hermosos cantos. Provido rosal fue ella de vivientes floraciones, que en cendian sus bermejas corolas al suave soplo de las matinales brisas, jugosa viña de inagotables mieles que estaba a diario escanciando sus ánforas en la virtud de sus lindas mujeres. las cuales, ora traian al pensamiento perfume y gracia macarenas, ora evocaban las rubias princesas teutoni.
cas, ora encendian en el alma ansia viva de que una guzla oriental estuviese anun ciando su desfile, por sobre tremulosas ru.
tilaciones de azulejos. y todo se ha concluido No. Errado se halla quien tenga poi desaparecida de una vez y para siempre la ideal Cartago en lo que se refiere a sus virtuosas mujeres.
De luto, esparcidas aquí y alli en las varias poblaciones, las vemos todavia. Pe.
ro viven. Fortifican en el dolor de su angustioso ostracismo, la quebrantada salud de sus espiritus. Mas a la postre, como el pueblo de Israel que antes hubo de atem.
perar en el desierto su pobre alma procelaria, volverán a la tierra vibrante que destruyó sus cunas, pero que tiene ya, en el delineamiento de sus hermosas avenidas, e las grandi dices, yergy das de Qu inexci abdou Tre gla, 1: ron sión energ comy te ha entus

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