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Paginas Ilustradas bia ra.
DE UNA CONFERENCIA un TeOS eía OV OS ni la ro ra a 3, era u Indudablemente nada se ha modificado se modifica mas en el trascurso de los tiempos, que el arte de conservar la vida. aunque por instinto todos los pueblos havan adoptado medidas que en algunos han sido casi sabias, no es sino el conocimiento etiológico de las enfermedades vel estu dio experimental de la Biología lo que ha venido solucionar y seguirá resolviendo los problemas higiénicos más transcendentales.
En tiempos no muy remotos las pestes invadian el Asia y la Europa, asolando y destruyendo como angeles exterminado res. La peste bubonica, gr. en una sola de sus invasiones mató más de treinta y seis millares de habitantes; un solo sarampión dejó deshabitada por completo la isla de Borneo; la viruela era endémica en el mediodia de todos los países del viejo mundo y entre nosotros; el cólera se pa seaba olímpicamente desde el golfo pér.
sico hasta el extremo Noroeste de la Rusia, produciendo el terror y sembrando la desolación; la difteria asfixiaba a los niños, sin micericordia; la rabia (hidrofobia) in vadia la ciudad y el bosque; la lepra se ce.
baba en un sin número de cuerpos ha ciéndoles caer las carnes pedazos; la tisis minaba aristocraticamente la hija del potentado del pordiosero; la sifilis pasa.
ba de labio labio y preparaba todo un proceso de degeneración para la raza.
Los amenazados por los azotes epide micos huian de ellos como del incendio, pero no se defendian porque no tenian medios para defenderse; imploraban auxilio divino y terminaban por aceptar el mal como un castigo de sus culpas, hacian ro gativas, elevaban preces, pero sucedió siempre que en cada procesión de las presididas por un Guillermo o un San Carlos Borromeo, en vez de auyentar el demonio del morbus, se difundiera de cuerpo cuerpo y aumentara el número de vícti nas.
Los humores y los mismas lo explicaban todo y, aunque desde los tiempos de las escuelas de Cos y de Gnido se sospe.
charan aproximativamente las causas, éstas permanecían sumidas en una oscuri dad tal, que era imposible dar con su verdadera esencia para combatirlas. La histo ria de los elementos constituía todo el ar senal higiénico, es decir, que la vida no tenia más defensa que la naturaleza misma.
Pero vino el conocimiento del microscopio y con el el estudio de la vida inti ma de los infinitamente pequeños, que se dejaron ver vivir y proliferar al amante calor de la estufa y se le ha ido arrancan do poco a poco la muerte el secreto de su poderio. El microscopio ha sido, pues, una institución y su estudio un apostola do en defensa de la vida.
Pasteur auyentó la rabia de las ciuda des; Roux enveneno con su portentoso suero el bacilo de Loffler y combatió la difteria; Yersin descubrió el coco bacilo de la peste bubónica y mostró que éste inoculado por la pulga de la rata y complemento su descubrimiento con el suero que previene y que cura la enfermedad. Haffkine coronó los descubrimien tos de Yersin con el empleo de su linfa preventiva que se prepara millares en los laboratorios de Europa y América.
Hansen descubrió el bacilo de la lepra, cu yo organismo será rebujado por el microscopio y por la quimica hasta que entregue el secreto para reparar sus daños. La viruela ha desaparecido casi por completo

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