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Paginas liustradas LOS JUEGOS Tienen los juegos de la infancia un en canto indefinible, algo de la gracia de una fiesta de carnaval que ejerce marcada in fiuencia en el trascurso de la vida. El jue.
go es el poderoso aliciente de actividad en todas las edades, y en la renovación de esa dualidad de amor y de poesía, las risas sonoras, los gestos y los raros movimientos vienen a demostrar la necesidad que tiene el espíritu de exteriorizar en parte el proceso de sus impresiones.
Como en todas las acciones determinadas de los seres humanos, el juego constituye una psicologia especial. En la ma.
yor o menor fuerza de animo del niño para estos actos se revela su normalidad o anormalidad, y así se ve que los que han llegado practicar los ejercicios demuestran un vigor creciente, mientras que los enfermizos experimentan sensaciones de inquietud o de adormecimiento ante lo que se juzga un acto expontáneo de la na.
turaleza individual: la alegria.
La educación, abarcando todo lo que determina en el ánimo del hombre, prolonga una tristeza irremediable. Despierta todos los sentimientos, todos los anhelos, y aunque fortifica todas las costumbres, fija el carácter y redobla y sutiliza las facultades, inocula una enfermedad cruel de refinamiento y desequilibrio. El trabajo diario de los pensadores, es que la educación vigorice y haga los espiritus libres y tranquilos, es decir, que puedan sostenerse y no perecer en el conocimiento de la humanidad. Debe establecerse el cqui.
librio de las fuerzas físicas y morales. La vida infantil sin juegos sería el desastre de la obra del porvenir.
El niño obedece más al instinto que a la razón. La fuerza que lo impulsa al juego es la que la naturaleza le lia dado para la vida. Aun cuando no sea tiempo de arreglar su atención, siempre el movimiento irreLAS PLAYAS DE PIUTA, PUERTO LIMÓN a

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