Peigimas lustradas noche invernal, en que se despidió Pero de pronto se separó de ella, de su novia, y comparolas jubiloso. cogióle las manos y la miró sorEntonces, lluvia, frío, luto en las prendido: cosas y en su corazón. Ahora, luna. Tú. Tú. Pero tú no me clara y serena, cielo estrellado, aro besas!
mas en la campiña, elegría en su es. No. no puedo!
piritu. Alegria, si, porque iba Qué? no puedes. gritó él, verla.
sintiendo la mordedura de una Rodeó el pueblo, y entrando en atroz sospecha el callejón de cercas que lo fan. No.
quea, internóse en una escampada. Por qué?
La casa se destacó al fondo, entre. Porque. porque me casé halos árboles. Nada había cambiado. ce dos meses. Aquel rincón acusaba una paz inal Arrojóla contra el suelo y alzó terable.
sobre su frente abatida sus dos puAcercóse við luz, después nos amenazadores!
de desmontar y atar el caballo, em. Qué, te has casao. con otro?
puñó el aldabón con mano trémula.
Ella gimio. Quién es? Preguntó la voz No me contestabas, y un día, de Fuensanta.
el tio Luque, que ha venido de la. Abre, abre pronto!
tierra donde tu estabas, me dijo que Moriase de impaciencia, y al mis babias muerto en un hospital, de mo tiempo sentía un temor desco calenturas. Manuc cuando lo nocido, como si tras la puerta le supo, comenzó a rondarme. Mi aguardase la desgracia, mae me mandó que me casara. y Abrieron. Juan precipitóse en la como te creía muerto. qué iba sala baja, papitante el corazón, el jase?
alma en los labios y en los ojos, Apenas la oía. Experimentaba Ella había dejado la luz sobre como un aniquilamiento de su sér una mesa, y se quedó mirandole todo. Dentro de él se derrumbaban, atóniti, con la expresión de estupor deshechos, esperanzas, deseos, amedel que se ve en presencia de un resucitado Ella, acurrucada en el suelo. Tu!
miedosa y suplicante, seguía hablan. Yo!
do.
La abrazó frenético, llorando y. Manué no me dijo na hasta riendo, en un transporte de jubilo que creyó que habías muerto. que le enloquecia no tié la culpa.
res.