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Pigimas strais gar su alma.
Juan volvióse y, sin hablar, salió que mueren en el llano, y se aven1 la escampada. Ella levantóse y le turó en lo más alto, cerca de donde siguió, trémula, balbuceando su hacen sus nidos las águilas.
plicas. Arriba, arriba, siempre adelante, El montó. Ella imploró, las ma hasta los picachos que besa la nieve nos juntas: en los inviernos. Dime, por Dió, que vas jase! Llegó una altura desde la cual Suplicaba y temia; pero no por se divisaba todo el panorama de la él, sino por el otro. Miróla entre comarca. La noche cra clara. Los dolorido y desdeñoso. y la tranqui campos la sierra estaban bañados lizó con un gesto.
por una dulce claridad. No te asustes, muje. To he Alarcólo todo con una mirada venio metemo con naide.
Primero eran los montes flanquea De vera?
dos de olivos, que subían por sus Aquella insistencia acabó de amar laderas al asalto. Luego los valles sombrios donde blanqueaban algu Jasta nunca!
nes cortijos entre parras. Después Picó espuclas y salió al golpe. la gran sábana de la vega. surcada INI por acoquins murmurantes, tosto nenda de matorrales, peinada y si Dejó atris el llano, la vega, los métrica, con sus vides y barbechos, olivares y ganó el monte. Subia sus pueblecillos de luces perdidas, siempre, sin detenerse ante los re sus casas de labor ocultas entre pechos, aguijoneando a su vegua, jaras. Luego una linea confusa.
animandola con el gesto la voz, e11 una pincelada que era linde y conuma carrera loca que parecia em fin y que parecía recortar el agro briagarle.
en un dibujo caprichoso. por últiY Galopaba, galopala como en sus mo, una masa de nubes que se exnoches de contrabandista; nochestendia hasta lo infinito, un claror de alijo, en que contiala su caba vago de estanque dormido, donde llo su vida y sus intereses. Su dus la luna rielaba, vá la derecha, como tino era cabalgar, correr siempre, un gran borrón que acabara en perseguir fantasmas. ahora. punta, una sombra siniestra: el pico ahora sí que no se le escaparia lo gibraltareño.
que buscar iba.
Juan abrió los brazos y pareció La yegua saltaba barrancos, coro estrecharlo todo en un abrazo in naba lomas, bajaba cuestas. Bien menso: tierra, mar, montes, casas, pronto dejó la región de las colinas árboles, lo vivo y lo inanimado, lo

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