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Paginas antradas cabeza el cojín acolchado. Luego le dice. Esto es nada. Tres puntos de sutura.
Tengo lo necesario.
Sin embargo, poco poco Genoveva sale de la postración que le paraliza: pue.
de levantar un brazo, interroga anhelar.
te al Doctor. el?
Entonces por los ojos de Tornery pasa un resplandor de crueldad y de alegría, y con voz ronca responde. Tu amante? Ha muerto. Mientes. Que miento? Desde aquí puedes verlo. Está aprisionado debajo del carruaje.
desmenuzado como un vidrio.
Genoveva ha visto. Lanza un rugido, se incorpora y cae de nuevo. Luego grita. Oh, vete, vete en seguida. Qué horrorSácalo. No es posible que dejes ahí ese desgraciado. Nada apura. puede esperar. Eres un asesino. Tú lo has muerto. Queria matarte ti también, y matarme contigo. Sólo el ha pasado mejor vida. Es justicia. Entonces mátame. Demasiado tarde. He reflexionado.
Genoveva ha logrado ponerse de rodi llas. Pero esta vez Tornery la echa brutalmente sobre el cojín. La mantiene quieta sujetándola por los hombros, y ordena. No has de moverte ms. Te haré el nienor mal posible. Qué vas a hacermes grita Genoveva, que se debate. Te prohibo que me toques. Vanios, pues. exclama Tornery arrodillado en la hierba. Me odiarias toda tu vida si te dejase desfigurada. Tienes una mejilla abierta; voy cerrarla.
El odio hace que Genoveva se levante. Nadal entiendes? inadal iNo me toques. más bajo, para si, murmura. Qusiera moriri El marido se chancea tranquilamente. Morirl. Estás lejos de eso! Si me dejas hacer, la cicatriz apenas se verá.
Pero es necesario que me despache. El dia declina; dentro de un instante, no habrí luz. Vuelve la cabeza. Eh. Deja, pues, mi brazo, por Dios. Voy herirtet Genoveva siente que a su corazón sube una oleada de odio y rabia, y dice. Quieres curarme. Yo quiero que me mates. como él. Escucha: ite abo.
rrezco. Siempre me has causado horror!
Sólo él adoro. a él, lo entiendes? No amo más que él. no amaré más que a él. ti. te odiol. ite odio. ahora espero que me matarás.
Tornery sacude poderosa cabeza y dice. Eh! No soy tan bestia! Tú no eres más que una infeliz. Pero finjustamen.
te. una infeliz como tú no se le da muerte. Se le arregla para que perma.
nezca siendo bella. Bella. para quién? Mi amante ya no puede verme, ni amarme. balbuced Gevoveva.
Pero el médico se ha inclinado sobre su mujer, y su mirada brutal escruta los ojos apagados de la desgraciada. Para quién? Que para quién quiero que estés bella. Para mi, hija mia! Te conservo conmigo; es mi derecho y hago uso de él. Ah! esta vez Genoveva ha podido incorporarse y rechaza al monstruo. Sus manos le atenazan y le escupe al rostro la sangre que le llena la boca. Tornery se encoge de hombros y se limpia tranquilamente. Ya que Genoveva no quiere ser razonable, va emplear los grandes medios. Empapa de cloroformo un trapo, domina su mujer con puños de hierro, y, friamente, la duerme,

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