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PÁGINAS ILUSTRADAS ancesa sino las de provin popular redoble de son afecI desfile de abio coleT, ni todos a cutido de trueno les tenian endomin terciopelo apropiado sapacible.
y la salud parecer enor Du.
ana punta cinturón, y llevaba nor.
del Fau.
una mi1 sonrisa cter, toda en esa recibió con perfecta imposibilidad, yendo a ni una sola palabra de gratitud para aquellos que pararse junto a la estatua de Bossuet. Pasco su lo hablan favorecido con su yoto cleviindolo mirada irónica por Ja colorte de sus admiradorus, la inmortalidad. Pudiera ser que tuviesen razón Irizo un ligero saludo con la cabeza, y comenzó en parte, paes confieso que no estoy enterado la lectura de su largo e interesante discurso. len muy fondo de quien fue el Cardenal Mathieu tamente, sin ninguna enfasis, casi sin entona pero no me parece justificado el cargo de bruta ción y apatando mara ver los ojos del manus lidad y de malas maneras, pues encuentro que crito.
los distingos que hizo el orador las observaciones con que amenizo el discurso fue ron tan finos, tan penetrantes de una iro.
nin tan delicada y tan sutil, que la causerie y me proporcionó un buen rato de solaz tal vez me agrado más porque rompia con la tradiccion.
Parecia que el orador procuraba hacer comprender sus muevos colegas que, si al elegir a Monseñor Mathieu, se hablan equivocado de individuo, tanto peor para ellos, y que no están dispuesto a com partir la responsabilidad ante la historia, y Tulcs Claretie Mgr. Duchesne Edmond Rostiind que si al elegirlo él, también se habian Ernest Lavisse Paul Hervieux equivocado, que se atuviesen a las conseEntro desde luego en materia, sin exordio de cuencins, ya que el mal no tenia remedio pues ninguna clase, y sin exabrupto, diciendo sencilla una vez inmortalizado no se puede desenmortamente: lizar.
Señores, en los dias que precedieron inme Los concurrentes se miraban con asombro, sin diatamente a su elección para la Academia, yo atreverse a expresar opinión.
veia con frecuencia al Cardenal Mathicu.
Tocó el turno a Mr. Etienne Lamy, el Director Ni Eminencia, ni Monseñor ni titulo de de los Inmortales, como si dijésemos el Jupiter ninguna clase. Esto parecia más que sobriedad Olimpico, padre de todos los dioses.
espartana, avaricia de israelita. Pero hay que Mr. Lamy goza de envidiable fams de ordor tener en cuenta que entre los Inmortales están parlamentario. Lo único que me consta es que suprimidos los títulos, porque todos son iguales. habla bien, que dice muy bien y que en materia ante la inmortalidad.
de fina ironia no le va en zaga a Monseñor Du: Monseñor (como yo no soy inmortal ni voy chesne, a quien llamó simplemente Señor, sin para alla, le sigo dando el tramiento que le ator. mis titulo, y le dijo, a guisa de exordio: gan los simples mortales. Monseñor, repito, no se Señor, si el Cardenal Mathieu os designo entretuvo en prodigar elogios a su antecesor en como su sucesor, esto prueba que era amante de el seudo sillón, no recurrió los ditirambos de la DISCRECION EN LOS ELOGIOS. Sois de estampilla, ni tuvo explosiones de entusiasmo esos buenos pintores que ponen esmero en noem oficial y a la orden del dia, sino que presentó un bellecer nada, y no exagerais el tamaño natural.
estudio algo iconoclastico, del que resulta que el Después Mr. Launy se consagro a la tarea de Cardenal Mathieu fue una especie de Monseñor reintegrar la talla académica del Cardenal, tan Bienvenido Mirielle, al que faltó un Jean Valjean empequeñecida por el Arzobispo, haciendo un y un Convencional moribundo para haber sido hermoso retrato, en el que nada habia del gesto la encarnación casi completa del tipo presentado cómico con que lo había favorecido el nuevo por Victor Huge en Los Miserables, y en Inmortal, y dándole toda la solemnidad que se le quien Monseñor Duchesne no ve más que un había arrebatado. Hablo de la grandeza del sabuen hombre.
cerdocio hizo un paralelo entre el Cardenal y Algunos han criticado acerbamente este dis el Arzobispo, llamando a éste el menos crédulo curso, pretendiendo que el orador se burla del de los creyentes. Al calificar la obra erudita Cardenal, lo desgarro y lo trató brutalmente sin de este historiador de los primeros siglos de la preambulo, sin buenas maneras, y que no tavo Iglesia, le dijo: erudito, co sagaz.
er su ti elevado más bien mi sos: arse que de sus le ser y sido lla Banqueta con un vez de ullo que Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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