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18 PÁGINAS ILUSTRADAS viadas de brillantes y caprichosos trajes van en cortejo inenarrable a recoger para nuestros ojos maravillados las luces postreras del sol cuando cae congestionado en los brazos sombrios de la noche; y del mismo modo salen al encuentro del astro rey, exhibiendo en alto los rosados manojos de la luz del alba.
El veranillo conforta los espiritus, los aviva para el trabajo. Es como un día de fiesta del invierno. Pero por eso quizás, como todos los dias festivos, resulta aburridor y fastidioso; en lo cual se echa de ver la incapacidad de que adolecemos los mortales para resignarnos con la suerte.
Qué calor comenzaron decir los gordos, que inmenso calor! siguieron diciendo las bellas del corset apretado y los moños postizos, Qué municipalidad! rugieron los comerciantes al mirar las muestras de encaje, de seda, de pa.
pelería, de cande suizo, de lechugas y de manteca inconocibles inesaminables del polvo.
Qué gobierno! principio murmurar la paco tilla política Qué crónical me dije yo: qué par de banderillas de fuego le voy meter a don Enrique!
Ahi, tiene Ud. mi amigo, usted que la pica de enmendarle la plana al cielo, chúpese esal Mande regar ahora. Mande que cese el calor, que el polvo deje de volar y de zumbar las moscas al.
borotadas; los caños de estar apestosos y de po.
nerse negro el humor de los ciudadanos. Mande, mandel.
Si Ud. tuviera en su mano el armamento, ya se yo lo que haría: Initar don Nicho cuando en tiempos del rey Perico (número dos) se les ocurrió y don Federico y don Fabián regar la Verbena antes de tiempo produciendo la consiguiente sequía general.
Sacaron entonces unos cañones a la Placita donde manda ahora y comanda el Coronel Zuñiga, tocaron a fuego, y le entregaron al generaKísimo los «gemelitos que usa Manuel Antonio Gallegos para ir ver Sagi Barba. Ni con ellos pudo descubrir nube alguna.
El tiroteo hacia arriba paro, no en lluvia, pero en incendio de unas casillas del barrio de Torres pesar de eso las memorias oficiales consig.
naron el hecho de la lluvia artificial.
Si don Enrique dispusiera su antojo del Cul.
to religicso, como dispone del culto agricola, en vez de andar Van der Laat y sus colegas pajareando por fincas y sementeras, andarian afuera todos los San Pedros y Dolorosas del pais llevados en procesión de rogativa para que lloraran unas cuantas toneladas de agua lluvia.
Pero he aqui el chasco.
Cuando me proponia hablar a los lectores de eso que dejo esbozado y algunos temas conexos, viene el cielo y de tal llovida, que nues.
tra veleidad inconforme de mortales ya clama porque escampe.
FOXES Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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