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4 PÁGINAS ILUSTRADAS Basta pensar que hablamos de la zona Torrida, la fecunda zona de la que escribió el poeta: Salve, fecunda zona.
que al sol enamorado circunscribes el vago curso, y cuanto ser se anima en cada vario clima, acariciada de su luz, concibest para no tener nada más que decir; ahora agreguese eso el solo nombre que encontró WaHace para designar este itsmo: Le Paradis de la Amerique Centrales y se verá como es materialmemente imposible hablar de esta materia.
Alli donde la vida animal o vegetal se mani.
fiesta con sus mayores energias, allí donde la inmensa variedad de flores corre parejas con la increible diversidad de insectos, está por decis la palabra del comentarista.
Que sueños concibe el ornitólago que no los vea allt realizados admirando la pincelada magica de un duendecillo trajeado de seda o escuchando la nota inimitable de una garganta exquisita Son sinembargo dignos de mención numero sos pájaros que figuran también entre los representantes de nuestra avifauna, tales como: el turpial (icterus pecloralis espinachi) el cetille.
ro (sporopleida morlleti) el jilguero (melanops sp)
el rualdo (chlorophonia callophrys) el mosotillo Casiragolinus mexicana) curré (ranplustus carinatus) el carpintero (campephilus guatemalensis)
el vigüirro (turdues gravi) la viuda (lanagra cana)
el quetzal (pharomaerns paradisea) el camaleón (falco sparverius) la codorniz (orlyx leylandi) y otras muchisimas aves cuya enumeración sería cansada. qué podré decir del entomólogo que bajo cada piedra que recoge en el camino o sobre cada hoja que ve mecerce, encuentra un mundo de maravillas la familia de las ardillas: sciurus rigidus, sciurus griseocaudatus, sciurus authodus, ele.
Aumentan este orden la taltuza (ucomys hele roders) la guntusa (dasiprocta itsmica) el ratón mus amusculos) la rata (mus rahus) el conejo (lepus brusiliensis) el cuilo (cavia cobava) puerco es pin (cercolabes novae hispaniae) etc.
Entre los quiropteros lay también curiosas variedades. starmira chiloensis. nyetinoms brusiliensis) y el (carolija breuicunda. Abundan asi mismo los mapachines (procyon hernandezii) los osos colmeneros (myrmecoplaga tetradactyla) los armados (luucia noventcincta) los perezosos (cholorpus hoffmann) los pi.
zotes (wasa Tencorhysicus) los tigrillos (nrocyon virginianus) los zahinos (dicolytes Torquatus) los zorros (didelplus myosurus) (didelphys aurita)
los zorros Lediondos (nephitis chilensis) los zo.
tros de agua (chironectes variegatus) los venados (crons mexicanas) etc. etc.
Entre las aves acuáticas abundan los patillos (columbus dominicus) el martin penn Cardea tirescens) las garzas (tigrisoma cabanist) o la (mveficar americanus) las marcetas (menius hudsonions) los piches (dendrocigua aulmalis) los pelicanos (pelecanus erythorhynchus) y los pijijes (charadrius tociferus. La cantidad de ofidios, de quelonios y de batracios es también numerostsima.
Dollius fija en 125 el número de especies, pe.
ro bien pobre es esa cifra para abarcar tanta mara.
villa.
Admirando esta infinita variedad de animales, que por demás, nos sou comunes, mo lo son también a casi todo Centro America, puede pensarse que bien podria la fábula haber asegurado que fue en este itsmo americano donde se abrió la magica arca de Noé.
Los mamíferos son también incontables.
Entre ellos merecen nombrarse por ser los más corrientes y por el parecido que guardan con los nuestros: La gran familia Felis que tiene numerosos individuos: el felis. onta, felis concolor, felis domeslica, felis ligvis, felis pardalis, felis tigrinu, felis pyra, felis milis, felis leo, felis vaguarundi, etc.
Entre los monos son notables el aleles euriegatus, el myceles palliatus, el chrysolhix sciurea, el dicotyles latvietis, etc.
Ente los roedores tiene buenos representantes Qué cosas podremos decir de la flora de Ei Salvador Alli los bosques de coníferas exhalando ese perfume de resinas que conforta, nos hacen sen.
tirnos enanos al pie de sus troncos que se alzan 45 y 50 metros y pensamos en aquellos pinos rojizos del monte Fitchel que tanto cantan los poetas germanos.
Rivalizan con ellos las altaneras ccibas dandose aires de importancia cuando entre su ramaje espléndido va el viento sonar las mil flautas que alienan los pulmones de Eolo.
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