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18 PÁGINAS ILUSTRADAS. Que Dios te bendiga!
El abanderado se arrastro dolorosantente en su agonía y tiró de la guerrera del Capitán; el Capitán, debilitado por la herida cayó sobre él. No te vayas, dijo el muchacho, mu ramos juntos. dame un beso. Pero quién diablos es Ud. No me conoces todavia: El muchacho se arrancó los bigotes, se quitó una nariz de cartón, tiró de su peluca, deshecho el disfraz.
El Capitán dió un grito espantoso. Qué locura. Eso es siempre el amor, lo. cura, da. me un beso. el primero el dilti. adiós. Alfre. Dios mio!
Como flores que se deshojan cayeron sus besos en la convulsa boca del moribundo. Te vengaré.
y con los cabellos desgreñados y los ojos llameantes se levantó.
El campo estaba sembrado de cadáveres. Alfredo no tuvo fuerzas para andar. No, no puedo, nos han vencido.
Bandidos! Espérame Volvió el cañón de la pistola bacia su cráneo, sono una detonación espantosa y cl Capitán rodó sobre el cadáver, Era el cadáver de Amalia.
Muy señora de su casa Doña Torcuata. Villagarcés (una señora como 10 hay tres)
vale un imperio. porque su guia es para todo la economia, y aun cuando puede. darse buen trato, va siempre caza de lo barato.
Vive en la calle. de Trafalgar, y ayer la dijo la de Tovar que en la plazuela. de Capucluinos hay una lonja. de ultramarinos en donde cuestan los embuchados tres perras menos que en los mercados.
Cuando lo supo. doña Torcuata, aunque hay dos leguas de cantinata, se fué la lonja de ultramarinos de la plazuela de Capuchinos.
Tomó el tranvia. se lo pago unas parientas que se encontro, y al ver cuin largo trayecto habia hasta la lonja desde el tranvia, tomó un carruaje por una hora; llegó a la tienda fascinadora, en donde valen los embuchados tres perras menos que en otros lados, y alli la dieron (en una tripa como el pellejo de la Felipa)
bajo la forma de salchichón, lomo de gato con pimentón.
Es más, cuando ella pagó el importe, un dependiente de fino porte la hizo comprarle (ibuena engañifa. diez papeletas. para una rifa.
En fin, la dama gastó un sentido en rifa, en coches y en embutido; y en la berlina con lento andar volvió a la calle de Trafalgar.
Pascual Cañete. que en ella adora, salió al encuentro de su señora. Cómo te veo. dijo Cañetetan satisfecha con el paquete? ante el extraño bulto pringoso, doña Torcuata dijo a su esposo. Que por qué vengo con alegría?
Porque domino 1a economía y lie ido (buscando nuestro provecho)
a cierta lonja donde es un hecho que cuesta el kilo de este embuchado tres perras menos que en el mercado. Ay, cuinto vales. dijo Pascual. Qué mujer tengo. No hay otra igual. La luna se asomó en puntillas por su balcón de nubes, miró aquellos dos cuerpos jóvenes y bellos soñando con azabares bajo un sudario tricolor y fue a llorar sobre ellos sus lágrimas de perlas.
El campo quedó mudo después de aquel disparo Fue el últiino cartucho. Cuántas señoras bay en el dia que por dos perras de economia gastan dos duros. si no son tres, como Torcuata. Villagarcés!
JUAN PÉREZ ZÚÑIGA LUS DOBLES SEGREDA Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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