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6 PÁGINAS ILUSTRADAS Cuentos grises III. La Bruja de Miramar Para Páginar Ilustradas Ni aun los más guapos del pueblo se Pero cuando rendida del ajetreo diurno atrevían aventurarse de noche por la se echaba sobre su pobre lecho, una soncalleja del río, temerosos de aquella luce risa de inefable dicha entreabria sus marcilla que parpadeaba en la sombra como chitos labios y parecia iluminar como una un ojo felino; y si algún labrador era sor aurora las paredes de la estancia. es prendido por la oscuridad al volver del que no hay nadie por infeliz que sea, que abrevadero con su yunta, pasaba de prisa no tenga un recuerdo uno ilusión que y persignándose delante de la casucha, sin mitigue sus penas. la tia Mónica tenía atreverse mirar por el ventanillo siem ur hijo pre abierto, la humilde estancia alumbra.
da por una vela de sebo, la mesa llena de potingues, el baúl desvencijado, la cami Quince años atrás, cuando vivia en la lla de lona, y el fogón donde se calenta capital, se vio obligada a separarse de su ba la frugal cena brutal marido y irse Miramar, aqueSentada en un banquillo al lado de la Hla casita que le había legado una tia suya; mesa, una mujer cincuentona, de nariz pero su hijo único, su Jorge, fué reclamaaguileña, ojillos penetrantes y tupidas ce do por el padre y encerrado en un colejas grises, removia sin cesar el contenido gio, con orden expresa de evitar las viside un mortero.
tas de la madre. Durante muchos años Llamábanla en Miramar la tia Mónica la pobre mujer se contentó con ir de cuany pasaba por bruja. Vivía absolutamente do en cuando a la ciudad para contem.
sola en aquella choza sin vecindario, cul plar su hijo al través de la verja del tivando de día una huerta de media hec patio de recreos, y con enviarle furtivatárea y confeccionando de noche jabón mente dinero, dulces y cartas que nunca de hiel, jarabes para la tos, y otros menjur eran contestadas.
jes que junto con sus hortalizas iba ven Al fin murió el tirano, cuando el niño, der al pueblo dos veces por semana. Com convertido en gallardo adolescente, iba pribanle sus articulos más por miedo que comenzar sus estudios en la escuela de por caridad; y fue sin duda por alejarla de comercio; y la tia Mónica pudo entonces y y la aldea por lo que don Alonso, el dueño visitar con frecuencia Jorge y enorgullede los terrenos colindantes, insistia en cerse de costear su educación. Por eso se comprarle la exigua Snca. Venderla? Ni ingeniaba de mil modos para afanar dinepor pienso. Cómo deshacerse de una ro; por eso trabajaba noche y día sin impropiedad que le proporcionaba la subsis portarle su quebrantada salud; por eso tencia y le permitía vivir sin mendigar cuando dormia brillaba en sus labios una favores de nadie sonrisa. Qué importaba que el joven reAlli veía deslizarse los años, siempre cibiera con frialdad, casi con disgusto sus atareada y silenciosa, cada día más flaca y visitas?
hureña, gastada prematuramente por las Era natural! Estaba relacionado con las penas del alma y los achaqucs del cuerpo. principales familias de San José y qué diy Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.

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