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PAGINAS ILUSTRADAS Busto de mármol Amelia Denis de Ycaza la lira qué he pulsado, tú el primero nis virgenes manos la entregó.
Centinela avanzado, por tu duelo lleva mi lira un lazo de crespón.
Tu angel custodio remontose al cielo: ya no eres mio, idolatrado Ancón.
No os parece que en la música de esos endecasilabos va un pedazo del alma atormentada y bella de la tierna cantora?
Si, como dice frase ya bastante popularizada, los poetas son arcángeles caidos, las poetisas son diosas que descienden al mundo envueltas en ráfagas de Inspiración y de Melancolia. esas diosas cantan siempre enternecidas, ya con la delicadeza de Carolina Coronado, la española gallarda y genial que se inmortalizó con los bellos cuartetos de El Amor de los amores, y cuya muerte en estos últimos tiempos ha sido una nota dolorosa en el concierto de la intelectunlidad hispana; ora con el numen fecundo y a veces arrebatado de Gertrudis Gómez de Avellaneda, la camagüeyana dulce y enérgica; va con la nostalgia de Amelia Denis de Ycaza, no tan sobresaliente como aquellas ilustres damas, pero sí, como ellas, iluminada por una antorcha que sólo el Divino Hacedor enciende. porque fue inspirada y melancólica Amelia Denis de Ycaza; porque lejos de su terruño supo cantar divina y sencillamente sus dolores violen.
tos, sus nostalgias y el dolor de la patria; hoy, lleno de inquietud y tristeza, deshojo crisantemos y siemprevivas en el camino que ha de recorrer la panameña ilustre para llegar a las oscuras regiones de la Eternidad.
No tuvo la poetisa de Castilla del Oro el grato consuelo de morir a las faldas de su Ancón que.
rido; de ese Ancón que en no lejano dia la hizo decir adolorida por crueles angustias: Imaginaos el dolor que estremece las fibras de los seres exquisitamente sensibles que expiran lejos del lugar donde por vez primera lloraron y sonrieron.
Imaginaos la angustia de Byron al morir bajo el cielo de Grecia, sin ver las brumas de la nebulosa tierra que, ingrata y soberbia para con él, siempre le merecia el cariño que siente un buen hijo por su madre. para hablaros de los varones del presente lustro, no crecis que seria dolorosa, muy dolo rosa, la agonía de Bjornson, el venerable drama turgo, lejos de su aristocrática Noruega?
Con nostalgia hermana de la nostalgia de aquellos dos grandes creadores murió Amelia Denis de Icaza, en tierra donde janúmeros lagos son los más puros y luminosos espejos que reflejan el cielo.
Sen el Momotombo el centinela que vigile la tumba de doña Amelia, tumba que será para nuestra paisana la puerta del palacio de la Inmortalidad y de la Gloria, en tanto que mi espiritu evoca en silencio las estrofas que un dia hicieron del nombre de Amelia Dcnis de Ycaza la más valiosa presea de la mujer panameña.
Cual centinela solitario y triste un árbol en tu cina conoci: alli grabé mi nombre. qué lo hiciste?
Por que no eres el mismo para nit. Qué has hecho de tus árboles y Hores, mudo atalaya del tranquilo mar?
Mis suspiros, mis ansias, mis dolores te llevarán las brisas al pasar.
Tras tu cima ocultabase el lucero Que mi frente de niña ilumino; GASPAR OCTAVIO HERNÁNDEZ Panamá, 1911.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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