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PÁGINAS ILUSTRADAS 17 su alrededor habían colocado una po de Antonio y lo colocaron sobre un enespecie de cerca de plantas espinosas pa tarimado de varillas construido propósira que nadie pudiera profanar, tocándolo, to en el centro de una plazoleta. Millares el cuerpo de aquel cacique, y en tres pun de indios silenciosos y prosternados, con tos diferentes, formando un triángulo la cara al suelo, cubrían las inmediacioperfecto, ardían tres fuegos: uno de lau ncs. El Gran Usecra sea el que asume rel, otro de guapinol y otro de chirraca. las funciones de Papa entre ellos, un vieLes haré gracia de las ceremonias dejecito nonagenario y muy parecido menor importancia cuyo detalle nos lle León XIII, se acercó lentamente, revestivaria demasiado lejos del objeto de esta do de sus insignias sacerdotales y con narración, y sólo por lo curioso, refiriré mesurado paso dió tres vueltas al redela última y más solemne que se llevó a dor del cadáver; luego, con una varilla cabo el sétimo dia.
de saúco bifurcada, golpeó por tres veces Durante la noche de ese día, a la luz la cabeza, el corazón, el estómago y los de una luna llena y cuando esta estaba en pies cadáver, llamándolo por su nommitad del cielo, fué sacado en medio de bre indigena cada vez. Continuará. un ceremonial complicadisimo y acompañado de un silencio imponente, el cuerLEÓN FERNÁNDEZ GUARDIA Una escena. Hasta entonces habiamos tenido casi todos la energia de detener nuestras lagrimas, pero al verle beber, y despues que hubo bebilo, no pudimos contenernos. Del Boden)
Sócrates miró Platón, con una mira mano por la frente como para quitarse da apacible y llena de la más noble ternu una sombra, luego se volvió con dignidad ra, como si hubiése querido decir al dis hacia ellos: casi todos tenian el rostro cipulo predilecto algo que no debieran oculto entre los pliegues de la túnica.
oir los demás compañeros.
Contemplándoles, el maestro dejó caer Platón inclinó sobre el hermoso pecho estas palabras inmortales: de semidiós su apolinea cabeza, y, lleván Debiera estar agradecido vosotros dose las manos sobre la frente, cubrióse los que llorais. Ahora veo más claro que los ojos y se dió a llorar como un niño.
no he de morir. No siendo vosotros in Iba despreciarte le advirtió el diferentes mi suerte, no sé por qué pienmaestro, amado Platón, porque te entris so que tampoco ha de serlo la posteridad.
teces y lloras como una criatura en el mo El llanto de los justos es como el licor mento más solemne y más grande de mi que da los dioses la inmortalidad y la vida; pero he meditado, y comprendo hermosura. ahora que no tengo ningún derecho para El filósofo se acercó a su lecho, y se impedirte que llores.
reclinó en el para morir.
Avanzó algunos pasos dando la espalda los amigos; pasóse al descuido su ROMULO TOVAR Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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