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12 PAGINAS ILUSTRADAS El ojo de Pacriqui (Continaceion. mi distinguido amigo don Manuel Quirós Un silencio profundo pesaba sobre la creer 10 vayan ustedes reirse que asistencia prosternada. La luz de la luna, verdaderamente existen fuerzas desconoen todo su esplendor en esos instantes, cidas que algunos individuos tienen el caia de lleno sobre el cuerpo de Antonio, poder de poner en movimiento que había sido sacado de su triple envol. la esmeralda? interrumpió el tertura. El gran Usecra sería ilusión de cer convidado, un simpático médico cumis sentidos. parecía haber crecido en yo nombre debo omitir por desempeñar, estatura. Su gesto era amplio, noble; su en estos momentos, una alta posición diverbo traía mi memoria el recuerdo de plomática, ciertas palabras sảnscritas o tal vez he Von Resclar, que parecía haber perdibreas, y la intonación semejaba la del do de vista el objeto único de nuestra canto gregoriano. Ahora, con su varilla curiosidad, sonrió amablemente: bifurcada, trazaba signos misteriosos en Ya vamos llegando a la famosa pieel aire plateado por el dia lunar. De pron dra, la misteriosa esmeralda, al ojo de to, en medio del pesado silencio y de Pacriquí!
una expectación intraducible, de pronto, Tengan un poco de paciencia; perdoel cadáver de Antonio se alzó brusca nen mis digresiones y que traigan otra mente sobre el entarimado y vi, lleno de botella de champaña, porque lo que me horror, abrirse sus ojos, y una voz salió resta por referir es espantoso.
por entre sus labios inmóbiles, repitien. Una vez llenadas las copas, encendidos do por tres veces la palabra: Pa ri qu otros puros y acomodados en nuestros Pa ri qu Pa ri qu i! cayó hacia asientos, prosiguió nuestro narrador.
atrás con un goipe brusco y seco sobre. qué contar las cosas misteriosas, el varillaje, al mismo tiempo que se le extrañas, fantásticas que presencié duranvantaba de entre la multitud prosternada te esa noche? Noche espantable en que un grito, un clamor espantado y espanto vi domado al fuego, evolucionar y caniso. La luna se cubrió de un denso velo biar sus movibles flamas al impulso del la tierra se conmovió en repentino sa verbo; en que los animales selváticos, las cudimiento. Hoy que, sentado en este serpientes y las culebras eran manejados salón, en medio de la civilivación, bajo por la vibración de unas pocas palabras; la luz de la electricidad, cerca del teléfo en que los muertos parecían haber sido no, recibiendo comunicaciones inalám convocados una reunión general; en bricas, recuerdo estos hechos, no sé qué que los elementales y elementarios, apepensar de ellos, dudo de mis propios sen nas detenidos por un inmenso círculo tidos y leo con avidez las obras de Elifás trazado con carbón alrededor de la asamLevi, de Oger Ferier, de Papus, de Fa blea, parecía que iban a destruirnos.
bre Olivet, de Platon, de Agrippa, Muchos indios perecieron de espanto, Aban, Kircher y cien más que han es pobres víctimas de un culto proscrito y crito sobre ciencias ocultas; y he llegado terrible.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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