Guardar

28 PÁGINAS ILUSTRADAS e en el cuartel y ya desde entonces se le daba el cina separada de la casa, para hostilizar a los del mote El Erizo. Cien veces me bañé con él y tejado del Mesón. Se vino por el solar hacia el otros granujas en los rios que corren en las cer fortín y cayó en el trayecto.
canias de aquella ciudad. Su acción heroica la Llegada la noche oimos un herido que se presenciamos muchos y no sé cómo ha podido quejaba en la calle. Un joven cabo me dijo de decir el doctor Montúfar en su libro Walker en pronto. Capitán, conozco esa voz. Es la de Centro América, que «puede asegurarse que en Joaquin Fernández. Yo me crié en su casa.
los días posteriores a la acción de Rivas no se Guiado por las quejas reconoci que el herido se hablaba de el, aunque se repetían los actos de hallaba frente di una de las ventanas y dispuse heroismo de otros combatientes. Fué todo lo que se quitaran los adobes que la cerraban para.
contrario. Tanto en los dias inmediatos si la bu socorrerlo; pero no hubo nadie que quisiese obetalla, como en la retirada del ejército, el nombre decer la orden. Entonces yo mismo los fui qui.
del héroe alajuelense estaba en todas las bocas. tando con muchas precauciones. Después ayudaEsto yo lo afirmo y lo certifico, y me hago la do por mi gran estatura, saqué rápidamente una ilusión de creer que alguna fe merece la palabra pierna la calle, agarré al herido y me dejé caer de un viejo militar de setenta y ocho años, que bruscamente con él dentro de la casa, lo que le ama la verdad por cima de todas las cosas. En arrancó un grito de dolor, a la vez que nos hicietiempos de la administración de Rodrí ron algunos disparos. Era en efecto mi amigo guez, cuando se erigió la estatua de Santamaria, Joaquín Fernández. Gracias a Dios me dijo se hizo una información de testigos presenciales que ya estoy entre los mios. Enseguida pidid del hecho. En ella no figura ni declaración por agua y después de beberla me contó que durante que la persona encargada de seguirla creyó indig. todo el dia había estado oyendo mis órdenes, pe.
no de su grandeza venir mi casa recibirla. El ro que estaba tan ronco que no reconocið mi voz.
no aparecer el nombre de El Erizo en los partes Me refirió también que de tal modo lo habla oficiales no prueba nada. Basta leer esos docu atormentado la sed, que tuvo que calmarla be.
nientos, concisos y vagos, para convencerse de biendo sus propios orines. Lo hice trasladar al que en ellos faltan muchas cosas. Por otra parte, cuartel general para que lo curasen.
hubo tal derroche de heroismo el 11 de abril de En la madrugada hubo un fuego violento, mo.
1856 en Rivas, que se habrian necesitado muchas tivado por la retirada de los filibusteros a la iglepáginas para consignar todas las acciones dignas sia. El silencio que reino después me hizo sosde pasar a la posteridad.
pechar que habían abandonado el Mesón, y eso Dentro de la casa me mataron seis o siete hom de las cinco de la mañana, mandé pedir permiso bres por los pequeños espacios que mediaban en al cuartel general para registrar el edificio. Me tre los adobes y que nos servían de aspilleras. contestaron que no debia moverme de mi posiCombatíamos contra los del Mesón con calle de ción por ningún motivo. Poco después supimos por medio, es decir, a la distancia de unas ocho la fuga de Walker y sus filibusteros. Pasada la varas, y era tan buena la puntería de los yanquis, excitación de la batalla, el estómago, reclamando que se necesitaba verdaderamente un valor te. sus derechos, me hizo recordar que desde la an merario para acercarse a las ventanas. Recuerdo tevispera en la mañana no le habia echado nada: un pobre soldado santacruceño, que por nada pero no se encontraba ni una taza de café. en el mundo queria arrimarse la aspillera. De eso de las once del dia tuve una impresión gratidiquelo entonces traer agua de un pozo que ha sima. Se me presentó de pronto un individuo llabía en el solar de la casa, porque nos moriamos mado Luz Calderón con una mula cargada de que.
de sed. Iba alle el hombre a cada rato con una sos, rosquillas y tamales dulces que me viaban pequeña caja de lata suspendida de un cordel, ba desde la hacienda de Catalina, perte res: a mi jo una lluvia de balas que le ti wan del tejado tio Rafael Barroeta. Excuso decir lattu tasta del Mesón, y nos la traia lliini zua. No me bienvenida que le di.
explico cómo no lo mataron veinte veces en esa El espectáculo que presentaban las calles de tarea peligrosísima. Pero bien dicen que no hay Rivas el 12 de abril de 1856 era aterrador. Por corazón traidor su dueño. El infeliz se resolvió todas partes habia montones de cadáveres. Los al fin disparnt su fusil por una aspillera y allir heridos eran cosa de trescientos y los muertos quedó muerto. También me mataron al teniente más todavia. La calle entre la esquina del fortin Juan Ureña, que situé con un piquete en una co. y la casa del estado mayor general, parecía un Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa

    Notas

    Este documento no posee notas.