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18 PÁGINAS ILUSTRADAS itinerario, y antes de seis horas saldremos para Puntarenas.
No sabe usted continuo cuánto le odio y cuánto le teno; por eso, nada más. compré este revólver que me costó diez pesos en la Habana.
barqué en el puerto de Corinto, y allí, contando historias y amores falsos, estuve en un barco de guerra inglés, con el «Bremen, y sólo me faltaba entendérmelas con el capitán del City of Panama. Esta es la clave de un asunto secreto que es tudia Musuthito, el emperador de mi pais, pero que luego será de trascendencia para ustedes de raza latina. Como me convenia ofrle bablar de su patria, le conté el cuento de mi viaje a Espa na: olvide usted eso pronto, y sepa de una vez, mi amigo, que yo no desembarque en el puerto de la Habana, y que nunca he pasado un sólo día en San Juan del Sur.
Al llegar frente Puntarenas, dos hombres mal trajeados se acercaron mi desconocida, y con sus brazos parecía desafiar al que se encon traba más próximo.
Un poco más tarde, junto a un camarote de proa, la pregunté si podia serle útil. En nada me dijo; y ahora, en secreto, y sólo para usted voy a decirselo todo. Yo soy japonesa, desem LEONARDO MONTALBAN Aberdo del City of Panama.
Amé mucho la vida Amé mucho la vida. Jubilosas las horas me brindaron su alegria y mi alma como una praderia florecia en la vida de las rosas.
Amé todas las cosas. La dorada amplitud del desierto; amé la bruma, la floración sedátil de la espuma y el dolor de la carne macerada.
Amé el rio de cauda trasparente que, al pasar por el pueblo solitario, le hunde, como un dolor, el campanario su trágica silueta, mudamente.
Amé la ilusionante lejanía de la aldea, del valle, de la cumbre; la aridez de las rocas y la herrunbre musgosa y milenaria de la umbria.
Amé el lloro de eglógicas esquilas, de las espigas el fecundo germen, y las hebras de estrella que se duermen en el agua sutil de las pupilas.
Ame todas las cosas! Fui pagano en mis sueños de artista y en el beso; fui mistico en el éxtasis del rezo, y en cada insecto adiviné un hermano.
Con la fé y la confianza del de Aquino, urdiendo ensueños con fulgor de estrellas y preseas de sol, marqué mis huellas y avancé sobre el polvo del camino.
Peregriné por la encantada riba de mi fértil vivir, sin que una sola flor de ensueño no abriese su corola al paso de mi planta sensitiva.
Supe y aún sél. del vuelo de Pegaso.
Inquirí las urentes soledades, y fuí Pan ictorioso ven las Oreades que ensangrientan sus ojos en ocaso.
No hubo en mi sendero horas macabras; en todo me alegre, goce con todo, y comulgó mi espiritu en su exodo una red armoniosa de palabras.
Detuve mis anhelos en los rojos labios de una novia; y en el claro pozo de sus pupilas bebi el raro licor de la tristeza de sus ojos.
Excelsa iniciación. Su realeza inició en mi vivir la dulce clave de una suave tristeza, tan suave que fué como una fuente mi tristeza.
Anclado en ese amor, sutil y fuerte, mis sentidos en calma se durmieron aguardando una flor que sólo vieron las aguas tenebrosas de la muerte.
Por eso en nada creo! Ya no siento ese amor infinito por las cosas; ya la vida fecunda de las rosas ha batido una ráfaga de viento.
Porque cuando sembré mis más queridas soñaciones, la vida me hirió tanto, que en vez del agua inútil de mi llanto la fe se me fugó por las heridas. RESTREPO RIVERA Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica