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12 PÁGINAS ILUSTRADAS El mar no está revuelto.
voz tarareando una antigua cantinela. No.
Avanzaron en silencio. Ni hace calor. Qué rato tan delicioso, jemljem. No. Mucho, dijo Oscar, hay que repetirlo. Ud. le gusta el pescado?
Alfredo neceaba cerca de Marta. Poco. Deme ese clavel. Qué graciosol Pues mi me mata No.
todo lo que es pescado: el atún, el salmón, Demelo.
el arenque, la sardina, el. cómo se lla. Pero hombre!
ma ese que.
Llegaron a la casa. Se despidieron. Al No sé.
estrechar Oscar la mano de Marta sintió Sí, sí, ese que nada muy bien. como que un efluvio de juventud y de Como todos.
amor le venía de muy adentro. Ah! el bacalao. Ud. ha comido el. Marta, ese clavel es mío.
bacalao frito. No, Ud. no me comprende.
No. Démelo, Marta. Pero por qué está Ud. triste. No, señor, las cosas no se piden, se. Yo? No. Será talvez por no haber conquistan: nada ha hecho Ud. por concomido bacalao.
quistarlo. Qué divertida! Me lo explico, siem. Esta bien, adiós!
pre que la molesta algún necio.
Alfredo estiró la mano para despedirse. Ahora. que a mí si me lo da. Es decir, antes. Ud. Ud. si. Cómo?
Los ojos de Oscar buscaron aquellos Ese Oscar.
ojos profundos inteligentes. Eran todo. No señor, eso no es verdad. por qué una revelación, pero talvez todo un se atreve Ud. decirlo. Se lo diré: enigma.
Oscar, Oscar.
Se retiraron los pollos. Por Dios, Marta. Has triunfado, Alfredo, te felicito. Este Alfredo tiene sus ocurrencias. Gracias, hombre, así son las mujeres.
Alfredo estaba pálido. dice que Ud. Lo has dicho, así son las mujeres. Marta!
Mais tarde la luna asomaba su pupila No ha comido nunca bacalao. de plata por la linternilla del cuarto de. Ah!
Marta y vio que una niña de ojos pensaOscar, con marcada indiferencia, sin dores lloraba de hinojos frente a la imavolverse casi, respondió: gen de María colgada del lecho. Es cierto. Luego siguió su asunto. Más tarde todavía, mejor, más tempraPues bien, esa zona es riquísima, cuando no, la aurora corrió su cortinaje y vió a 70 estuve allí.
Oscar aún sin desvestirse, hundida la caV beza entre los brazos. Sobre el escritorio.
Eran las diez. La barca se detuvo fren unas cuartillas borroneadas dejaban ver e al muelle y los paseantes subieron a la cstas palabras dolorosamente rasgueadas: Slataforma. El barquero se alejó con ruiAsí son las mujeres.
lo de remos, luego se oyó lo lejos su LUIS DOBLES SEGREDA Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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