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Pagina LA INFORMACION Domingo, Setiembre de f013.
Para epílogo del drama sangriento del domingo próximo pasado en esta capital La muerte de Maria Teresa Silva, que fue como un compendio del dolor de su vida, me ha hecho sentir más indignación que tristeza, a pesar de haber sido un devoto de su sonrisa. precisamente porque casi nadie comprendió que significaba un triunfo de sus años, sobre las desventuras de su cuna y el infortunio de su casa. Porque casi nadie supo ver en ella lo que fue: una floración de pureza y de esperanza. Algo como una ingenna salutación de niña a las alegrias de la mañana. Como una plácida plegaria de virgen, ofrecida a las glorias del amor. como un madrigal concebido para fiestas de trovatores fiestas de amor y de poesía que hubo de ser recitado, sin embargo, en zambras de rufianes.
En torno de esta sonrisa rondaron siempre las asechanzas, como bestias de la selva alrededor de la hoguera que guarda con sus llamas, por las noches, la tienda amedrentada de los peregrinos. Ella las concertaba con su luz, como a las fieras La llama, y del mismo modo que ésta las mantiene a prudente distancia con su calor, detenía aquella sonrisa las asechanzas con su candorosa dulzura y nunca pudieron empañar el corazon.
Capripedos salvajes muchos jóvenes de la bohemia licenciosa, más truthanesca que sentimental y nada idealista, so lanzaron al asalto de aquella boca para arrebatarle su destello e sol; pero sonrio siempre, por inisteriosa virtad y aun pudo iluminar su agonia, que fue como el deshojarse de una magnolia sacudida por un brusco golpe de viento. Nacida la niña para el ensuefio, con derecho a ser el de las más gentiles aspiraciones, sólo fue en esta urbe en que la luna no es el encanto sino el martirio de los trasnochadores, objeto denigrado de codicias que más de una vez atentaron contra su vida.
Muchas noches se detuvieron frente a la casa de la niña pomposos antomóviles llenos de. ebriedad y de lujuria, y con rabia desesperante de fracaso, vaciaron sobre la puerta montones de blasfemias y ultrajes que sonahon al caer como puñados de dinero. Yo he visto una noche a la policia defender la puerta de que fuera forzada. en esa casa se conservan cartas con membrete aristocrático, yo no sé si de banqueros, de comerciantes o de funcionarios del Estado en que se pide el precio de la virSeñorita Maria Teresa Silva yen. a ella personalmente casi no se le dijo nunca palabra que no contuviera una solicitación Lievada por impulsos de su sangre, aceptaba muchas veces las lisonjas, pero no les permitia transformarse en seducciones. Cuando asomaba en ellas el estilete avieso, como una serLa vida de esta niña, que sello de espejo. Sin embargo, la Todo eso, y la perversidad de fienden y la lloran. Sólo a ellas, piente entre un ramo de rosas, deshacia en llanto al conjuro de fantasia del despecho, ha amue llos conquistadores derrotados y por cierto, les mostro, como su las rompia con un oportuno y vi la soledad, o cuando la ampara hlado su pobre casita, con sillo la falsia de los que buscan glo arca de joyas, los secretos de su goroso desdén. Quizá las con ha la sombra de los buenos cari nes de raso y esquineros de no rias donjuanescas en el relato de angustia. Se lamentaba, llosintiera porque a pesar de ser ños, tendia a buscar, no obstan gal.
mentidas aventuras, y el despe rando, de su vida, y les confiaba amenazas constituían su dete el manantial de sus lágrimas.
fensa. porque a pesar de ser Ese fragmento de espejo era cho y la envidia de ciertas mu con desesperanza, que no habia agravios, le procuraban fugaPor arte de sus manos exqui un símbolo en sus manos, jeres, y el error, todo eso se ha en sit animo ni en torno suyo ces resarcimientos de sus inti sitamente habiles, le prestaba a Porque desde muy niña la afundido bajo la conmoción de su fuerzas de inhibición bastantes mas congojas. Quien sabe si sus trajes gracias simuladoras costumbró el vicio de las gentes muerte, en un hacinamiento de para sustraerla al rigor de un habia aprendido la voluptuosi de lujo y de riqueza, que con a no mirar sino un fragmento de calumnia y de infamia, que no medio social, que por una sendad del peligro, que fue enton trastaban con la miseria de su la vida. Concentrados todos los logrará ser más alto que la cruz ces en su vida resumen de osas casa donde sólo ha habido bara ojos en las gracias de su cuer de su tumba, de la cual penden tencia tacita, la había destinado antitesis de la naturaleza, ofren pos para cubrir el cuerpo de su po, acaso llegó a creer, a pesar flores de inocencia y de cariño, al escarnio. Nuestras escuelas, dadas por el misterio al ensue madre, santificado por la ancia de haberlo salvado, que los atri Alli están los versos nimbados que no educan más que la mono de los hombres, en las coro nidad. Las horas del dia las de butos de la existencia se com de tierno desconsuelo, de José moria y la inteligencia, que no las de las flores venenosas, que dicaba al amor de sa costurero, pendian en la banalida de in Maria Zeledón, que fue su ami educan el sentimiento ni la voson a la vez un encanto y un que solia recompusarla lujosa forma.
go, y la defendió y le dio conse luntad, bien poca fuerza transdolor.
mente. Me contaba una amiga El cariño de una amiga, que jos, muchas noches, mientras el fundieron en su psiquis para la Esa complicada psicologia de de ella, que el último traje que ahora la llora sinceramente, ie fanal de la esquina esfumaba en lucha con el turblón de asedios ciertos aspectos del corazón, que vistio, pudo parecer finísimo, permitió de tarde en tarde a la calle, junto de la casa, anor que era una tormenta sobre su parecen construidos de series for privilegio de su aguja, sien disfrute de placeres extraños a males siluetas palaciegas.
torre de cristal. En cambio, de contrastes, o de paradojas, do hecho de telas burdas y bara la modestia de su hogar y neceCarmen Lira, nuestra más de cuánto vigor le han dado, a fuermantiene sorprendido al análi tas. Sin embargo, la maldad de serios para resistir las pesadun licada artista, la tuvo muchos za de alterar ciertos conceptos sis con la sutilidad de sus traus los murmuradores quiere supo bres alojadas allí, donde si dias cerca de su corazón para fundamentales de la vida pura, formaciones, que son una cons ner ahora que pasó por la vida la desgracia de dolorosos atavis resguardarla.
al irrespeto para las excelencias tante solicitud de verdad a los vestida de sedas. La última vez mos puede ser una mancha, la Todas las gentes de alta sen del corazón femenino, que es cavanos regocijos de la metafista que recuerdo haberla visto esta grandeza de heroicos sacrificios timentalidad, las únicas que si ya, entre nosotros, un dogma ca y de la ciencia experimental ba peinándose ante un fragmen es una redención.
fueron buenas con ella, la de social, de cuyo dominio habrá Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Migluel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
que defenderse ensangrentando espadas La muerte salvó tal vez a Maria Teresa. Empero su desconcertante superioridad no ha sido respetada. El manto de dolor en que arropó la cabellera de la virgen, han podido mirarlo, sin cerrarse, los mismos ojos encendidos en lascivia que a ella 7a siguieron por la vida. Baste saber que se han vendido en muy pocas horas, dos centenares ile fotografias de esa niña, y que apenas si alguna no ha caido en manos que cada rato la lleven a los labios con un gesto profanador de irredenta lujuria.
Sus funerales, por una buena porción de los concurrentes, casi no fueron un contristado acompañamiento del cuerpo, sino su última persecusión.
Dias antes de morir, uno de sus cortejadores, cuyo nombre guardó ella, le pregunto si se casaria con Gonzalo Beltrán; y como su respuesta fuera casi afirmativa, airado tal vez, le dijo: será una DICHA para todos los amigos.
Los amigos que anhelaban esa dicha, la raataron. ComunicaTon a sus miradas, con sugestiones veleidosas, inocentes jovialidades, que excitando la pasión, para mi sincera, del joven prisionero, convirtieron en tempestad el impulso que debió haber sido beso generoso Porque estas fuerzas del corazón son asi: indomables, traidoras, cuando no puede sujetarlas a su designio la voluntad puesta on tensión por un ideal. La corriente eléctrica que es, a nuestro capricho, luz, calor o sonido, se rebela por instantes y mata también. Qué no han de hacer estas otras corrientes del alma, que si son luz en el libro, calor en el cariño, y música en el pooma, escapan a la organización de un mecanismo que permita dirigirlas?
Son las fuerzas eternamente incomprendidas que permitirán un dia, como predijo Berthelot, que se vea grabada la silueta de Alejandro, en las rocas donde se sentara a reposar después de los combates. permitirán asimismo cuando se las conozca, que pueda reconocerse donde quiera que ella brillo, la dulce sonrisa de la virgen muerta. Esa sonrisa que fue una estrella de idealidad en una noche de egoismo, y que será entonces un trazo luminoso de reproche sobre un fondo oscuro de arrepentimiento.
OMAR DENGO (SIGUE LA INFORMACION GRAFICA EN LA PAGINA Dea Alejandro Silva, padre de Maria Terea

    Omar Dengo
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