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embargo, un minuto de reflexión la hizo volver a la realidad. Creyó que los jóvenes volverían, que pasarian de nuevo frente a ella y que era pruden(Traducido por Gerardo Castro) te no correr el riesgo por segunda vez, de ser conocida. Entonces precipitaTodos los años al llegar el mes de bajó la escalera y empujó la pesada damente bajó del pedestal y sin hacer junio, el barón y la baronesa de la puerta del castillo. Un instante des caso de las hierbas altas qtre le acari.
Coste iban a instalarse a Marlotte. Allí pués se encontraba fuera, en plena ciaban los brazos, a las gotitas que poselan un castillo y un parque, y a noche.
saltaban sobre ella cuando metía el menudo en el tren de la tarde llegaban Entonces fue cuando sintió una es. pie en el arroyo, corrió hasta el casti.
algunos amigos, con la perspectiva de pecie de embriaguez, Corrió sobre el llo y subió las escaleras en tinieblas.
hacer largos paseos en automóvil. En césped, y las pantuflas que la incomo Pero en cuanto estuvo sola en su alcocuanto comían, charlaban fumando daban, cayeron al instante. Ella las ba, bien rebullida en su lecho, la cigarrillos. Pero aquella tarde, las abandonó. La impresión de la hierba baronesita apagó la lámpara y esconvisitas se retiraron temprano con áni en sus pies desnudos, le agradaba. dió la cara bajo las cobijas, pues se mo de madrugar para el paseo. Más lejos atravesó un arroyo, un poco sentía llena de vergüenza y confusión.
Sola en su tranquila alcoba, donde recogida, pues el agua le pasaba los la pantalla rosa amarilla de una lám. tobillos. Se internó entre los olmos y ANDRÉ DUMAS para de columna, dejaba filtrar una los tilos. Allí la hierba, más alta, acaluz discreta, la baronesita comenzaba riciaba sus piernas al pasar. Iba siemSi quiere Ud. comer sabroso hoy, pordulcemente a desnudarse. Como ella pre buscando los senderos más oscuros, véase en La Marina de las exquisitas no era de la partida, no necesitaba bajo los árboles más espesos. Toda el conservas de la acreditada Fábrica de Lenzburg acostarse temprano. Sonrió al vene. alma primitiva de un fauno vibraba ciano que reflejaba las gracias de sus en ella. veces se detenía, aphelante, veintiocho años, y negligentemente en los bosquecillos misteriosos que la Los Caballeros de Colón desabrochó su vestido de crespón pá seducían. Pero tan pronto como llego, lido y su corset de satin rosa. Uno des. le parecía que el paraje se aclaraba.
en Versalles pués del otro, en barrullo de tafetanes Ya no encontró el misterio que busde cambiantes colores, de batistas, de caba y renunció a descubrir ese sitio PARIS, setiembre. Havas News valencianos y de cintas, sus, vestidos impenetrable y divino, que constituía Service. Landry Ministro de Marina, cayeron derribados a sus pies con un el corazón mismo del parque.
dirigiéndose en Versalles a los Cabaruido suave. En seguida se puso un De repente, la baronesita tembló.
lleros de Colón elogió a la Marina de peinador de verano, calzó sus pies Acababa de oir un ruido de pasos, en los Estados Unidos y afirmó que la con unas pantuflas que estaban tira el callejón. Dos sombras negras se gran estimación que Francia experidas sobre la alfombra, y cogió una aproximaban lentamente. Eran dos mentaba por ella se había aumentado novela a la que sólo un capítulo le invitados de su marido, dos jóvenes, considerablemente con su glorioriosa faltaba leer.
seducidos también por la dulzura de participación en la gran guerra. LanAl concluir el libro, Mme. de la aquella noche encantadora. Qué dirían dry rindió un tributo de admiración a la Oficialidad americana cuyo celo, Coste quedó un momento pensativa, ellos si la vieran así, a aquella hora y Fatigada por el calor de un radioso con aquel traje? Por desgracia ellos resistencia y heroismo excedía dijodía de primavera, se sintió todo aquel venían justamente por el único sena toda ponderación. El Ministro de día cansada. Pero las horas de la no dero que conducía al castillo. ImposiMarina hizo constar el culto que Franche le eran agradables y en aquel ble regresar sin ser vista. Los ramajes cia tiene por la Libertad y la Justicia momento no tenía ningún deseo de no tenían bastante espesura para oculcuyos beneficios desea ver extendidos dormir. tuvo la idea de apagar la tarse. En un instante, la baronesita se a todos los pueblos de la tierra, termilámpara, para no ser vista, alzó las creyó perdida.
Dando por afirmar que los más vehepersianas y se asomó a la ventana. Era necesario salir, no importaba mentes deseos del pueblo francés sin El parque se extendía ante ella. La cómo. La audacia salvaría la necesicontar siempre con la valiosísima coonoche era deliciosa, llena de espesas dad. Le vino una idea, desde luego peración de la Armada armericana sombras, pues la luna no había salido.
vaga, casi irrealizable, que poco acla para la completa realización de sus Era una de esas noches perfumadas, raba. Se acordó que el viento del más grandes ideales.
que vierten en los corazones y en los invierno pasado había tumbado una En todas partes, PONCHE La Gran Señora cuerpos de los hombres, inexplicables estatua. Por qué no ocupaba ella el deseos de ternura y de amor. La lugar de la ninfa derribada? El promadreselva que subía los muros del castillo, desprendía un perfume pene escoger otros medios. Ligera corrió trante. El aire tenía murmurios, cari. hacia el pedestal. Dejó sus últimos Vista la renuncia presentada por cias y cosquilleos. Entre los mármoles, vestidos y quedó desnuda en medio el señor José María Alfaro Cooper del nayades desnudas o bacantes enla de la noche. cargo de Jefe de la Oficina de Canjes zadas. cuyas blancuras se destacaban El brazo derecho levantado, la piery Depósito de Publicaciones anexa a sobre los pedestales oscuros, había una na derecha ligeramente arqueada, y la Biblioteca Nacional, el Presidente atmósfera de ternura. De vez en cuan el peso del cuerpo sobre la izquierda, Constitucional de la República, acuerdo el viento agitaba las ramas altas. semejaba una diana cazadora. diez da: aceptarla y disponer que las funDe repente, en el fondo de una ave pasos de ella, parecía una verdadera ciones que desempeñaba el señor Alnida, se oyó un gemido vago, como si estatua. La noche bastante oscura, faro, sean agregadas a las que coen la ra, un árbol se hubiera completaba la ilusión.
rresponden al Director de la Biblioteca extremecido de deseos. Después, du Temblando, esperaba con los ojos Nacional.
rante un momento, un risueñor lleno cerrados para no ver a los que iban a de pasión, vertía toda su alma en un pasar. Algunos metros de césped la «Lagolinas es la mejor de las pintulargo canto melodioso.
separaban del camino por donde los Tas preparadas que se conocen. LataEnvuelta en perfumes, atenta al jóvenes avanzaban, fumando cigarride libra en los colores blanco, azul, verde y carmín. Pidalas en La Marinas, menor ruido, con el deseo en aquellos llos. Cuando estuvieron cerca, le pamomentos de llorar, Mme. de la Coste reció que su corazón no palpitaba.
contemplaba el parque. La avenida principal salía del castillo, atravesaba qué lindo mármol! Este hizo un gesVisto un reclamo presentado por una platabanda cespeada, después se to: Sí, es viviente. Mirad como la el señor Ventura Fuentes Chaverri divisaban pequeños senderos azules, línea de caderas es flexible, y cuan que desaparecían en medio de los tilos. graciosa es la actitud. La baronepara que se le pague la suma de tres Se adivinaban, en el fondo del parque, sita sentía las miradas posadas en ella, mil seiscientos dólares a que asciende retiros floridos de impenetrables pro en contorno de las curvas y enrojeció en seis años el auxilio de cincuenta dólares mensuales con que fué agrafundidades.
de vergüenza, de miedo y también La baronesita respiraba con delicia pudiera ser, del placer al ser admiciado el joven don Oscor Fuentes rada.
Barrantes, hijo del reclamante, y que los tibios vahos que llegaban de los pinos. Una voluptuosidad melancólica Los paseantes siguieron el camino.
actualmente se halla estudiando me.
la embriagaba. Poco a poco un deseo El ruido de los pasos disminuía con dicina en la Universidad de Loyola, extraño, inexplicable, se apoderaba la distancia. Pero cuando desapare Chicago, se acordó de conformidad.
de ella. Era una necesidad de huir en cieron, la baronesita no se precisó por la noche, de perderse en el bosque, quitarse del pedestal. Confundida y de confundirse con la vida instintiva al mismo tiempo embriagada por el de los insectos y de las plantas. Toda peligro que había corrido, quedó in.
la seducción del misterio, toda la enmóvil, temerosa, casi sin moverse cantadora seducción del miedo, la para no perder la sensación extraña turbaba.
que la turbaba deliciosamente. HubiePor fin, la tentación era ya tan ra querido quedarse así por más tiemfuerte, que no la pudo resistir. Es.
po, expuesta al perfume de las rosas tando ya decidida, vió que todas las y a la mirada de las estrellas. como ventanas estaban sin luz. Entreabrió permanecía en su posición, le pareció la puerta, toda la casa dormía. Pero que ella misma era una estatua. Sin al atravesar la alcoba, vió su imagen en el veneciano y se apercibió por el is No compre usted sus vesespejo que estaba casi desnuda. Qué tidos antes de ver el gran surimporta, después de todo o pensó. Ninguna persona me verá. se tido que está para llegar a la decidió. tientas, como un ladrón, tienda Al Siglo Nuevo.
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