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Domingo, 19 de Junio de 1921 DIARIO DEL COMERCIO Página KE BURADAME DEBAB Página del domingo KEK El dolor de la mujer burlada La cautiva La rutina con Magdalenas hay que lloran des ca el deber. el amor, la conseconsoladas y abatidas la ausencia cuencia, la lealtad, la religión y de un amado que huyó como un la paz. es tan pura y es tan alba.
cobarde luego de perderlas. Hay que merece la devota, la sumisa quienes gozan con el dolor de y venerada admiración. Por la una mujer burlada y escarnecida, mujer el hombre es triunfador de divulgando el secreto, que por la muerte, por la mujer se llega a honor de caballero debieran ca una cumbre y por la mujer se alllar, con la audacia inconcebible canza un ensueño de un amor que del que tuvo un instante de remor. es para nuestra vida de renovadimiento, porque quien de ese ción y de lucha, de energía y de modo procede no debe haber te trabajo, el dulce consuelo de un nido una madre que fecundara la beso enviado por Dios. Cómo.
tierra generosa.
pues, condenar a una mujer? PláLa mujer es un devocionario, cenme las que alientan, las que en cuyas páginas selectas el espí sueñan con la caricia de una luna.
ritu del hombre no otra cosa de con el rumor del mar, las que diberá leer que una santa oración. vinizan un rayo de sol, las que Porque mujeres son nuestras her con la mirada altiva, el ademán manas, nuestras hijas y mujer es imperioso nos enseñan a no odiar nuestra madre, ila Madre Bendial prójimo, a no morder al her.
ta! La mujer es suave como mano, a amar al amigo y a bendetrino, delicada como una flor, ar cir a Dios.
moniosa y sutil como una balada.
Ella nos manda con los ojos, pero suplica con los labios. Nos supliPEREZ CANEPA Cautiva que entre cerrojos, frente a la angosta ventana dejas espaciar los ojos por la campiña lejana. De qué te sirve tener en el pecho un ansia viva, si eres libre para ver. y para volar cautiva?
Siento mayor la amargura de tu mal cuando te veo con las alas en tortura, y en libertad el deseo.
Preso el pie y el alma alerta ¿Qué morir frente a la vida. Para qué ventana abierta si no hay puerta de salida. Alma cautiva y hermana que en la campiña lejana dejas espaciar los ojos. qué te quiten los cerrojos o te cierren la ventana!
La rutina es esqueleto fósil cu marchar hacia la verdad que en yas piezas resisten a la carcoma llegar a ella.
de los siglos. No es hija de la ex En todo lo que no hay de preperiencia: es una caricatura. La juicios definitivamente consolidauna es fecunda, y engendra ver dos, los rutineros carecen de opidades; estéril la otra, y las mata. nión. Sus ojos no saben distinguir Acostumbrados a copiar escru. la luz de la sombra, como los papulosamente los prejuicios del lurdos no distinguen el oro del medio en que viven, aceptan sin dublé: confunden la tolerancia controlar las ideas destiladas en la cobardía, la discreción el laboratorio social: como esos con el servilismo, la complatenenfermos de estómago inservible cia con la indignidad, la simulaque se alimentan con substancias ción con el mérito. Llaman senya digeridas en los frascos de las satos a los que suscriben mansafarmacias. Su impotencia para asi mente los errores consagrados y milar ideas nuevas los constrine conciliadores a los que renuncian frecuentar las antiguas.
a tener creencias propias; la oriPueblan su memoria con máxi ginalidad en el pensar les produmas de almanaque y las recitan de ce escalofríos. Comulgan en totiempo en tiempo, como si fueran dos los altares, apelmazando sentencias. Su cerebración precacreencias incompatibles ria tartamudea pensamientos ado mando eclecticismo a sus chafacenados, haciendo gala de simple rrinadas; creen, por eso, descrizas que son la espuma inocente de bir una agudeza particular en el su tontería. Incapaces de espolear arte de no comprometerse con su propia cabeza, renuncian juicios decisivos.
cualquier sacrificio, alegando la inseguridad del resultado; no sospechan que haya más placer en JOSE INGENIEROS y llain Enrique González Martínez a El mundo Dulce pecadora Poema de la pequeña luz La flor de la vida forzado a fingirla ante un pedazo Romance amoroso estrella de oro sobre la inmensu El mundo es la representación de la sensibilidad y del pensamiento de unos pocos hombres La niña de los negros ojos y gil y esbelta, se pierde a lo lejos de la mirada inquieta, va todas superiores, los cuales lo han crea en la verde avenida.
las tardes al lago. Allí en intimi Es una dulce niña, que sus sedo y hasta ampliado, adornado dad con las serenas aguas, conen el transcurso del tiempo, y concretos sólo a la suave brisa continuarán ampliándolo y exornánfía sus pesares a la leve brisa. fía. y sólo consulta a las tranCuidemos de la pequeña luz tal, Anoche, mientras meditaba en sidolo en lo futuro. El mundo, coquilas aguas del lago sereno.
lo hace el avaro con sus onzas de Después de profundas medilencio, la vi crecer de súbito hasta taciones, se levanta, se va al bos Dichosa, porque si es pecadomo aparece hoy, es un don mag.
oro. Noche a noche, a la hora convertirse en una llama viva y nífico y pródigo de los pocos a los que, sin rumbo fijo, como si va ra, su confesor, más discreto y del grave recogimiento, avivémos fulgente. Fué entonces cuando, muchos, de los libres a los esclagara su espíritu por otras regio silencioso no puede ser.
la sin cesar porque la menor os ante mi mudo asombro, me dijo el vos, de aquellos que nsa cilación bastaría para extinguirla.
nes.
secreto de su irradiación: sienten a aquellos que deben tra.
Cuando la noche comienza a ¿Qué sería entonces de nosotras Yo soy de la tierra.
bajar.
caer, la silueta de esta niña, fráRENE CESAR sin esa pequeña luz?
Yacía sepultada en lo más inYo he reconocido como la más Sumidos en las profundidades violable de vuestro Sér; pero los alta de mis ambiciones el deseo de del Sér, como el minero en el fon desvariados afanes y el ciego tor0 aportar cualquier ornamento, de do de su mina, sólo ella nos guíabellino de tus pasiones, impedíanañadir un valor nuevo a este hu a través de las tinieblas que a me brillar con la intensidad conmano mundo que eternamente nuestro paso avanzan.
que hoy lo hago. Cómo puede cree en belleza y dolor. ser clara y límpida la luz de una Muchas veces creímos que to linterna cuyo aceite no sea consPoesíal Dón de esencia divina, un hospital, y la hallaréis en la GABRIEL ANNUNZIO do era oscuridad en torno del tantemente purificado?
aliento de Dios, flor de luz sem desesperanza del que muere y en Hombre; mas luego, interrogando Desde entonces noche a noche brada por El donde quiera para el anhelo del gi espera vivir, en nuestra propia sombra, surgió la a la hora del grave recogimiento, hacer a los hombres dichosos! la mentida alegría de quien se ve pequeña luz. Brillaba como una yo cuido de la pequeña luz como El poeta la recoge en sus rimas, un avaro sus onzas de oro.
el pintor en sus cuadros, el mu de su alma; asomaos a esa calle noche sin fondo.
sico en sus notas aladas, el artista, desierta, y la veréis en los labios. Paje mío, paje mío, en fin, en su obra, si ésta ha de y en los ojos de dos enamorados: díme, por qué estás tan pálido?
Dueño soy de la pequeña luz.
MANUEL DE CASTRO ser bella. Todos también la ve corred a una cárcel oscura, y la Son dos lises tus mejillas, mos lucir y la sentimos palpitar en sentiréis en las canciones de los dos azucenas tus manos.
el silencio de los campos tranqui presos, hondos alaridos de pena Las ojeras de tus ojos los, infinitos como su creador, en o gritos alegres. esperanzas de como los lirios morados.
la inmaculada blancura de las pronta libertad. id al campo en la Pasé la noche, a la hma, cumbres gigantes, en la revelado primavera, y ella saltará en el ra solemnidad de los crepúsculos, canto ingenuo del zagalillo, id en por tus jardines vagando; en las estrellas de la noche calla el ardiente verano y sorprendedla y el perfume de tus rosas me puso el rostro tan pálido.
da.
en la mozuela que arrima un cán.
Al culto escritor Joaquín Vargas Coto el rocio de las flores al ama taro lleno de agua a los labios de Si el perfume de mis rosas necer, y el temblor de los nidos un segador, que de sed se abrasa; la color te ha cambiado, en las ramas, y el brotar del agua contempladla en los rostros de los entra esta noche, a la una, Ya detrás de la noche, en el oriente en la roca, y el dormirse plácida pescadores que al amparo de sus por la ventana, en mi cuarto.
rompe a la niebla un pálido celaje: mente en los lagos, y el secretear velas se van mar adentro, llevan. Te haré volver los colores que perfila a lo lejos el paisaje del aire en los bosques y en las en do siempre sobre si la tremenda con las rosas de mis labios!
entre la bruma gris y opalescente, ramadas, también son poesía. amenaza de lo desconocido, y en El paje, al sonar la una, Poesía son, y todos sabemos la novia llorosa y trémula que descruza el salón del palacio.
pide al novio que a la guerra se Canto: mas entregándole paciente comprenderla. Pero hay otra poeCalza sandalias de seda sía, no menos bella por más es va, y en la otra que enloquece de cación a Dios, un cántico salvaje para andar sin ser notado, condida y oculta, flor también de júbilo y aletea como una paloma y en el cuarto de la infanta se escapa de las frondas del boscaje, licada y preciosa, que no nace en porque su novio de la guerra vuelpor la ventana se ba entrado.
dando gracias al sol resplandeciente.
el mar ni en la tierra, sino en los ve; y percibidla, en fin, y miradcorazones, y que entre lágrimas y la por vuestros propios ojos, por El sol doraba el Oriente; El ave oculta tras las verdes fronda entre risas irá siempre donde los encontrarla aun más allá de la cuatro veces cantó el gallo, te saluda después de tanta espera; hombres vayan.
muerte misma, en las desgarrado y entre los altos rosales. Flor impalpable de aroma sutil, ras inscripciones de los sepulcros el paje torna callado, y en el bosque, las soledades hondas.
que brota al calor de los extemos pobres.
como una sombra sin vida, besos de las madres, mitad oraPocsia del corazón! Vives en la igual que um muerto de pálido.
En Oriente la fúlgida lumbrera, ción, mitad caricia, que abre sus risa y en el dolor, tienes luz del Dablaban lentas y tristes derrama tibia luz en suaves ondas hojas al aire de los suspiros rubo. día y sombras de la noche, y eres, las campanas de palaciol caal larga y esparcida cabellera, rosos de las muchachas, y que re para quien sabe hallarte, fresca en el rincón más oscuro gamos todos con nuestro sudor o brisa que crea la frente, y beso de rel ruinoso camposanto, con nuestra sangre.
amor y do consuelo!
por orden del rey, dos bombres CLEMENTE ALPIREZ Subid a un palacio y allí la enma fosa están cayendo!
contraréis en los sueños locos de una princesa; bajad a la sala de Alvarez Quintero Francisco Vlaspesa San José, 20 1920.
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Alborada

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