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Página Domingo 26 de junio de 1921.
DLARIO DEL COMERCIO 303 MAPIN Página del domingo Invocación marina La adversidad en Album del Diario del Comercio Sonreir Viajar! Siempre viajarl Hacia y que, aun lejos de las playas, hechi.
No es bienestar ni la vida tran Así como haya hierbas que necedónde? Qué importa el puertol zados por la sal, se quedan soñanquila dice Smiles la que ejerci sitan ser exprimidas para que diUn mar, una nave, y una costa que do para siempre con el ruido del ta a los hombres, sino las pruebas fundan su más grato perfume, así me esperel Qué sabe de brúju mar.
y las dificultades. La adversidad también hay naturalezas a las que las mi corazón lleno de inquietuJuan Ramón Avilés es la piedra de toque del carácter. les es necesaria la prueba del sudes? Quédese el piloto con la esfrimiento para hacer resaltar todo trella del Norte, que para mi anaquello que haya de bueno helo basta una estrella del mar!
ellas. Las pruebas descubren con Un barco para ir a la conquista frecuencia las virtudes y sacan a peranza, y un mástil que se eleve luz los adornos ocultos. Ciertos al cielo con una bandera, para hombres, en apariencia inútiles e saltar, al fin, sobre la arena de irresolutos, hallándose en situacioesa tierra ignorada, el nebuloso nes difíciles y complicadas, han Lejos a donde el alma quiere lemostrado algunas veces una fuervantar sus vuelos.
za de carácter que nadie hubiera Un barco para ir a la conquesta sospechado nunca en ellos; y allí del Destino joh Jasón de los áudonde antes no había más que reos toisones! al través de cien debilidad y cuidado de sí mismo, mares azules y remotos. Un barvemos hoy la fuerza, el valor y la co, loh, Ulises! para el naufragio abnegación: entre tablas rotas y espumas; y ganar al nado, con la vida, las isSANTIAGO RUSINOL las de aguas claras, surgidas de la mar como milagros verdes. Oh, mi dulce, mi suave, mi celeste Penélope, yo volveré hacia ti para tender el arco, mientras el perro fiel, saltando de alegría en nuesLuciano es de opinión que nos tra puerta, me dé la bienvenida!
riamos de las locuras comunes de tú, mi hermanita menor, destodos los sectarios. El fué la priata para mí tu fe sencilla y blanca.
mera aparición de esta forma del Cierra tus manos cual se cierran ingenio humano, de la cual fue las conchas del mar, y reza tu oraVoltaire la completa encarnación, ción ante la enflorada estampa y que por muchos aspectos es la donde se consumen los cirios y verdadera.
muere la azucena.
Siendo el hombre incapaz de Un mar listo para las estelas, y resolver seriamente ninguno de una nave en que, cuando no cante los problemas metafísicos que él el mar, canten los marineros. ha tenido la imprudencia de prosi nadie al partir me agita su paponerse, qué debe hacer el sabio ñuelo, alguna gaviota habrá que en medio de la guerra de las reliquiera decirme adiós.
giones y de los sistemas? AbsteMar amargo que dulcificas la nerse, sonreír, predicar la toleranvida del marino, dulcifica la mía: cia, la caridad, la benevolencia quítame el tedio de la boca y pon sin pretensión, la alegría. Lo maen ella una pipa, o una canción.
lo es la hipocresía, el fanatismo, Que las tempestades hagan canla superstitción. Sustituir una sutar su orgullo a mi bandera, y si perstitción por otra, y prestar un el barco se pierde que ella sea la mediocre servicio a la pobre huúltima en hundirse, rebelándose, manidad. El remedio radical es el como yo, bajo la fatalidad de los de Epicuro, que corta del mismo cielos azules.
golpe la religión pagana y su obDel eco de la ola que revienta Señorita MARGARITA HERRERO jeto, y los males que ella trae cony de la ola que pasa, del ruido sigo. Luciano nos aparece así cocreciente de los flujos que riegan Margarita de ilusiones y de rosas tiemblan de envidia al ver talos palidece ante el coral de mo un sabio extraviado en un de conchas la arena tornasol, del ensueño, frágil como el alma de tus mejillas, y la grana de sus pé tus labios. Margarita soñadora: mundo de locos. El no odia nada, chirriar de las áncoras, de velas tus rosas, soñadora como un rasi de tus ojos nace la noche tene ríe de todo, excepto de la verdad.
latinas, de todo ello viene lleno yo de luna en la serenidad de un brosa, de tu cara de virgen desmi corazón como los caracoles claro estanque: no ves como las tellará la aurora ERNESTO RENAN arvoa La canción de las ingenuas Nieblas LA CASA CIEGA Cómo me pones triste, mañana gris de invierno.
Yo siento tu tristeza dentro del corazón, también tu niebla empaña mi florestal interno y llueve entre mi alma toda en desolación.
El escudo de piedra berroqueña con sus quinas, su escala y su castillo en el ruinoso muro de ladrillo su altiva cicatriz de gloria enseña.
El sol quiere alegrarte con su lumbre indecisa y el agua te aletarga en lánguido sopor, como una niña enferma que ensaya una sonrisa y asoma en su semblante la mueca del dolor.
Nosotros somos las ingénuasde ojos azules y crenchas lisasque vivimos casi incógnitas en novelas poco leídas.
Andamos entrelazadas y el día no es más puro que el fondo de nuestros pensamientos y nuestros sueños son de azur. corremos por los prados y reímos y charlamos del alba a la tarde y cazamos mariposas. sombreros pastoriles defienden nuestra frescura, nuestras faldas tan ligeras son de una extrema blancura.
Los Richelieu, los Causadesy los cabaleros Faublas, nos prodigan las miradas los saludos y los Ay Pero es en vano, sus mímicasse vienen a dar de bruces contra los pliegues irónicos de nuestras faldas ligeras. nuestra grandeza se burlade las imaginaciones de esos tenorios aunque a veces sintamosbatir nuestros corazones con pensamientos clandestinos sabiéndonos las amantes futuras de los libertinos.
El noble herraje del balcón reclama, la austeridad galante de un hidalgo, que apoyando la mano sobre un galgo diga versos de Góngora a su dama.
Tus jardines se nublan de una vaga tristeza, no decora el follaje ni una anémica flor, yo sufro los dolores de la naturaleza porque cultivo a oscuras un jardín interior.
Vieja casa, en tus largos corredores ya no arrastran la espuela los señores ni relincha el corcel junto a la puerta, No tuvieron los cielos hoy para ti alborada ni te dieron los pájaros su temprano cantar, sólo en tí se apercibe la doliente tonada del agua que en tus ojos se pone asollozar.
con su casco escarbando el empedrado.
El único balcón que te ha quedado es la ciega pupila de una muerta!
Francisco Villaespesa Agustín Silva Díaz VERLAINE Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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