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DIARIO DEL COMERCIO VALE 15 cts.
INFORMACION INTERESES GENERALES ORGANO DE LA CAMARA DE COMERCIO DE COSTA RICA VALE 15 cts.
ANO III San José, Costa Rica, Domingo, 19 de Marzo de 1922 NUMERO 483 La Figura de la Semana LA TIERRA SECA La boda de hoy son bien El sol, este sol tórrido, ha ido, en la lumbre gloriosa de la tarde fuego a los montones. Con ellos mo espejos; la campana llena la corado de cuento viejo, de esos poco a poco, tostando la tierra; dorada, las ramas se agitan sua regresan los bueyes, los bueyes tarde con la oración cristalina del cuentos que tienen sabor de leyendesde los altos cielos, limpios y vemente. Entonces, el campo tardos, llenos de paciencia, que al angelus, y sus ecos quedan tem das donde hay ladrones que asalclaros, el sol va abrasando los que parecía dormido, se va ani pasar por los ríos de escaso cau blando en el aire tibio y recogido tan a los viajeros; o de esos otros mansamente las en un misticismo supremo.
campos, marchitando las verdu mando; por las carreteras largas dal, agachan en que a un garrido y guapo don ras, agrietando el suelo, volvienque serpean por los desfiladeros, testas poderosas y beben el agua Juan de pueblo se le aparece la do rojos los caminos Como rubíes en la noche azul, donde el que escalan las colinas, que cruzan a grandes sorbos: los bueyes que segua. esa mujer creada por la los fogones que encendieron los polvo se espesa.
La luz clara, la llanura amplia, se ven grupos vuelven, al beber su agua en las fantasía nacional que la ha hecho enceguecedora, reverberante exal de gentes: son los trabajadores pozas, deben ilusionarse, miran labradores en los campos de traheroína de innumerables te atos ta los colores de los tapiales blanbajo ponen una nota viva en la que apresuran el paso hacia el ca do en el cristal de las aguas todo que llenan de miedo a los chiquicos, hace brillar los techos metácalma de la noche serena; los peserío que se agrupa alrededor de el cielo retratado; en el fondo del llos que escuchan el cuento, reulicos de las casas, atormenta, en las torres blancuzcas de la ermita: espejo líquido tiemblan las estre rros, gozquecillos flaquencos de nidos al amor del fogón, de labios son los trabajadores que han sules potreros donde el zacate se ha las de oro que empiezan a encampesinos, ladran a la luna, o al de una vieja desdentada y cara vuelto amarillo, a las pacientes dado bajo el sol, removiendo los cenderse en el fondo violeta del viandante, o mirando fijamente de bruja. Los cuentos populares!
vacas que buscan el arrimo fres terrones en durecidos, respiran firmamento a la hora serena de a un punto perdido de la oque Yo he pasado horas de horas en co de los árboles que acotan los do polvo y cegándose con la luz los crepúsculos de verano. dad oscura de un rincón del va rústicas casas campesinas oyendo terrenos.
en una labor fatigante: preparan Todo es grato a esta hora; la lle, aullan lastimeros, con aulli historias de aparecidos y de aEl campo se muere de sed: al el campo para que al venir las brisa es tibia y allá en los canados de conseja, con aullidos que sombrados; relatos en que a lo ver el paisaje desde una altura, primeras lluvias de abril todo esté verales de hojas rubias canta una erizan un poco el vello.
mejor son sus actores principes y este paisaje de la costa del Pací listo para la siembra. Han amon canción musical y armoniosa; la principas de un reino ilusorio que fico tan cast gado por el sol, don tonado las cañas y la hierba seca, luza va plateando los techos me La extensión ondulada del paiex ste al otro lado del mar; estos de las hachas han ido talando el y antes de regresar le han puesto tálicos que al sol destellaron co saje bajo la luna es como un de cuentos son amables, porque desbosque y proscribiéndolo de la pués de mil peripecias sobrenatuTanura para confinarlo a las alturales, acaban con la muerte del ras de la serranía, a donde es di Rey, con el casamiento del prínfícil el acceso, se comprenden cocipe con la principa y con que heredan la corona mo nunca las páginas sencillas de para ser muy plana literatura en que Azorín felices durante cien años. Pero habla de Castilla, de la sedienta la mayoría de los cuentos popullanura castellana que se quema lares de Costa Rica al sol rojo de los estíos, que se distintos: casi todos son de mieext ende uniforme, plana, desodo, de sangre, de muerte; muchos lada, llena de una inmensa me hablan de amores que sacrifican, lancolía, la llanura de los castide pasiones que matan; otros de los ruinosos y legendarios, la teoros ocu tos dejados por los pobre Castilla que no ve el mar.
españoles, por los piratas, o por Al medio día, cuando el sol algún ricacho avaro que murió cae verticalmente, cuando las hosin decir donde dejaba enterrajas parecen muertas, el viento se das las onzas de oro: entonces el ha dormido perezoso quien sabe muerto vuelve a la tierra, asusta, en qué lejanías; por los cauces, se convierte en el terror de una que en la estación de las uvias se población entera, hasta que hay desbordan con las aguas copiosas, algún hé oe que osa enfrentarse.
apenas corre un ligero hilillo rule y lo interroga: a veces resulta moreante, que va deteniendo su que el que viene a espantar desmarcha en remansos sin profundipués de muerto no ha dejado a.
dad, tranqui os como tazas de un ta ni oro, sino promesas a santos aceite sucio en cuya superficie las de su devoción; en este caso, pahojas secas, tostadas, resquebrara aliviar su pobre alma que está jadas y los pa illos se van amonpenando por las morosidades de ton ndo; todo parece bostezar su dueño, lo más cristiano es paun hastío infinito bajo la luciente gar las promesas.
caricia solar; el campo se muere El escenario de estos cuentos en un sopor pesado de sueño afries siempre un cam no solitario, una casa abandonada, o el ca leSi por acaso, levantando nujón de una hac. cnda. En verano, bes de polvo denso y asfixiante STA. BLANCA CHAVARRIA DON MIGUEL ANGEL CASTRO en esta época en que as noches u a pareja de viajeros asoma por son más claras, en que hay más un recodo del camino, caballea egr a, es cuando hay mayor aros en cabalos que hacen la marbundancia de espantos.
cha a lento paso, contagiados por Hoy a las siete de la mañana, en la Capilla representación de don Gillermo Pacheco y seEste paisaje campesino, este la pesantez aplastante.
del Sagrario el Ilmo. Sr. Arzobispo de Costa ñorita Winifred Daly; don Eduardo Chavarría paisaje tostado de sol que ahora Rica Monseñer Otton Castro y Jiménez consagra y señorita Enriqueta Chavarría don José Cuesta En onces los ojos buscan ávise va adormeciendo a la luz de damente en el cielo deslumbradorá la unión matrimonial del caballero don Miguel Fernández señorita Marta Castro Castro.
la luna es prop. cio para evocar Castro con la señorita Blanca Chavarría Mora, Es la señorita Chavarría Mora elemento muy ramente azul, algún sitio donde estos cuentos sencil os. En la noreposar su fatiga y el cansancio ambos pertenecientes a la sociedad capitalina. preciado de nuestra sociedad, donde sus prendas che callada poco a poco el amde paisaje amarillento de la camEs a pareja, que hoy se une con los lazos indiso personales, sy educación exquisita y su belleza, le bente, de cálido como piña muerta, o se dirigen codicio lubles del matrimonio, y con los más dulces y más han conquistado el cariño y la simpatía de todos; torna en fresco, y en las madrusos hac a la lejana cresta de las consistentes lazos del amor, será apadrinada por su prometido, el caballero Sr. Castro Castro, es gadas es frío. Las páginas de montañas, allá donde el bosque las siguientes personas: un luchado: vigoroso que ha sabido labrarse su Azor n, las descripciones de la verde, donde puesto dentro del concierto de nuestra sociedad se adivina la Don José Antonio Zeledón y doña Emilia Hanura deso ada de Castilla se frescura de las altas cumbres, don Castro de Zeledón, por sí y en representación de con su encomiable esfuerzo; por esto, y por perte van alv. dando. Pero dentro de de nos imaginamos la grata can don José Zeledón y doña Amparo de Zeledón; necer ambos contrayentes a dos familias justamenunas horas, cuando vuelva el día, ción de los regatos te honorables y apreciadas, es que la pareja de hoy que bajan don Alex Murray y doña Adriana Quirós de Mude nuevo los ojos se cansarán por as penas cubiertas de musgo rray: don Willi Dent y doña Albertina Fernández lleva consigo la simpatía completa de nuestra viendo la extens. ón amarilla, la Húmedo.
de Dent; don Antonio de Almar y Sta. Zelmira sociedad y los votos de todos sus amigos por su terra ro iza que se sofoca bajo eterna ventura.
Poco a poco, con la caída del Chavarría don Gr gorio Santesteban y Sta. Alel calor, el polvo espeso de los so! en el ancho precipicio del po bertina Chavarria don Juan Bta. Ortiz y Sta. El DIARIO DEL COMERCIO, que engalana esta caminos, el sol que reverbera y niente, un hálito de frescura llega Margar ta Chavarría don José Ramón página con las fotografías de los desposados de enceguece, los terrones duros, la de no sé qué lejanías; es el vien Chavarría y señorita Celina Chavarría por hoy, los saluda con afecto y cuelga de rosas el llanura que tiene sed.
to de la tarde que va despertando sí y en representación de doña Albertina Salas de templo venturoso donde entrarán, llenos de ilusión la música dormida de las hojas; Chavarría; don Ramón Caldera Vega, por sí y en y de dicha que les deseamos eterna.
EL HUSAR BLANCO Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica. Caldaron Calderon cano.
fué, se es

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