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Página La Nochebuena en la Guerra del Comercio precedores deseándoles muy Pascuas Nochebuena Campos de Germania, cainpos latinos, campos del a las catedrales ametralladas. Es el triunfo de lo mundo entero por donde pasa el Anticristol Hace veinte tenebroso, de lo zurdo, de lo abominable; la apoteosis siglos que pasó por la tierra del dulce Rabi de Galilea del crimen. Sueños imperialistas, antagonismos comer y la Humanidad rememora el amable misterio con mu ciales, fronteras, asi se llaman estas musas de la tragedia; sica de rabeles y villancicos pastoriles. Ingenua diafani en el fondo, bestialidad. La palabra de Cristo ha sido dad del corazón! El género humano celebra durante vein estéril semilla.
te centurias el advenimiento del amor, de la concordia; Esta es la noche negra del Anticristo y no la noche y ved, sin embargo, ahora y en todas las horas de la aurora de Jesús. La sombra viene de los tronos Historia, que los arcabuces y los cañones y la dinamita. decia Victor Hugo. oigamos la voz de las tumbas.
ponen una glosa sarcástica al sacrificio del Nazareno de ya las tumbas están mudas porque nadie sabe leer las rubias guedejas, que resplandece, como una hostia las palabras del amor y de la justicia y de la belleza inefable, en La Cena, de Leonardo de Vinci Los apóstoles de la paz y de la armonia están muertos ¡Llar del amor y de la paz, dulcedumbre de la fa para siempre. Los sarcasmos de Voltaire contra la milia y de la fraternidad universall Eso simboliza esta guerra; las fulminaciones de Hugo, han sido vanas. La suave, tierna y jugosa conmemoración, opinaran sangre a torrentes de los rebaños de soldados ha borrado de este simbolo de amor los miseros soldados que con las páginas de los poetas y de los filósofos. Las fieras el fango al cuello, con fiebre, con hambre y roidos de están asombradas de este moderno paso heroico.
saudades pasao esta noche cristiana en cl fondo de las Campos de la noble Germania, de Goethe, de trincheras? La Nochebuena es una ironia que mana san Heine; clara Lutecia que escuchó las voces huguescas y gre. Pobre Cristo rubio y dulce, el viejo cornudo de verlenianas, que vió a Rousseau y a Diderot soñar con Satan se aprieta los ijares con las garras para no reven la fraternidad universall En el horror de las trincheras tar de risal los soldados cantan las ingenuas canciones del terruſio ¡Nochebuena del Anticristo! Las nobles catedrales y de la niñez. Cómo sonarán esos cantos de amor en góticas fueron penachos de fuego que alumbraron el pa las cavernas del odio. Qué mueca trágica habrá en esos so de los brillantes bárbaros en un desfile wagneriano rostros quemados por las balas en esta hora cristiana e suntuoso y cruel. Los pueblos, que eran como una la ingenua de la fiesta de la paz? allá en los hogares boriosa colmena, oyeron la voz del cañón en sus labo lejanos, por donde pasó la ola de fuego, donde las ratorios, en sus fábricas. El Anticristo pasaba con un cruces toscas que recuerdan los fusilamientos erizan toda airón de sangre en un corcel plutoniano por la vieja la comarca, en el llar donde habrá para siemp:e un sitial Europa civilizada y podrida. Al oir la voz ingenua y vacío, podrán cantar con pureza e ingenuidad de corazón patriarcal de los rabeles, el Anticristo serie con una las topadillas infantiles del Niño Redentor?
risa que hace temblar las montañas y los palacios de los ¡Hórtidos sarcasmos, viceversas sangrientos! Esta reyes. El ingenio, la ciencia, el heroismo, en una gesta es la buena noche del Diablo, que baila con sus queridas, enorme de fuego y plomo, apagan la ingenua voz cris las brujas, del Odio, del Fanatismo, del Crimen, en tiana del portal de Belén. En grandes fábricas tenebro torno a las hogueras de los templos incendiados. Es la Sas millones de obreros fabrican la muerte de los hom apoteos de la br lidad, aunque después triunfen los bres, muy laboriosamente, muy cientificamente. El pro sueños imperialistas de un monarca o tal nación adquie greso labora para la destrucción, y esta bestial paradoja ra una gran fuerza comercial.
es una feroz desgarradura de sarcasmo. Esta noche CARRÉRE Satanás bailará una zarabanda con la Muerte en torno 1915.
preciosos en todo el imperio; el sol era más alegre, sus rayos más esplendorosos y su lumbre calertaba mejor; las alboradas eran de color de rosa y el cielo se ponia como de cristal; las no ches eran tibias, las brisas tenian caricias de seda, y las estrellas eran margaritas de plata y de azul que alumbraban durante toda la noche, las flores se abrían con inusitada hermosura y perfu maban el ambiente de gratos aromas; el lago estaba sereno y las barcas de blancas velas cruzaban su azulada extensión sin mie dos ni zozobras: la luna era una lámpara de marfil y la tierra toda parecia perfumada con un aroma de jazminez. Toda la imaginación oriental que inventó las leyendas de Arum al Ras chid, se propuso adornar este pasaje de la Biblia, pleno de dicha y de serena paz, contraposición del sombrío y trágico Apocalipsis del poeta de Patmos.
La influencia del relato no ha podido ser borrada del mundo: la Nochebuena es la fiesta universal; es la fiesta de la Caridad, de la Poesia y de la Niñez, esos tres atributos que son estimulo de la Humanidad.
El nacimiento de Jesús ha sido y será eterno tema de inspiración artistica: y son conmovedores los relatos de la Nochebuena de los presos, de la Nochebuena de los soldados, de la Nochebuena de los desterrados; pero el cuadro vivo, que a todos nos es dable contemplar, que a todos nos ha puesto un paño húmedo de lágrimas sinceras delante de los ojos, es el de la Nochebuena de los niños pobres, que en la fecha del universal regocijo ambulan por las calles, contentándose con mirar a los escaparates surtidos, y sintiendo todo el peso de su desgracia cuando en la mañana del día siguiente se dan cuenta de que el Niño Dios, sólo ha venido para los vecinos ricos, para los veci nitos que tienen papá con dineros, para los vecinitos que no necesitan de la visita desprendida; y entonces el dolor de los niños, ese dolor que no se manifiesta, ese dolor resignado que se concentra en sus pupilas tan tristes, en sus ojos tan húmedos, en el rictus de sus labios que permanecen mudos, sellados, muerde a todos como una desgracia irreparable, y la alegria de Navidad se ensombrece con la amargura de la niñez que no tiene ni pan, ni juguetes. si se piensa un poco, se verá lo fácil que es a la sociedad acudir al remedio de este mal: no hay una idea que mayores simpatias tenga, no hay una causa más hermosa, no hay una iniciativa de caridad más subyugante que la de hacer felices a los niños, a todos los niños, en la noche de Navidad, El pueblo nuestro, la sociedad nuestra, a quien varias institucio nes menos útiles y menos necesarias piden constante contribución para su sostén un poco supérfluo y bastante declamado, gusto sos ayudarian para la Nochebuena de los humildes: con cin cuenta céntimos cada año, nuestros hombres harian la felicidad de todos nuestros niños que por la Navidad sienten el primero y el más cruel de todos los dolores de su vida.
Nochebuena en Nueva York tuoso La ciudad del negocio, la metropoli del mercanti la visita de Santa Claus. Ah, tiempos aquellos en que lismo, esta enorme Babilonia sin los encantos de la an lleno de fe colgaba a la cabecera de mi cuna el saco tigua, pero con su actividad y su bullicio, parece sufrir blanco, en que el Niño Jesús dejaría un tambor, una una transformación en los dias que preceden al de corneta, o una espadal Navidad.
Los neoyorkinos, arrastrados por la corriente de la especulación y del comercio; egoistas el noventa por Me dirijo, poco antes de las doce a la catedral de San Patricio. Ya no hay un asiento. El bellísimo templo ciento de las veces; ajenos casi siempre a toda idea de acercamiento y sociabilidad, toman por otro sendero todo iluminado, resplandeciente, tiene un aspecto majes hacia esta época, tal que si desearan hacer un paréntesis en su vivir monótono y amoldado, tan exento de toda Otra vez vuelven a mi memoria tiempos pasados, idealidad.
y pienso con una honda melancolia en nuestras noches Efectivamente, esa multitud que va cazando el do de Navidad, en nuestra Misa del Gallo, en nuestras celar cada dia; ese ejército de oficinistas, empleados y nas de tamales, intimas, familiares, llenas de alegria.
trabajadores que luchan sin descanso. va ahora con De pronto rompe a tocar el órgano, y alls en el mayor calma; se detiene ante las vitrinas relucientes de fondo aparece la figura venerable del cardenal seguida de lujo; entra a las tiendas repletas; observa y examina los arzobispos, obispos, el sacro colegio entero.
No se por qué estas ceremonias de iglesia me im generos, los vestidos, los juguetes; pregunta, saca cuentas, rebusa, se decide.
presionan tanto. Gloria in excelsis deo. canta el cas.
Es como una inmensa, incontenible romeria que denal. y a una voz responde el coro, a tiempo que salva apiñadas bocacalles, cruza aceras atestadas de vilas campanas alegremente tocan a Gloria.
vientes humanos, salta charcos que la nieve, al derretirse, Esa misa, esos cantos, este órgano imponente, ha ido formando aun en las mejores construidas y más misterioso y amargol celebradas avenidas.
Hay en el ambiente una agitación y un movimiento Son las tres de la madrugada. Ya la gente comien tan intensos; una vida tan singular e incomprensible; de za a retirarse de hoteles y salones de baile.
tan variados matices; con tanta abundancia de coloridos Voy pasando por enfrente de un edificio alto, seve y tipos, que inevitablemente cree uno hallarse en algun ro, pintado de rojo: es el hotel Waldorf Astoria.
pais estrafalario y peregrino, sintiendo al mismo tiempo Vco a un caballero que sale dando el brazo a una una gran pena, una inquietud intensa: la de ver a tantos dama de encopetado aspecto, un poco ebria; y en coninfelices que, confundidos con la multitud pudiente, traste con ellos que acaban de gastar centenares de domiran el boato y la riqueza ante su miseria irreme. lares por unas cuantas botellas de champafia, a una in diable leliz mujer que, temblorosa de frío, extiende una mano Por doquier se escuchan el cantar monotono de actitud de suplica, mientras con la otra da vuelta a los vendedores anbulantes de muñecos y postales, el so la manigueta de uno de esos organillos planideros y noro campanilleo de los tranvías repetido a cada instan tristes te; y por doquier también ha de lamentarse el frio cor Sigo caminando. Me asomo a un cabaret: atmós tante del invierno, al que intensifica un viento alegre y fera de humo; ojos vidriosos por el alcohol; hombres y joguetón que hace rodar sombreros, desarregla peinados, mujeres que fuman, beben, bailan, se abrazan y se besan.
levanta faidas femeninas.
Asi se celebra en Nueva York (y en el mundo en En la noche del 24 aumenta la animación, crece tero) el nacimiento del ser más apacible, más bondadoso la ola humana, se intensifica el bullicio. Los teatros, los y mis sereno que hayan visto los siglos: el Redentor, restoranes, los hoteles, las casas y las calles; Nueva York Jesús de Nazaret.
entero respira vida y alegria.
VICENTE SAENZ Los niños entretanto duermen y sueñan esperando Nueva York, 1917.
Cuenta la historia del pueblo elegido las luchas constantes entre los samaritanos, que sostenian que la adoración de Dios solo se podía hacer en la cima del monte Garizim y los judíos, que sólo adoraban a Dios en la cima del monte Sion. El niño que nació en Belén, Jesús el amigo de los hombres, Jesús el luminoso proteta cuya pálida figura recorrió todos los caminos de Palestina diciendo los versos del perdón y de la caridad, habló a los hombres empeñados en la lucha: Dios está en todas partes y todos los pechos deben sentirlo dentro de si; que cada corazón sea un altar, que cada bondad sea una lámpara encendida delante del tabernaculo interior y cada virtud una flor para perfumar el ara santa. su enseñanza se conserva y se repite, y es simiente que enterrada hace dos mil años germina en todos los corazones siendo el evangelio de los humildes, siendo el consuelo de los hombres: Dios está en todas partes.
Jesús nació en medio de las tinieblas de la noche, en un portal de Belén; y hasta el vinieron los reflejos de las estrellas del cielo, todas las luces de los astros que gravitan en el infinito insondable y formaron alrededor de su cabeza un halo resplande ciente. Ese halo, pálido como la luz de una estrella lejana, fue por todas partes sobre las sienes del hombre, del hombre que predicó bajo los cedros de la montaña y a la orilla de los lagos santos, que discutió en el templo con los maestros de la sabidu ria; que perdonó a la Magdalena, que convirtió en vino el agua de las cántaras en Caná, que anduvo sobre las aguas, que fue crucificado por sus ideas de redención, que al morir perdonó a sus verdugos, que abrazo a la Humanidad entera so a bre su corazón doliente, y que dijo palabras eternas, suaves, inextinguibles, palabras para el corazón y para el espíritu, pala bras para el sentimiento humano, que es lo único que no muere, ni acaba, ni concluye: y cuando el hombre murió, la luz pálida y resplandeciente se fue a la altura para coronar a la Humanidad entera.
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