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Sábado 28 de Julio de 1923 DIARIO DEL COMERCIO Página Don Ricardo Jiménez y el Erario Público En una de las últimas sesiones del Congreso Nacional, el Lic. don Ricardo Jiménez, sin autoridad moral para ello, lanzó duros cargos contra el señor Presidente de la Repúb ica don Julio Acosta, haciéndolo aparecer como un gobernante poco escrupuloso en el manejo de los haberes públicos, y presentándose, ja estas horas. ante los ojos del pais, como un celoso guardián de las Arcas Nacionales. Qué sarcasmo! Don Ricardo Jiménez, que durante su Administración dispuso a su antoj» de los fondos del Erario Pú blico, sin importarle un comino la Ley de Presu puesto, que le tasaba aquellos gastos, se erige ahora en gallardo defensor de esos mismos inte reses que ayer burló, llevándose de encuentro al propio Secretario de Hacienda de la actual Admi nistración; a un ex funcionario de ella, el honorable caballero señor Balta, cuya ausencia de la República no ha sido obstáculo para que se le ofendiera tan gratuitamente, y al no menos hono rable repúblico don Cleto González Víquez, cuyos actos de hombre público y de ciudadano probo bien podrían servir de modelo al propio don Ricardo, ya que él se considera todavia con prestigios políticos suficientes para increpar a los que hoy administran la cosa pública con más acierto y mayor honradez administrativa que co mo él lo hizo durante la época en que el pais, victima de una lamentable equivocación, puso en sus manos el manejo de los intereses nacionales, defraudando en sus esperanzas a los ciudadanos que entonces creyeron en sus sonadas dotes de hábil político y de estadista consumado.
El señor Jiménez pretende sacar chispas de popularidad golpeando con el gastado eslabón de su oratoria, la roca del prestigio de los hombres públicos antes mencionados. Vana tarea! si alguna chispa logra producir, se convertirá en llama implacable que acabará con la desvencijada armazón de su pretendida popularidad.
Pero no nos detengamos en las palabras, por más fuerza de verdad que éstas pudieran tener, y consecuentes con nuestra manera de proceder, cada vez que lanzamos un cargo o refutamos los del enemigo, traigams pruebas a la discusión y ofrezcamos, a la par de esas frases convincentes y quizá duras, como los golpes de rribadores de una catapulta, pero llenas de ver dad, los hechos que son pruebas irrefutables. qué mejores pruebas podriamos presentar que el propio testimonio de don Ricardo Jiménez y el de una columna de su partido, don Arturo Volio, así como la de un antiguo correligionario de este último don Luis Anderson, quien, en compañía de don Arturo dejó oír su voz valiente y acusadora desde el seno del Congreso Nacio nal, increpando al Lic. don Ricardo Jiménez por sus abusos como administrador de las rentas na cionales.
En la sesión del Congreso del 15 de junio de 1914, los diputados Anderson y Volio hicie ron estos tremendos cargos contra don Ricardo, desde el mismo banquillo de donde éste se erige ahora en acusador implacable contra el actual Gobierno. El diputado Anderson increpó a la Admi.
nistración del ex Presidente Jiménez de haberse echado sobre los caudales públicos, como si se tratara de sus propios haberes, disponiendo de ellos conforme a su leal saber y entender, desde luego que conforme a la exposición que acaba de leerse, que constituye una acusación tremenda, la Administración pasada no se había detenido ante los mandatos del Congreso para gastar sin fasa los dineros del Erario, violando la Ley General de Presupuestos y haciendo irrisorio el precepto constitucional que le atribuye al Congreso privativamente la facultad de autorizar los gastos ordinarios y extraordinarios de la Administración Pública; conceptuó que tal transgresión que algún día sería juzgada, era un desmán, un atentado que implicaba bancarro ta de las instituciones y tablarasa de las cor tapisas que la ley establecia para regularizar la inversión de los fondos del Tesoro Nacional; comparó al ex Presidente Jiménez con el servidor infidente que durante el sueño de su amo dejaba que a su vista y paciencia se rom pieran las trabas de su casa para atentar contra sus caudales. EL DIPUTADO VOLIO manifestó que dada la gravedad de la confesión de la Secre taria de Fomento, no podia el Congreso, sin asumir complicidad, mirar con indiferencia semejante abuso de la Administración de Jimé.
nez y debía investigarse, porque el país necesitaba saberlo, cuáles han sido esos gastos indebidos.
Aludió a la Memoria de Hacienda para decir que comprendia cargos gravísimos contra el gobier no anterior (el de don Ricardo) y que era preciso que el Congreso se ocupara de investigar y juzgar qué ha motivado el gran aumento de la deuda nacional, y por dónde fueron tantas filtraciones habidas; señaló como uno de los detalles más insignificantes de aquella Adminis tración (la de Jiménez) el hecho de haberse encargado a varias personas, mediante fuertes retribuciones, las fiscalías especificas, en tanto que el Promotor Fiscal, a quien le incumbian aquellas funciones, se le retribuia por la elaboración de proyectos de ley. ahora traigamos, ante el Tribunal de la Opinión Pública, que es el encargado de fallar, el testimonio del propio acusador. En un artículo publicado en La Tribuna defendiéndose de los cargos bechos por un diputado en el Congreso, por su poca escrupulosidad en el manejo de los fondos públicos, don Ricardo hizo estas ter minantes declaraciones. En la sesión del Congreso, lejos de haberme jactado de haber desobedecido las leyes fisca.
les, que me obligaban a mantener me dentro de los estrechos límites de las asignaciones del presupuesto, humildemente confesé mi pecado y mi debilidad en haberme dejado deslizar por la inveterada costumbre administrativa de los sobregiros, que siempre son peligrosos y nocivos, aún cuando, a juicio del Mandatario, estén bien aconsejados por lo que juzga ser el bien público.
Estos hechos señalan al impugnador del Gobierno, don Ricardo Jiménez, como un gobernante inepto, y lo descalifican moralmente para erigirse en juez acusador, cuando debe estar ocupando el banquillo de los ajusticiados y recibir tranquila y humildemente el fallo condenatorio que el Tribunal de la Opinión Pública lanza contra él, excomulgándolo del seno de la sociedad política y negándole toda autoridad moral para emitir juicios en los asuntos públicos que están en pugna con sus propios hechos pasados.
ALEXIS Las falsedades azules se com prueban Interesante reunión del Partido Agrícola en Esparta PARTIDO AGRICOLA AL FIN LLEGO. el famoso WHISKY CANDIDATURA ECHANDIS PERFECTION En la Pensión NIZZA El Partido Agrícola de la Mo CALLUM cludad de Esparta, tuvo el placer de recibir el sábado Se invita a nuestros copartidarios de la ciudad de José, para que concurran Pidalo en: La Lonja. El Bolsin. La Mone21 de los corrientes, a los da. La Feria. La Palma. El Balcón de distinguidos señores doctor durante estas noches, entre las y las 10, a las oficinas del Club Central del Europa. Las Ciudades de Italia. El don Francisco Cordero y al Lic don Gerardo Zúñiga Partido a fin de que aporten datos e informaciones de suma utilidad para el Aguila de Oro La Marina. Las Olas, Montáfar, quienes como fup. El Pacifico. La Parra y demás cantinas dadores del Partido, van de censo general que se levanta.
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y Velas de Esperma 75 vara Oeste Botica Francesa acudló. Los oradores eBluEl señor Vasco Coto auo.
Cordero y Zúñiga Mootúfar. Ådhesión TELEFONO No. 100 vieron la altura de su fa Ambos fueron calurosamente cló que la reunión tendria ms; ambos desarrollaron co aplaudidos.
JESUS MARIA CASTRO lugar una hora después y Hasta este momento he mo verdaderos profesores de PLAZA VIQUEZ. SAN JOSE BOTIQUIN Los huéspedes se fueron el Zúñiga Montúfar dló las más carrera, sin ofensas personapermenecido Deutral; pero al anexo al Despacho del Dr. Ro expresivas gracias por aque les, los ideales del partido.
domingo a las de la mais ver que el Partido Agricola berto Quesada Situado 25 ve Ils demostración de simpatia, dejando encargado a un es el que predica las mejo.
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