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Comentarios Dennis Mesén La militarización del Estado La incapacidad de los gobernantes nos conduce a la militarización para reprimir al pueblo La pregunta que nos asalta es Guardia Civil, hoy llamada cado por la incapacidad guconcreta. Porqué se está Fuerza Pública, con el prebernamental de afrontar la gestando la militarización en texto de repeler la interna crisis económica y de impoCosta Rica? Nuestras gentes cionalización del conflicto ner los lineamientos de la clase plantean esta interrogante interno nicaragüense.
se dominante sobre el y la respuesta está aún lejos pueblo. El conflicto está prede ser comprensible. Sin em Lo que no se dice es que sente. Eso lo saben todos los bargo si tienert claro que los Costa Rica está al borde de dirigentes políticos de los digobernantes colonizados, de un conflicto interno, provo ferentes partidos nacionales.
pendientes de las órdenes del Imperio, sin tener la altura y la capacidad del estadista Correspondencia para Nuevo Pueblo desde Alemania Federal que la Nación necesita, mento sin explicar por qué Petróleo y Cercano Oriente Oscar Waiss caragua, encienden la emotividad del tico y no explican por qué nació este conflicto, ni de sus causas históricas que lo justifican. Establecen campañas demagógicas para reclutar ciudadanos que defiendan la patria y la soberanía nacional ante una posible confrontación armada, entiéndase guerra, contra la Guardia Nacional del General Anastasio Somoza Debayle, y no se explica por qué.
La verdad no se dice, La verdad se oculta y el pueblo es engañado y no se dice por qué o a cambio de qué.
Lo que no se puede ocultar ante el rostro del pueblo es la verdad interna. La verdad del alto costo de los alimentos y de la ropa, de la represión sindical, del atropello los empleados públicos, que desde la campaña electoral fueron acusados de deshonestos, de la cainpalla anticomunista, de la persecución política y del estancamiento en el que ha caído la administración pública.
Lo que no se dice, es que existe un desorden institucional. Que cada ministerio camina a la mano de Dios, y que los ministros no saben ni en donde están parados, y ante el desorden y la incapa. cidad de los hombres que gobiernan y que están llevando al país al caos, solo queda aceptar las ordenes del imperio y armar a la antigua menos que el Presidente Carter modifique su negativa a venderle equipos para la explotación petrolífera a la Unión Soviética, la situación internacional, en general, y la del Cercano Oriente, en particular, deberá deteriorarse en los meses próximos. Los soviéticos requieren de ese material para perforaciones profundas, cuya tecnología aún no poseen, a fin de quedar en condiciones de explotar el petroleo de Siberia, practicamente no tocado, ya que sus reservas se van empequeñeciendo y, en pocos años más, su producción actual va a resultar insuficiente para la propia Unión Soviética y, más aún, para los países del pacto de Varsovia.
La resolución de Carter tiene un origen, por decirlo de alguna manera, bastante peregrino; ha decidido suspender el suministro de equipos técnicos como represalia por la condena de los disidentes a largos años de presidio; pero si bien es cierto que la defensa de los derechos humanos es formalmente una de las vigas maestras de la política del Presidente norteamericano, por lo menos en las zonas que no caen bajo su influencia, donde esos derechos siguen brillando por su ausencia, también lo es que no se observa una relación muy estrecha entre esos derechos y los materiales para la explotación del petróleo.
Los rusos, en cambio, más pragmáticos y menos pentecostales, saben que necesitan el petroleo y que deben buscarlo donde les sea posible adquirirlo. Por eso han pactado con Marruecos, pese al regimen conse vador y le han dado vuelta las espaldas al Frente Polisario, que lucha por la independencia del Sahara; en la misma forma resguardan sus lazos con Irán y todos los países de esa zona que pueden proporcionarle petroleo; y, por idénticas razones, tratarán de volcar la situación en las fronteras de Israel, aprovechando la tosudez, rayana en la estupidez, del señor Begin, que se niega a devolver los territorios árabes, conquistados aún a riesgo de hacer inminente una guerra que, esta vez, no tendría por qué durar seis días.
La idea de Carter de que los derechos humanos son una mercadería que puede venderse, transarse o regalarse, va resultando incomoda, no solo para los países de América Latina, que giran en la órbita del imperio, sino que también para los países europeos y de otras regiones. Porque se va viendo claro que están siendo considerados con un criterio netamente mercantil, Donde no conviene que haya un exceso de libertad, la Administración demócrata hace la vista gorda y continúa otorgando créditos o cediendo, por bajo cuerda, préstamos bancarios que, en definitiva, requieren la aprobación oficial; pero en aquellas partes en las cuales existe resistencia a los interese norteamericanos, los hombres de Carter descubren de inmediato los brotes dictatoriales.
Los pueblos saben que los derechos humanos no tienen nada que hacer con la política pragınática y que se les defiende o no se, les defiende, sin reservas y sin reticencias, o solo se trala de una farsa destinada a engañar a la opinión pública mundial. Intercambiar esas libertades esenciales por maquinarias, también, manera, indispensables, es un gesto pequeño, chabacano, pueril, insignificante, caso ridículo.
De esos detalles está dependiendo la guerra o la paz del mundo. Por eso no podemos silepriarlos, SLbestimarlos, disminuirlos u olvidarlos.
19 a su 52 Enero 8, 1979

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