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(Servicio especial para Nuevo Pueblo, desde México)
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reas de pri Pero re no necesite ideologia de la frater Liberación de los pobres: tarea de la iglesia de la paz, Juan Pablo Il reitera que la Iglesia debe predicar y consolidar la liberación de los oprimidos Con desplazamientos agotadores, múltiples discursos y ovaciones multitudinarias, cumplió su jornada de cinco días en México e Papa Juan Pablo II. Su principal actuación fue la de precidir la inauguración de la III Conferencia Episcopal Latinoamericana, el 28 de enero, en la ciudad de Puebla.
Conservador en teología, el papa polaco reiteró las enseñanzas de Pablo VI sobre el compromiso social de los cristianos y exhortó a los obispos latinoamericanos a seguir en el camino iniciado en Medellín, en 1968. Allí se realizó la Il Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Los que esperaban condenas al ala progresista de la Iglesia quedaron decepcionados, porque el Papa dejó abiertos distintos caminos de lucha social. Hizo énfasis en el carácter religioso de la Iglesia, en oposición a los que pretenden hacer de ella una institución de acción social. Pero no disimuló el deber que tiene de tomar parte en la enorme tarea de liberación de los millones de latinoamericanos que viven en una miseria creciente.
a fundidad de los de Pablo VI, pero dejan, sin embargo, amplios campos de opción a los obispos y a los cristianos. Sus orientaciones generales parecen ser deliberadamente generales a fin de introducir nuevos elementos de mayor participación de los obispos en la toma de decisiones y una disminución del tradicional centralismo de Roma.
De los muchos mensajes pronunciados en México en correctísimo español, el que más se ha destacado es el de la inauguración de la conferencia episcopal de Puebla. La primera parte de este discurso, está consagrada a recordar a los 350 delegados a la asamblea, los principios doctrinales que justifican la existencia misma de la Iglesia. El Papa resalto sobre todo el deber de ser fieles a la verdad, de apegarse al auténtico mensaje evangélico, a su carácter religioso. En ese contexto rechazó la pretensión de algunos de reducir a Jesucristo a un simple profeta o líder político, lo mismo que la confusión del Reino de Dios con el desarrollo económico social.
Al exhortar a los obispos a mantenerse fieles a la verdad, expuso las lineas fundamentales de la doctrina católica sobre Jesucristo, la Iglesia misma y el hombre. En este terreno el Papa no hace más que adherirse a la más tradicional teologia católinaciones, naciones, a la libe siones con to atenta Sobre recuerda padres de cristianos Aquino XXIII yl de ellos en et Magist gressio, e la tradici garle un marle su que se pre pecialmer riqueza co sigue para seria de la ces, pros carácter u la Iglesia, da propie hipoteca »Cristo rente, red vasto y ex moral so hacerlo la En und al sistema en AI »Cuando que el nombre tes todos pendenci dentro también mundial.
sideraciój por enc no de au no de ma nivel int vez más cada vez La viol humanos veces y el ca. Sin embargo, a muchos pareció muy importante su insistencia en que hay que apegarse fuertemente a la doctrina sobre la Iglesia preconizada durante el pasado Concilio Ecuménico Vaticano II, porque no pocos del ala conservadora, especialmente en Roma, tratan de minimizar sus alcances a fin de seguir manteniendo un control centralizador de toda la vida eclesiástica.
Insistió igualmente el Papa en el deber de guardar la unidad de la Iglesia. No ignora que en ella hay fuertes divisiones y hay intransigencia de parte de un sector más conservador.
Pero lo más destacado del discurso del Papa es lo que se refiere al compromiso de la Iglesia con la liberación de los millones de pobres de América Latina. Comienza constatando la represión que sufren los pueblos del continente. Esta dignidad (de los hombres. es conculcada, a nivel individual, cuando no son debidamente tenidos en cuenta valores como la libertad, el derecho a profesar la religión, la integridad física y síquica, el derecho a los bienes esenciales y a la vida. Es conculcada a nivel social y político, cuando el hombre no puede ejercer su derecho de participación o es sujeto a injustas e ilegítimas coerciones, o sometido a torturas físicas o síquicas, etc. No ignoro cuántos probleAlgunos de los observadores hacen notar que sus mensajes no tienen ni el vigor ni la proo 16 NUEVO PUEBLC
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