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Editorial Militarismo e hipocresía El país debe llamar a cuentas también a dirigentes del partido Liberación Nacional Resulta. mucho menos ha podido hacerse. una autocrítica de cara al país, proponiendo soluciones y alternativas y devolviéndole la esperanza y confianza a sus humildes seguidores.
Sobre la operación Jaque Mate que realiza el esulta más que paradójico, una sorprendente prueba de cinismo e hipocresía que sean nada menos que altos dirigentes del partido Liberación Nacional los que tratan ahora de aparecer como los paladines del antimilitarismo, pidiendo comparecencias y clamando al cielo por y los peligros del militarismo.
Ellos, que fueron precisamente quienes iniciaron y diseñaron esa carrera armamentista y promilitarista en los cuerpos de policía, y que ahora sigue su curso. Ellos, que hicieron todo tipo de concesiones a la Misión Militar Norteamericana. Ellos, que ni siquiera pueden alegar el pretexto de la defensa nacional, ante las violaciones de Somoza, socio o amigo al que sí cuidaron las espaldas gobernantes de ese partido. En fin, los que hincharon el presupuesto de esa cartera, compraron armamentos, organizaron las operaciones Jaque« y »Mayo« contra los enemigos políticos suyos, es decir, contra el sindicalismo, y que reprimieron con fiereza no sólo a algún engreido pretendiente al liderazgo sino a obreros en el Ice, en la Cooperativa Victoria, en los bananales de la Yunai y quemaron ranchos y encarcelaron campesinos precaristas, ellos son los que visten la toga del antimilitarismo.
De todo esto, y el desvío de trailers cargados de armas, sucedía hace muy poco tiempo, pero esos dirigentes tienen muy flaca memoria. Es, como dice la gente. el diablo repartiendo escapularios. Es natural que eso suceda a un partido que todavía no ha podido trascender ni liberarse con valentía y altura de las encerronas, para darle explicaciones a sus electores por actuaciones enjuiciadas por propios liberacionistas. que gobierno, ya dimos nuestro criterio; inequívoco para aquellos que estén por encima de la politiquería, de la farsa y del engaño. sobre las actitudes promilitaristas de las últimas administraciones liberacionistas, la opinión pública sabe que decimos la verdad.
Sería muy significativa y positiva para el país la posición de la fracción o mejor dicho, de algunos diputados liberacionistas, con respecto al militarismo, si realmente se pudiera creer en ella y si no correspondiera a afanes simplemente demagógicos. Porque ¿dónde estaban y por qué callaron cuando se empezaban a echar las bases de este proceso los que ahora hablan del peligro? Por que se escondieron cuando se lanzaba a la guardia contra los trabajadores y los campesinos?
El país debe debatir con profundidad y conocer a cabalidad lo que se está haciendo y lo que piensan hacer los gobernantes en materia de Seguridad Pública y defensa nacional, y cuanto antes mejor, porque las instituciones democráticas no pueden seguir afilando esa espada de Democles que nos está conduciendo al ejército solapado y camuflado. nada más sano para ello que empezar a llamar a las cosas tal como son, sin el cálculo mezquino de las elecciones. Los diputados liberacionistas tienen el deber de asumir su responsabilidad y los costarricenses también tenemos la obligación de pedirle cuentas a los altos dirigentes de ese partido.
18 NUEVO PUEDE