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Vía Crucis lo insultaban, diciendo. Hola. tú que derribas el Templo y lo reedificas en tres días, librate del suplicio, baja de la cruz si eres el Hijo de Dios. Los jefes de los sacerdotes, los jefes de los judíos y los maestros de la ley lo insultaban, diciéndole. Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo: Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios; si Dios lo ama, que lo libere, puesto que él mismo decía: Soy el Hijo de Dios.
Hasta los ladrones que estaban crucificados a su lado lo insultaban, Desde el mediodía hasta las tres de la tarde se cubrió de tinieblas la tierra.
Cerca de las tres, Jesús grito con fuerza: Elí, Elí, lama sabactani. Lo que quiere decir: Dios mío, Dios mío. por qué me has abandonado? Al oírlo, algunos de los presentes decían. Está llamando a Elíası. luego, uno de ellos corrió, tomó una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le daba de beber. Otros decían. Déjalo. Veamos si viene Elías a liberarlo. Entonces, Jesús, gritando de nuevo con voz fuerte entregó su espíritu.
En ese momento la cortina »del templo« se partió en dos, de arriba abajo. La tierra temblo, las rocas se rajaron y los sepulcros se abrieron; y hasta fueron resucitados los cuerpos de muchos creyentes en Dios que habían muerto.
El texto anterior corresponde a San Mateo 27, 27 52 Las siguientes fotos fueron tomadas en la iglesia Nuestra Señora de La Soledad, por Gerardo Sandi NUEVO PUER
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