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para los demás Continentes y mañana podrá extender su sublime vocación mi La justicia, como se sabe, es un derecho sagrado de todos los hombres, con sionera, más allá de sus fronteras.
ferido por el mismo Dios. Está insertada en la esencia misma del mensaje evanPor esto mismo, Sursum corda. corazones en alto, queridos hermanos de gélico. La verdad, iluminada por la fe, es fuerte perenne de discernimiento paAmérica Latina, porque el Evangelio que predicamos es una buena Nueva tan ra nuestra conducta ética. Corresponde a nuestra condición humana y es facespléndida que convierte, que transforma los esquemas mentales y afectivos, tor indispensable para el progreso de los pueblos.
una vez que puede comunicar la grandeza del destino del hombre, prefigurada La civilización del amor repudia la violencia, el egoísmo, el derroche, la en Jesucristo Resucitado.
explotación y los desatinos morales. primera vista, parece una expresión sin Nuestras preocupaciones pastorales por los miembros más humildes del la energía necesaria para enfrentar los graves problemas de nuestra época. Sin cuerpo social, algunas de ellas impregnadas de humano realismo, no tienen embargo, os aseguramos: no confunde con la propia fuerza de Cristo. Si no ninguna intención de excluir de nuestro pensamiento y de nuestro corazón a creemos en el amor, tampoco creemos EN AQUEL que dice: Un mandalos otros representantes del cuadro social en que vivimos. Por el contrario, son miento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado serias y oportunas advertencias para que las distancias no se agranden, los pe. Jn. 15, 12. cados no se multipliquen y el Espíritu de Dios no se aparte de la familia latino La civilización del amor propone a todos la riqueza evangélica de la reconciamericana.
liación nacional e internacional. No existe gesto más sublime que el perdón. porque creemos que la revisión del comportamiento religioso y moral de Quien no sabe perdonar no será perdonado (Cfr. Mt 6, 12. los hombres debe reflejarse en el ámbito del proceso político y económico de En la balanza de las responsabilidades comunes, hay mucho qué pensar de nuestros países, invitamos a todos, sin distinción de clases, a aceptar y asumir renuncia y de solidaridad, para el correcto equilibrio de las relaciones humala causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia nas. La meditación de esta verdad llevaría a nuestros países a la revisión de su causa, la causa misma de Cristo. Todo lo que hicieres a uno de estos mis her comportamiento fuerte a los expatriados y a los demás problemas subsiguieny manos, por humildes que sean, es como si a mí mismo se hiciera (Mt. 25, tes, de acuerdo con el bien común, en caridad y sin detrimento de lo justo.
40. Existen innumerables familias traumatizadas en nuestro continente, El Episcopado Latinoamericano La civilización del amor condena las divisiones absolutas y las murallas psicológicas que separan violentamente a los hombres, las instituciones y las comuy Hermanos, no os impresionéis con las noticias de que el Episcopado está divinidades nacionales. Por eso, defiende con ardor la tesis de la integración de dido. Hay diferencias de mentalidad y de opiniones, pero vivimos, en verdad, y América Latina. En la unidad y en la variedad, hay elementos de valor contiel principio de colegialidad, completándonos los unos a los otros, según las canental que merecen apreciarse y profundisarse mucho más que los intereses pacidades dadas por Dios. Solamente así podremos enfrentar el gran desallo de la Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina.
meramente nacionales. Conviene recordar a nuestros países de América LatiEl Santo Padre Juan Pablo II anotó en el discurso inaugural de la III Confena la urgente necesidad de consevar e incrementar el patrimonio de la paz continental, porque sería, de hecho, tremenda responsabilidad histórica el romplrencia, IV parte, entre otras sugerencias, tres prioridades pastorales: la familia, miento de los vínculos de la amistad latinoamericana, cuando estamos convenla juventud y la pastoral vocacional.
cidos de que existen recursos jurídicos y morales para la solución de los probleLa Familia mas de interés común.
Invitamos, pues, con especial cariño, a la familia de América Latina a tomar su La civilización del amor repele la sujeción y la dependencia, perjudicial a la lugar en el corazón de Cristo, transformándose cada día más, en ambiente pridignidad de América Latina. No aceptamos la condición de satélite de ningún vilegiado de evangelización, de respeto a la vida y al amor comunitario.
país del mundo, ni tampoco de sus ideologías propias. Queremos vivir fraternalmente con todos, porque repudiamos los nacionalismos estrechos e irreLa Juventud ductibles. Ya es tiempo de que América Latina advierta a los países desarrollaInvitamos cordialmente a los jóvenes a vencer los obstáculos que amenazan su dos que no nos inmovilicen, que no obstaculicen nuestro progreso, no nos derecho de participación consciente y resonsable en la construcción de un mo. exploten sino, al contrario, nos ayuden con magnimidad, a vencer las barreras do mejor. No les deseamos la ausencia pecaminosa en la mesa de la vida, ni la de nuestro desarrollo, respetando nuestra cultura, nuestros principios, nuestra triste entrega a los imperativos del placer, del indiferentismo o de la soledad soberanía, nuestra identidad, nuestros recursos naturales. En ese espíritu, crevoluntaria e improductiva. Ya pasó la hora de la protesta, traducida en formas ceremos juntos, como hermanos, miembros de la misma familia universal.
exóticas, o a través de exaltaciones intempestivas. Vuestra capacidad es in Otro punto que nos hace estremecer las entrañas y el corazón es la carrera mensa! Ha llegado el momento de la reflexión y de la plena aceptación del armamentista que no para de fabricar instrumentos de muerte. Ella trae considesafío de vivir en la plenitud los valores esenciales del verdadero humanismo go la dolorosa ambigüedad de confundir el derecho a la defensa nacional con integral.
las ambiciones de ganancias ilícitas. No es apta para construír la paz.
Los agentes de Pastoral Al terminar nuestro Mensaje, invitamos respetuosa y conftadamente a todos y los responsables del orden político y social a la meditación de estas reflexiones, Con palabras de afecto y de confianza, saludamos a todos los abnegados agenу extraídas de nuestras experiencias, hijas dilectas de nuestra sensibilidad pastotes de pastoral en nuestras Iglesias Particulares, en todas sus categorías. Al ral.
exhortaros a la continuación de vuestros trabajos en favor del Evangelio, os es Creed: deseamos la Paz y para alcanzarla, es necesario eliminar los elementimulamos a un creciente esfuerzo en pro de la pastoral vocacional, dentro de tos que provocan las tensiones entre el tener y el poder, entre el ser y sus más la cual se inscriben los ministerios confiados a los laicos, en razón de su bautis justas aspiraciones. Trabajar por la justicia, por la verdad, por el amor y por la mo y su confirmación. La Iglesia necesita más sacerdotes diocesanos y reli libertad, dentro de los parámetros de la comunión y de la participación, es tray giosos, en cuanto sea posible, sabios y santos, para la mayor eficacia del apos bajar por la tolado religioso y social. Necesita laicos conscientes de su misión en el interior de la Iglesia y en la construcción de la Ciudad temporal.
paz universai.
Palabra Final Los hombres de buena voluntad y la civilización del Amor ahora, queremos dirigirnos a todos los hombres de buena voluntad, a cuantos ejercen cargos y misiones en los más variados campos de la cultura, la ciencia, la política, la educación, el trabajo, los medios de comunicación social, el arte.
Os invitamos a ser constructores abnegados de la Civilización del Amor (Pablo VI. inspirada en la palabra, en la vida y en la donación plena de Cristo y basada en la justicia, en la verdad y en la libertad. Estamos seguros de obtener así vuestra respuesta a los imperativos de la hora presente, a la tan ambiciosa paz interior y social, en el ámbito de las personas, de las familias, de los países, de los continentes, del universo entero.
Deseamos explicitar el sentido orgánico de la civilización del Amor, en esta hora difícil pero llena de esperanza de América Latina. Qué nos impide el mandamiento del amor?
El amor cristiano sobrepasa las categorías de todos los regímenes y sistemas, porque trae consigo la fuerza insuperable del Misterio Pascual, el valor del sufrimiento de la cruz y las señales de victoria y resurrección. El amor produce la felicidad de la comunión e inspira los criterios de la participación.
Y, ahora, la palabra final. En Medellín, terminamos nuestro Mensaje con la si guiente afirmación: Tenemos fe en Dios, en los hombres, en los valores y er el futuro de América Latina. En Puebla, retomando esta profesión de fe divi na y humana, proclamamos: Dios está presente, vivo, en Jesucristo liberador, en el corazón de América Latina.
Creemos en el poder del Evangelio.
Creemos en la eficacia del valor evangélico de la comunión y de la participa ción, para generar la creatividad, promover experiencias y nuevos proyecto pastorales.
Creemos en la Gracia y en el Poder del Señor Jesús que penetra la vida nos impulsa a la conversión y la solidaridad.
Creemos en la Esperanza que alimenta y fortalece al hombre en su camin hacia Dios, nuestro Padre.
Creemos en la Civilización del Amor.
Que Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América Latina, nos acom pane, solícita como siempre, en esta peregrinación de Paz.
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