Guardar

Apuros Muere el coche americano ¿volverá la diligencia?
Los Buick, Chevrolets, Pontiacs y Fords, desfallecen en los salones de exhibición, con precio de regalo, pero sin que les aparezca un solo cliente.
Washington, Junio (EFE. Para lo único que sirve ya el típico, grande, como do y pesado coche américano es para hacer confortable la espera en cola ante la gasolinera de su conductor.
Como fuera de ese objetivo no tiene otro favorable, y si el inconveniente de beber gasolina como los camellos agua en el desierto, la recesión económica no utilizable porque escasea la gasolina los norteamericanos han decidido pasar el comienzo de la época veraniega, tiempo tradicional para cambiar de automóvil, sin hacer tal canje.
En todo caso, el número de ventas no ha descendido más dramaticamente en general porque cientos de miles de tad de este mes en un 34, 31, y 24, por ciento respectivamente.
Pero las compras de sus modelos más pequeños, el »Ford Fiesta. el »Chrysler Omni« y el »Chevrolet Cheу vette« se han vendido en un 50 por ciento más como mínimo en los últimos días que en junio del año pasado.
Los concecionarios de Volkswagen« y »Honda. mientras tanto, han empezado a formar colas para que sus clientes esperen el momento de la entrega de los automóviles que quieren, algo fuera de lo normal en los Estados Unidos.
En el caso del pequeño Volkswagen Rabbit« con motor de gas oil, la espera prevista para la persona que hoy lo encargue es de un año, En los anuncios por palabras de los diarios se hacen, mientras tanto, ofertas propias del mercado negro de coches pequeños, especialmente de importación, adquiridos en las últimas semanas por especuladores para ganarse sus buenos dólares en la reventa.
En los salones de exhibición de los concesionarios de coches norteamericanos, los Buick. Chevrolets. Pontiacs« y »Fords« se ofrecen rebaу jados, casi a precio de costo, en ofertas a las que acompañan rifas, sorteos de viajes y premios extraordinarios entre sus posibles compradores, que cada vez son menos.
Aparte de lo anecdótico de esa muerte súbita del gran coche américano, el fenomeno. producido por la escasez y grandes colas que hay que formar para conseguir gasolina en todo el país, pone en peligro de recesión a la industria del automovil y a todas sus subsidiarias en este país.
Uno de cada siete norteamericanos que trabaja lo hace produciendo o en labores administrativas y de servicios que acompañan a la producción de acero, cristal, pintura, plástico, goma y el resto de los componentes que van a parar a la estructura de un coche.
Según la versión oficial de Detroit, aún es pronto para dar por enterrada la costumbre del automovil de cuatro metros de largo amplio interior, que sólo habían disfrutado de un »boom«
tan corto como la crisis.
Pero el hecho de que esa crisis de petróleo se haya convertido en un fenómeno periódico que empeorará con la inmediata subida de precios a punto de ser anunciada por la OPEP no dará mucha confianza a los industriales y vendedores del ramo.
La mayor parte del pueblo norteamericano aparece dispuesto esta vez a cambiar sus hábitos, y comodidades, al volante. El coche inmenso ha dejado de ser un sueño ideal.
está empezándose a notar en Detroit, cuna de las tres grandes empresas del automovil de este país.
La venta de coches descendió en un veintiseis por ciento en los primeros personas si están comprando modelos pequeños, especialmente europeos y japoneses, cuyos concesionarios no tienen tiempo de colocar un automóvil en su salón de exhibición antes de que le salga un cliente.
Las norteamericanas »Chrysler. Ford« y »General Motors« vieron descender sus ventas en la primera mipecto a igual época del año anterior.
Convencidos de que es inútil gastarse varios miles de dólares en un producto 22 NUEVO PUEBI