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6 ACTUALIDADES El Jardín del del Rey Rey Cruel de los que intentaban acorralarle o estorbarle en su autoridad o en sus apetitos, pero al mismo tiempo, los misteriosos efluvios perturbadores de la magnolia secular, fatalmente, lo arrojaban, Manoseada por los dramaturgos y emplebeye desde el león a la mujer y desde la mujer al cida por los noveladores baratos, la fiera y arocon las manos tintas en sangre, a los pies dimileon! qué artista refinado y decadente ha po nutos de la dueña de buen seso que de su coragante figura del Rey don Pedro, ha perdido lo dido regalarse con más sabrosa voluptuosidad zón era señora. Para ella y para el manso león, más y mejor de su varonil belleza trágica. Si que la de usar como espejos las nobles pupilas queréis hacerla revivir, sentirla tal como era, no eran todos los halagos. Quizás sólo ella y el león de un león para contemplar en ellas la desnuda los merecian, en aquel tiempo malevoso, cuando vayáis a la árida llanura de Montiel, porque este efigie de la mujer amada. Quién soñará más se llamaba infieles a los únicos hombres que saCampo de la Traición ya fué purificado y enno tormentoso amor. Oh, no, el buen «clergyman» bian guardar la fe como caballeros, cuando la blecido al cruzarle el ingenioso Hidalgo con la no comprende estas cosas que de Oriente vinie unción divina caia lustral sobre las sienes que carga gloriosa de sus ideales; no la evoquéis tam ron hace lueños siglos! nosotros viendo huir estaban premeditando el fraticidio, o recordanpoco en la tierra del Ricohombre de Alcalá, ni por entre las sombras de las palmeras los es dolo con intima fruición. Lo dificil para nosotros, en la del Infanzón de Illesca. La visión guerrera pantados bultos de los cortesanos que, estre hombres de ideas, no es forjarnos un don Pedro, del vencedor de Nájera y la melancólica del hu mecidos, presentian, al lado del amor, la muer hombre de sensaciones solamente; lo dificil y, millado en Toro no os hablarán del Rey cruel te, caemos en la cuenta de que don Pedro es un por consiguiente, lo justo, es calcular cómo etan tal como debemos comprenderle, tal como debe monarca oriental extraviado entre una ringla de los otros, cómo era la época; creando y juntando amarie quien sea hombre para ello, como le aman reyes eclesiásticos y de reyes militares, y asi de nuevo la figura, no lo que en ella hubiese, más los que están fuera del mal y del bien, los que Ros explicamos la amistad y protección que con lo que habia fuera de ella y alrededor de ella.
sienten sus espiritus por cima de las fuerzas hu dispensó el granadino Mohamed el Nasari, y Para esta labor velasquina que consiste, no en dimanas.
comprendemos que la traidora muerte que dió bujar y colocar el «yo de cada personaje, sino el Evocad a don Pedro en los jardines del Al al Rey Bermejo Abu Said, no fué sino un eco no yo» en que esté envuelto, no tenemos aqui cázar sevillano. Las sombras de las palmeras, de las matanzas de los reyes y principes de Da otros colaboradores. sino la luz y el agua: esos de los naranjos y de los magnolios taparon su masco y de Besorah; y tantas otras sanguinarias dos femeninos eternos que sólo coquetean, y pasombra más de una vez.
aventuras y tantos fatales casos de su vida no recen volubles, con quienes no los saben tratar, Las aguas que saltando de los surtidores par hemos de achacarlos sino a obscuros atavismos pero que en realidad son lo más firme y estable ten los aires claros también le contaron a él, code la sangre de Oriente, que no sabemos cómo, de este mundo. La luz y el agua nos dicen los mo a nosotros nos narraron, las arcanas histoal, parecer, corria por sus venas. Por eso le era colores, los matices: los ruidos y los susurros en rias de la tierra. El Guadalquivir, con su voz particularmente odioso el pardo terragal de Casque el Cruel se complacia. Toda su crueldad mansa, arrullo sus amores. El sol poniente, do tilla; por eso amaba la palmera y el naranjo, el queda justificada y absuelta. Era él, un homrando las diversas perspectivas del Ajarrafe, le león y la mujer ajena, y no podía resistir a la bre que volvia la cara a Oriente de donde viene habló de las tristezas de morir joven. la Gipropia «magüer que era en edad de diez e seis la luz, como la volvió su tatarabuelo el Rey Saralda, la torre que sonrie jacarandosa, miró pi.
años e magüer bien fermosa e del linaje del Rey bio, gran amigo también de moras y de judios.
caresca sus retozos y le perdonó sus crimenes, de la Flor de Lis como dice el viejo cronista, Criminal en defensa propia o en la de su buen como perdonan a sus hijos presidiarios o muer¿Nos será, pues, necesario recurrir a la fanamigo Moahmed el Nasari, los ojos de la buetos en el patibulo, esas «mares andaluzas que tasmagoria romántica para representarnos a don na dueña seguian, mirándolo benévolos y enaandan por todas las coplas de soleares o carce Pedro tal como fué? Si queremos rehacer una morados.
leras.
vida lejana ¿no será mejor que asirnos a nues. Asi le diria su amigo Mohamed. miran las Porque don Pedro era un sevillano puro, y tras inducciones de una lógica arbitrarias visitar huries prometidas por el Profeta a los valientes hasta sabemos que tenia acento. ceceaba un los sitios donde el muerto tuvo sus amores? caballeros que llegan al Paraiso chorreando poco en la fabla. dice el canciller Pedro López «Aquí vivió. es algo, eaquí amo. lo es todo.
sangre.
de Ayala, tan escrupuloso en estas pequeñeces aquí, en estos jardines donde estamos, se hol. No de otra manera. decimos nosotros al como poco mirado en las cosas de entidad.
go el Rey con la única mujer a quien quiso, con misterioso hálito del Rey que por estos jardines En medio del jardín hay un magnolio «el más aquella a la cual volvia después de sus rotas y vaga. no con menos pasión miraron miles de grande que se conoce en el mundo. asegura asi desengaños como al único puerto de su existen mujeres al cloco vestido de máscara, al torero el guia sevillano, enjuagándose la boca con la cia, porque sabia que en estos calientes, encan suicida que les hacia estallar los nervios y cuyo ponderación.
tados jardines, habia de hallarla siempre sumisa. cuerpo destrozado yace bajo una columna rota, Es un árbol viejisimo, contemporáneo tal vez enamorada y un poco temblorosa, para mejor no lejos de la fosa común, que en este pais dondel monarca; es un árbol supremamente alegre, sazonar el gusto que nada vale si no tiene una de nada importa la muerte ni la vida se llama lleno de lozana juventud: un árbol de amor que parte del agrio entre dos del dulce. Que aun «tertulia. en primavera, entre las grandes hojas lustrosas, el parcial cronista confiesa como doña Maria de Guiados por este recuerdo vamos a ver la gigantescas flores de color de mejillas virgenes Padilla padecia infinito con las crueldades y tumba del Rey Cruel. Está en una cripta de la muertas de celos, arrojan a la atmósfera un olor descomunales desafueros del rey. ca ella era Capilla Real, debajo del sarcofago que encierra penetrante, perturbador, de fecundidad humana.
dueña muy buena e de buen seso e non se pa el cuerpo del Rey Santo. La negra hipocresia Estamos en Otoño, casi no hay flores en el jargaba de las cosas que el Rey facia. No os ima de Occidente, que mató a don Pedro y coronó din, y, sin embargo, es menester esforzarse para gináis a esta buena señora de tan tierno sentir, a su asesino, bien se ha vengado del amante de sentir en este sitio segura la cabeza. Junto al con el corazón desgarrado al palpar en torno doña Maria. En un recinto estrecho y obscuro, baño de la Sultana un «clergyman» inglés, anosuyo la muerte, de noche y de dia, en las cáma junto al altar de la Virgen de las Batallas, se nadado por el sol y por el ambiente, se ha dejaras moriscas del «Palacio del Caracol» y entre ve el ataud de don Pedro, empotrado entre do caer en un banco.
los mirtos e higueras del jardin. No véis la an otros cinco ataúdes de infantes o principes cuaCerca de él, dos señoras rubias, de edad indegustia y zozobra de esta mujer de buen seso lesquiera. Aquellos muertos están más estrefinible (su mujer y su cuñada. contemplan el hoal ver salpicadas las falditas de sus inocentes chos alli que en la «tertulia. Los féretos son rizonte con cuatro ojos inquietos de gacelas perhijuelos con la sangre del caballerizo Sancho todos iguales; negros, con unas cantoneras de seguidas.
Fortun, a quien el Rey mató en la misma babi plomo, sin grabados ni blasones. Unas miseraPor ante las cejas albinas del pastor protes tación donde los niños jugaban, apuñalándole bles letrinas modernas y prosaicas, confiesan tante están pasando sin duda todas las ardorosas con una broncha que llevaba en la cinta? vosal parecer avergonzadas, que allí están los resimágenes del Antiguo Testamento, aquellas muotras, mujeres amantes, no sentis el escalofrio tos del Rey de Castilla. Nadie reza por él; najeres febriles cuyos nombres, en Inglaterra, le de triunfadora alegría con que esta dueña, aun die se acuerda de él.
parecian inscripciones de tapiz viejo o rúbricas que no se pagaba de semejantes crimenes, ha Supongamos, poéticamente, que Alá se habrá de misal, y aqui, en Sevilla, se le antojan fanllábase poco después agasajada, amorosamente, acordado de sus delitos y que el Profeta Matasmas de sangre y de fuego.
en aquellos brazos duros que sabían asesinar homa, le habrá llevado de la mano al jardin de El viento, en los penachos verdes de las altas sin piedad, y sentir latir, a compás del suyo, las huries, que será un jardin como el del Alpalmeras, murmura frases de tentación victorioaquel corazón rencoroso en que la llama del odio cázar de Sevilla.
El oro de los dátiles y el oro de las naranardia inextinguible, sin que ríos de sangre la NAVARRO LEDESMA jas hablan de corrupción gustosa y de halagüe aplacaran? Si no lo sentis, si no lo comprenño pecar. el clérigo dobla la cabeza lleno de déis, venid a Sevilla, recorred estos jardines, oid la placentera pesadumbre del vivir, mientras las cantar una de esas coplas hondas en que se ha.
mujeres, confusas, no se atreven a rechistar.
bla de puñaladas y de cementerios; visitad el Porque en este jardin tremendo las voces suecamposanto: no faltará sevillana que, con voz nan a caricias y los pasos a danzas demoníacas.
abaritonada, os aconseje ver la tumba del Es¡Ah, si el clérigo y sus compañeras supieran o partero; y si le visteis vivo, recordaréis aquella sospechasen la fuerza feroz de las pasiones que figura siniestra, aquellos alamares siempre rotos, en estos sitios ardieron. Ah, si oyesen, como pingajos de oro y seda, llenos de sangre, que le oímos nosotros, sonar los choquezuelos de don colgaban del brazo derecho, aquellos ojos trágiPedro y juguetear los chapines de doña Maria cos, que miraban como los de un loco, al dejar de Padilla en las enarenadas calles de boj y de la vida. y observar que en Sevilla aún laten arrayán. Ah, si pudiesen imaginarse a la gallarA todo el que se presente a nuestra Remuchos corazones al recordar al hombre que imda andaluza mostrando su cuerpo desnudo en pávido supo jugar con la muerte y arrojarse en dacción con un número de ACTUALIDADES, el baño, que hoy es un sótano, pero que enton sus brazos, cruel para sí mismo, cual lo hubiere tendremos el honor de obsequiarle un tomo ces se hallaba al aire libre. y, como el sol besido para los demás a nacer monarca en el sisaba las carnes ambarinas y los cortesanos, tréglo xiv. Porque en esta tierra la vida es her de los discursos de don Cleto González mulos, no osaban parecer ni muy exagerados ni mosa, pero trivial, por lo fácil, y el ganarla o muy remisos en elogiar a la hermosura de la perderla no tiene importancia.
Víquez.
favorita, por miedo a que el Cruel los creyese Tonto ha de ser quien no vea, en tales mane Apresúrense a recojer esta importante codemasiado frios o harto calurosos!
ras de sentir, reflejos y espejismos del sol que ¡Qué seria el ver salir del baño aquel cuerpo lección de documentos históricos que valen acaba de atravesar el desierto y viene de una tiemenudo y airoso y enjugar las mojadas formas rra donde la vida y la muerte se confunden y el tanto por las apreciaciones de fondo cuanto en las melenas de oro del león manso que anda hombre no vale más que la planta del árbol, porba por el Alcázar del Rey don Pedro. Con qué por el estilo que don Ricardo Jiménez juzgó que allí el panteismo está en la naturaleza.
placer indefinible se pasearian las miradas regias Asi para don Pedro nada valian las existencias digno de Renan.
sa. KUMBO!
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