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EL TESORO POPULARcualesquiera que hayan sido sus iofi delidades! El mundo celestial salta de gozo en el nacimiento de Jesús. Na da sucede aquí abajo sia que antes ro halla sido decretado previamente alla arriba: los fenómenos terrestres son resonancias de causas celestiales. Todo el porvenir, todo el misterio de esta cuna va encerrado en estas dos pa labras que llenan el espacio y los tiempos: gloria y paz. Gloria a Dios y paz al hombre. En adelante la tierra que a Dios no conocía, cuenta con un hijo que va a enseñarnos el nombre y a establecer el reinado de la Divinidad. La humanidad entre gada a la ley brutal de la destrucción en la lucha por la existencia, conocerá la ley de la paz, porque le será promulgada, y se regirá por la del amor.
Postrémonos ante el pesebre del Niño Jesús, adorémosle rindámosle nuestros respetos y sumisión con aquella fe y sencillez encantadoras con que se llegaron a Él los pastores, y pidámosle con entera confianza que remedie nuestras necesidades espirituales y temporales: que nos dé la paz, aquella paz que el mundo no puede dar, a saber, la del alma.
Lo Di RA Al Niño Jesús Duérmete tierno Niño, duerme, a tu lado cado por nuestro bien, como no lo ha vela tu dulce Madre, tierna, inocente: hecho pero ni el mejor amigo. sin flor abierta a los besos de un sol dorado cuidando un opullito resplandeciente. embargo, esta persona que tantos beNiño de mis amores, ya te has dormido; neficios nos ha hecho no recibe de parel querube te canta con vez de cielo; te nuestra sino desprecios. Su casa está tus riquísimos labios se han sonreído cual de flores purpúreas el terciopelo.
abierta para todos los que quieran Yo percibo tu aliento de poesía, visitarle y es más todavía, cuando le suave como el suspiro de abiertas flores, visitamos nos recibe con mucho aprecomo el vago sollozo de selva umbría al desplegar la aurora sus resplandores.
cio y nos da algo de lo que nos hace Tu madre se extasia viendo tu frente, falta para vivir bien. Quién es, pues, yo también me extasío, fragante Niño de rostro nacarado tibio y fulgente esa persona. Es Jesús Sacramentado!
como blanca azucena, como el armiño.
Sí, que fríos y que indiferentes somos Mas en su amoroso cuerpo pequeño con Él. Sabemos por la fe que en el alienta Dios, el Grande; Ser infinito, sagrario, bajo la forma de pan, está y si Niño le embriaga plácido sueño real y verdaderamente presente Cristo vela Dios que me mira de hito en hito.
Ya sé, Niño amoroso, que si quisieras Dios y Hombre verdadero, con su se abrirían los cielos para cantarte, cuerpo con su sangre y con su alma y y las aves vendrían de las praderas y las palomas candidas para arrullarte.
con su divinidad. En el sagrario está Tu eres mi Dios, el Dueño de todo el mundo, tan real y tan vivo como estuvo sobre en el dosel no cabes del firmamento, el pesebre la noche gloriosa de su nay todo Tú lo mueves dulce y fecundo y los soles llamean bajo tu aliento.
cimiento, como estuvo en la cena la noche memorabilísima en la que nos así como en la gruta te duermes, Niño, si posecr quisieras un gran palacio, dejó como herencia preciosísima su un palacio se alzara con gran aliño levantendo su frente por el espacio.
cuerpo y sangre, lo más noble, lo más Mas en tal cuerpecito te has encerrado santo que en su amor inmenso como porque el hombre se acerque sin que se espante, padre cariñoso nos podría dejar. porque el hombre te vea y enamorado en tus divinos sueños suspire y cante. cómo hemos correspondido este beCantad ángeles purcs, cantadle amores; neficio tan rico y tan saludable para no despiertan al Niño vuestros cantares, nuestras almas?
verted sobre Él gorgeos de ruiseñores y ruidos. misteriosos de azules mares. Ay! la vergüenza debiera teñir de Duermes. mas tu sonrisa desaparece rojo el rostro nuestro al ver la ingray en tus mejillas tiembla menudo llanto titud con que correspondemos a las que un arroyo de lindas perlas parece finezas de Jesús Sacramentado.
corriendo por un nivco pequeño manto.
Si tuvieramos más fe, jah! de seguro Lloras, Niño bendito; quizá en tu sueño has visto mis tremendas iniquidades, los templos jamás estuvieran vacíos; la corona de espinas, el duro leño y el cielo en capotado de tempestades.
pues siempre hubiera adoradores paPerdón hermoso Niño, si mis pecados el Dios de los Altares. El ralo que hasta tus dulces sueños interi umpieron!
pasamos en la presencia de Jesús no ¡Perdón! somos los hombres jay! tan malvados.
Mas por Tí con ternura queridos fueron.
es tiempo perdido; por el contrario, Jesús nos hace fuertes para que cony pues Tú me amas tanto, niño del alma, duerme, si, dulce Nifio, duerme con calma; tiovemos con ánimo en el ejercicio de ya prorrumpe en sollo es el pecho mío.
la virtud. Él nos consuela si sufrimos Reconozco mis ciimenes, soy un impio; pero Tú que has venido por pecadores, y nos enseña el camino que conduce perdóname, y en mi alma vierte el rocio a la verdadera dicha.
de tus finos y tiernos dulces amores.
Cuando nuestras obligaciones nos Duérmete, tierno Niño, duerme, a tu lado vela tu dulce Madre, bella, inocente: lo permitan corramos a ponernos en fior abierta a los besos de un sol dorado la presencia de Jesús y contémosle lo cuidando un capullito resplandeciente.
que nos ha pasado durante el día, y RAFAEL ANGEL digamósle, como le contamos al mejor amigo, lo que pensamos hacer el día siguiente y pidámosle su bendición.
La gratitud nos obliga Entonces Jesús Sacramentado al ver nuestra buena voluntad y al ver los Verdad que cuando hemos recibido esfuerzos que hacemos por corresponde una persona varias pruebas de ca der a las fioezas de su amor inmenso, riño y especialmente si se ha sacrifi nos protejerá y de modo muy especial.
cado por haceroos algún bien, verdad la hora de la muerte nos devolque estamos contentísimos y quisié verá las visitas que le hicimos en esta ramos por cuantos medios nos fuera tierra, y después Él será nuestra más posible mostrarle nuestro agradeci. rica y preciosa recompensa por toda miento y nuestra gratitud. las per la eternidad.
sonas que nos son queridas nos gusta Consideremos la paciencia tan granvisitarlas con frecuencia porque sen de que muestra Jesús en el Sagrario.
timos verdadera alegría y gran satis. Cuando nosotros tenemos que esperar facción cuando las tratamos.
a alguna persona, con cuanto disgusto Pues hay una persona a quien le lo hacemos; se nos hacen horas los debemos no unos cuantos favores, si momentos y casi desesperamos de no que le debemos todo lo que tene. tanto esperar. Jesús, días, meses mos todo lo que somos; se ha sacrifiy años pasa en el Sagrario esperánSi no fuera tan malo, Jesús querido; si tuviera alma de ángel resplandeciente; si el corazón no hubiera tan corrompido; si no fuera tan lúgubre mi pobre frente y tuviese las manos como la nieve para en ellas tenerte, lirin fragante, cogiérate el poeta, mas no se atreve. Es tan malo, y tan triste tiene el semblante!
Si yo fuera tan puro como las rosas, iqué amoroso, mi Niño, te tomaría, qué canciones más bellas, más armoniosas, para arrullarte, entonces te cantaría!
Déjame que me acerque, que yo te mire, que sienta de tu pecho suaves latidos, que en tus ojos los mios hunda y suspire y contemple tus labios enrojecidos.
No besártelos quiero, mi beso es frío; pero admirar ansio tu faz serena, y tu boquita fuente de almo rocio y tu frente de nácar y de azucena.
Nifo, mientras contemplo cuál te sonrics, quiero elevar mi canto para arrullarte, para que Tú a mi mente la luz envies para que amor me infundas con que adorarte.
Duérmete tierno Niño, duerme, a tu lado vela tu dulce Madre, tierna inocente: flor abierta a los besos de un sol dorado cuidando a un capullito resplandeciente.
Duerme, mientras yo llamo blancos querubes que traigan mariposas, perlas y flores, nacaradas y suaves, fúlgidas nubes, alondras y jilguero y ruiseñores.
Duérmete, Nino amante, mientras resbalan de celestiales arpas las melodías, mientras las mariposas tu frente escalan con sus alas cuajadas de pedrerías.
Duérmete, hasta la gruta llega el murmuro de las fuentes y ríos, lagos y mares y el virginal aroma del bosque oscuro y los de errantes brisas vagos cantares.
Geniecillo del viento, grato y sonoro entornadle esos párpados, copos de nieve, con vuestras transparentes alitas de oro.
Ya lo hiciera el pocta, mas no se atreve.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.