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EL TESORO POPULAR imagen y semejanza, hombre y mujer. de aquel sueño arrubador; y aquella res y torturas del espíritu. Al declinar Era el día sexto con esto termino voz que parecía una queja tieroísima de uoa tarde del pasado otoño, hallá.
la creación. Estaba completo el cielo de madre, vino a decirle al alma estas bame en un ambiente impregoado de y la tierra y todo su ornato. Al otro palabras que sólo pueden ser de nues melancolía, escuchando el caer lento día descansó de crear al mundo. tra Santísima Madre: Hijo mío, ya y acompasad de las hojas secas, que (Continuará) pasó el invierno, ya cesaron las tem se me antoj. ba el lento y doloroso pestades; ha llegado la paz y la pri deshojarse de la flor de los blancos mavera de la vida. Pero ¡todo ha ensueños y las ilusionis inocentes; Mayo y María sido sueño! Los trinos melodiosos de dominado de una tristeza enervante y los pájaros, el monótono plar de los de una angustia indecible, me sentía la luna, pálida y fría, ocultaba la gorriones en el alero del tejado, el sólo, abandonado, sin fuerzas, sin una mitad de su ancha faz tras los delica. beso acariciaote del ambiente tibio, amcrosa caricia, y por un momendos celajes de una nube sutil. La no algo caliginoso, aromatizado por el to desconfié de mí mismo, desesperé che estaba serena, augusta y mages perfume de acacias, de vetustos cioa de toda clase de consuelos y mi esply tuosamente hermosa; la bóveda celes momos, de la humilde y recatada vio ritu enloquecido por el dolor se revol.
te se extendía hasta el horizonte sia leta y de Diveos nardos que engala vía en su soledad. Mas el Dios Infi.
fin, tachonada de estrellas rutilantes nan las altas azoteas, el murmullo de pito dr las misericordias, tuvo comque temblaban de emocion contem la ciudad al comienzo del cotidiano pasión de mí. Pasó la tempestad; ya plando tan grandioso espectáculo: la trajinec; y todo bajo un cielo de un sólo quedaba en mi alma un sedimiensoledad el silencio. El silencio y la azul inteoso, añilado, a la luz de oro to de nostalgia, una melancolía dulcisoledad, he aquí las condiciones más de un sel meridional, anunciaba la sima que cual grato refrigerio ha tema propósito para las concepciones del llegada del nuevo día. Fué una fan perado mis nervios. Arriba, en los gedio, para los pensamientos eleva tasía de mi imaginación exaltada por cielos, muy alta, sostenida blandados, para los sentimientos delicados las luchas de un alma doliente, mis mente por una brillante región de esy sublimes. En el fondo de la soledad ojos vagaban uo momento por la es píritus, columbra mi espíritu a la Viry en la penumbra de su celda alza el tancia yendo a posarse en la ima. gen lumaculada que me dirige una religioso su corazón al cielo para ro gen de la Inmaculada, nimbada por sonrisa llena de esperanzas y promegar por sí y por la humanidad que los reflejos dorados y purpurinos de sas. Hé aquí como en la Religión ensufre o goza, que le bendice o le escu un rayo de sol que se fi traba por la cuentra lenitivo a sus pepas las almas pe con la saña estúpida o el gesto cristalera: allí estaba guardando mi que al chocar con las realidades de la ridículo y soberbio del pigmeo, y acu sueño, mirándome con ojos de ternu vida, no pueden sallr de su abyección.
de a la Madre excelsa del Dios hu ra inmensa, aquellos ojos azules, ras esas almas me dirijo hoy para mosmanado para invocar su intersecsión gados, bellamente lánguidos; sus ma trarles el amoroso Corazón de nuestra poderosa. En la tranquila soledad de nos blaocas, finas y sedosas como el Santísima Madre.
su gabinete descubre el sabio las leyes lirio de la montaña, parecían tender. Qué consolador y edificante sería inmutables que rigen el muodo y me su manto azul a manera de egida ver que formábais, en este mes de las arranca a la naturaleza sus más pre protectora; y los labios trémulos de fores un ramillete con vuestras penas ciados secretos; en la soledad de su emoción musitaron una plegaria; yy vuestros sacrificios y con las rosas estudio sueña el artista esas creacio. mi corazón confortado por aquella mi escogidas de vuestro jardío, y postraDes de la imaginación que traslada al rada, formuló la promesa inquebrao dos ante el altar de la Virgen lo de.
liedzo o al mármol en formas plásticas table de mi vida.
positábais a sus pies como la ofrenda divinamente bellas. solo, en pre Sf; María es el consuelo de las al. más delicada de vuestros amores.
sencia de la noche augusta, bajo el mas tristes, el bálsamo que cauteriza WILLIAM MAXWELL palio infinito del cielo estrellado, ex las heridas hondas del corazón, la Matasiado ante aquella exuberancia de dre querida que nos lleva de la mano vida de una naturaleza agreste y braLa madre de familia por la abrupta pendiente de la vida.
vía en todo su vigor, aspirando con Ella es puerto seguro en que el homdeliciosa fruición el aura que llegaba bre encuentra refugio en las terribles No puede dudarse que la generade apartados jardines recibiendo im luchas del espíritu, náufrago en el piéción naciente está en manos de la mupresión de sosiego y honrada felicidad, lago proceloso de la duda. Encanto jer, de ella es el porvenir, ella es la yo sentía que mi alma, siempre fría y se la creación, es un faro potente que depositaria y la conservadora de las helada como la losa de un sepulcro, Dios quiso poner para señalarnos la esperanzas de la familia, de la religión quería elevarse, desligaodose de esta ruta de la vida eteroa. Por esto la y de la patria. La mujer es una luz envoltura carnal y grosera, atravesar naturaleza entera se viste de gala pa pura y suave que alumbra el hogar el espacio infioito bañándose en rau ra rendir a su Reina en este privile. doméstico y lo perfuma con el aroma dales de luz de los brillantes lumina giado mes de mayo, sn homenaje más de sus virtudes: luz brillante fué Antures, y no satisfecha aún, subir, volar delicado; y las rosas blancas, emblema sa digaa madre de San Juan Crisós.
en busca de una dicha que en vano he de la inocencia de la Virgen; rojas de tomo. Nona, ma de San Gregorio buscado marchando al ras del suelo. fuego, como todas las elevaciones del Nazianceno, y Mónica, madre de San Pero en aquella noche dichosa la en genio, todos los amores ardientes, to Agustín. Cuando estos grandes homcontré. El alma vagaba perdida, por das las sublimidades del sentimiento; bres cruzaban los azarosos días de su los espacios slo fin, cuando vinieron a las flores a terciopeladas y de matiz infancia, una mujer los alimentaba cop impresionarla dulcemente reflejos di oscuro como las tristezas y las mela. el jugo de su pecho; una mujer los vi os de luz increada. una voz dul culas estretejen voa gulroalda que adormeela al blaodo eco de una bala clima de mágicas modulaciones que adorea sus altares.
da de amor. El nombre sólo de madre la a se resiste a remedar, vino a sa Pero María, Reina de las flores, es representa aquella mujer en cuyo seno carla, en el paroxismo de la felicidad, también Madre de los grandes dolo bebieron el dulce néctar de la vida Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.