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EL TESORO POPULARverton LA SALVE su frescura y perfume durante 10 12 días se pone una cucharada de carbón molido en el agua destinada para poner las Cuando mi madre querida, Ella me abrazo con ansia; flores, procurando quitar las hoArrullandome en su falda, Corrió abundoso su llanto jas de la parte del tallo que se Entre un beso y otro beso Abrasándome la cara; Una oración me enseñaba, Yo tambića rompí a llorar, meterá en el agua. Hecho esto, Mi preferencia obtenía exclame: iMadre del alma!
no es menester renovar el agua Aquella triste plegaria ¿Dice por esto la Salve ni el carbón.
Que dice: ti suspiramos Que el mundo es valle de lágrimas?
En este valle de lágrimas!
Eran mis padres muy pobres, Los años me hicieron hombre; Entre los talentos el más difiY por más que me adoraban, Crucé lleno de esperanzas cil y el más raro es el de goberNo recuerdo que un juguete La vida, buscando en ella Tan siquiera me compraran.
Esos mcntidos fantasmas nar.
Ignoro por qué motivo Del amor y la amistad, Fuimos un día a una casa Con ardorosa constancia muy rica, mi madre y yo, Mostrando por todas partes, Mira, mira ayer qué rico esperando en la antesala, Como reliquias sagradas, apreciado era ese hombre.
Cruzó por ella corriendo Mi corazón, sano y puro, Míralo hoy despreciado Otro niño que arrastraba, Mi fe, que en Dios se apoyaba, Atado con un bramante, Mi alma, exenta de maldades Sin amigos, porque es pobre.
Un coche. de hoja de lata Ni honor, sin ninguna mancha.
Pintado de mil colores Mas. jay! que a nacer me trajo tirado por dos jacas.
Del infortunio uua ráfaga, En las regiones del mundo De madera, que lucían su maligna influencia Pepachos azul y grana.
Ni un punto de mi se aparta.
Suélense a veces juntar: la vista del juguete, Perseguido por la envidia, La abundancia de riquezas Sentí brotar en mi alma Sedienta de amor el alma Un desco. una ilusión.
Mi corazón puse un día La escasez de caridad.
La primera de mi infancia!
De una mujer a las plantas; Tendí los brazos, y el niño, esa mujer me olvido, Apresurando su marcha, yo. no pude olvidarla. De esa anemia exagerada Fue a perderse con el coche Huérfano, errante, vencido En las piezas inmediatas.
En la horrenda lucha humana, el hierro le curaría.
Quedé triste y cabizbajo Combatida por la duda No, doctor, mejor sería Sentí que el llanto me ahogaba, Mi antigua fe vacilaba. dije: Tal vez por esto Entonces llamé en mi auxilio oro, plata, cobre o. nada.
El mundo es valle de lágrimas.
Los recuerdos de mi infancia; Luego. salimos de alli; Oré por mí y por aquella Pasaron. muchas semanas, Que me tuvo en sus entrañas; En Málaga vivía una señora recobraron mis ojos Dirigi al ciclo mis ojos, que siempre que se la preguntaSu alegría acostumbrada.
Que amargo llanto brotaban, Pero un día. tuve hambre! exclamć. Madre querida!
ba la edad, contestaba: Nadie de comer me daba, Ahora sé, por mi desgracia, Tengo trinta y dos años. mi padre estaba enfermo Por qué nos dice la Salve mi madre acongojada.
Que el mundo es valle de lágrimas! Con este motivo un guasón Yo la miré tristemente; puso en su álbum la siguiente EDUARDO DE CASTILLA letrilla. El mismo Dios, con ser Dios, llegó a cumplir treinta y tres; Miscelánea estas palabras: María salvación sólo usted siendo quien es de la patria.
no pasa de treinta y dos.
La tía de una encantadora soEl rey Arturo de Inglaterra brina exclama. se hizo construir un escudo en el Un mercader de cuadros pre Siento mucho, caballero, no que había pintada una imagen poder aceptar su invitación, por guntaba al paisajista Anastasio: de María con el Niño Jesús, a. Cuánto vale este cuadro?
la cual miraba el rey durante las que soy demasiado vieja y dela cual miraba el rey durante las masiado fea para frecuentar los Dsscientos francos.
batallas. Una vez estando sus bailes. Le doy a Ud. cincuenta.
soldados para huir, púsoles de Nada de eso, señora. Si. Cincuenta!. No me estoy lante el escudo, diciéndoles. supiera Ud. qué espantajos van muriendo de hambre todavía. Hé aquí aquella por la cual pe a veces a los bailes, se animaría leamos. Volvieron en sí los Ud. sin duda. Bueno. esperaré.
solcados y salieron victoriosos.
En ese escudo inscribió el rey Para que las flores conserven Imprenta El Pueblo Calle 2: Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.