MUNDO FEMENINO LUNES 18 DE OCTUBRE DE 1948 Página TRES WS Los Cipreses Meditando Los Caminos de un Cementerio Altos, severos, aterciopelados y cretos de la vida. Ellos son los árbo Ob quieta ciudad blanca, morada Aquellos que se odiaron, bajo tu En estos escondidos rincones, úl. tierra, en el cual la poderosa vegenegruscos, con las ramas cubiertas les sagrados, hijos de los últimos sus del silencio, con tus dedos cruzados suelo juntos se habrán de disgre timo albergue de los ignorados cam tación abandonada a sí misma, desde espeso verdín y señalando al cie piros del hombre.
en símbolos de paz; oh mansión de gar; los que honores buscaron y si pesinos, hay una profunda calma; pliega sus silvestres galas con un lulo, parecen los cipreses símbolos co Cuando el último de ellos haya los seres que se fueron del mundo, quezas tuvieron, terminarán iguales nadie turba su santo recogimiento: jo y una hermosura imponderables.
locados para detener al hombre su dejado de existir; cuando el mundo dejando tras de ellos estela de dolor. a aquellos que limosna pidieron por sin tener siquiera encima el peso de Al pie de las tapias y por entre sus plicando una oración.
no sea otra cosa que un desierto; Oh ciudad donde todas las pasio las calles.
una losa, deben de dormir mejor y rendijas, crecen la hierba y esas camCada uno de los que encontramos cuando el planeta ruede convertido nes terminan, y se igualan las cla La mujer que se ufana del albor más sosegados.
panillas de color de rosa pálido que en el camino de la vida, es un in en inmenso cementerio, sólo el cises en un común hedor; hoy senta de su cuerpo exhibiendo garbosa las Cuando logré abrir la carcomida suben sosteniéndose en las asperezas dice que implora el silencio; cada prés recordará a los que murieron. da a tu vera, comprendo la falsía curvas de su carne: la mendiga que puerta del pequeño cementerio que del muro hasta trepar a los bardales uno de los que vemos al borde del De entre el silencio eterno de la de las pompas del mundo y su fa cubre las suyas pustulosas, serán ba por casualidad había encontrado en de heno, por donde cruzan y se mesendero, nos indica silenciosamente tierra apagada, brotará todo un bos tuo esplendor.
jo tu suelo, pasto de los gusanos, mi camino, y éste se ofreció a mi cen como una flotante guirnalda de los caminantes que cayeran. Sus raí que de árboles cenicientos, todo un que no saben de encajes, de perfu vista, no pude menos de confirmar verdura. La espesa y fina hierba que ces abrazaron los huesos de los cai bosque de cipreses, que el viento he Ciudad donde se encuentran los mes ni sedas.
me en mis ideas. Es imposible ni cubre el terreno y marca con suave dos y absorbieron sus almas hacia lado hará crujir eternamente.
amantes que fueron; aquellos que Oh blanca ciudad quieta, del eter aun concebir un silencio más agres claroscuro todas sus ondulaciones, lo alto de sus fibras dejarlas su ondular será el postrer sus juraron no verse nunca más, o aca no silencio. Oh ciudad que a los te, más solitario y más triste, con produce el efecto de un tapiz bordavolar desde las altas ramas. piro que el espíritu lanzará de en so tal vez otros que la vida aparta seres todos haces iguales!
una agradable tristeza que aquel. Na do de esas mil florecillas cuyos poéLa silueta de los cipreses es la lá tre sus cenizas.
ra, sumiendo su existencia en cruel da habla allí de la muerte con ese ticos nombres ignora la ciencia, y sópida de los pobres; es el recuerdo desolación.
Rosalía de Segura. lenguaje enfático y pomposo de los lo podrán decir las muchachas del de los humildes; la esencia que de Será la oración de la tierra añosa epitafios. Cuatro lienzos de tapia lugar que en las tardes de mayo las jó el espíritu al despedirse del mun al despedirse de las almas.
humilde, compuesto de arena ama cogen en el halda para engalanar el do, haciendo revivir la materia; el sepulcro viviente de los últimos sesada con piedrecitas de colores, y al retablo de la Virgen.
Santiago Rusiñol.
Día de Difuntos gunos sillares compuestos de musgo en los ángulos, cercan un pedazo del Gustavo Bécquer.
El cementerio en fiesta! Ceremonia burlesca; la mascarada lúgubre atraviesa el jardin; Colombine, de luto, derrama una grotesca Ahora que estás muerta lágrima, mientras mira con amor a Arlequín. Si supieras! Cada día y no hiciste mal a nadie: Pierrot ha muerto; llora su consorte diablesca te sentimos más. Apenas ial contrario!
y hace el más femenino y picante mohin: te ovidamos un momento, Una tristeza con su cara de luna, blanca y funambulesca levantamos la cabeza nos da cuando recordamos fingiendo que solloza se pierde en el confin.
Es una breve historia, de llanto solo: y en seguida nos parece algunas diabļuras nuestras!
Dolor de las viuditas de alma marioneta; las vigilias pobladas de llamas rojas que vas a entrar por la puerta. Cuando pensamos las veces, Colombina de luto, capaz de ser coqueta en noche por intensa como de polo; No sabes con qué cariño aquellas veces, recuerdas?
con el mismo Caronte, en la Estigia laguna!
pesadez de silencios y de congojas, en casa se te recuerda: que te hacíamos rabiar en la seda garganta dogal de angustia, isi nos pudieses oir!
de gusto, por mil sonseras.
Arlequín y la dama, suspiran en la umbría humedades de lloros en la mirada veces, de sobremesa, Eramos un poco malos, por el pobre Pierrot, y como una ironia, luego una virgen, ella pálida y mustia, cuando nos reunimos todos pero ahora que estás muerta recórtanse en el cielo los cuernos de la luna.
con los albos adornos de desposada.
y el pobre viejo conversa nos tienes que perdonar con los muchachos, de pronto todas aquellas rabietas, IIachones y coronas y preces rezongadas ¿Es una desposada? De boda emblema, después de alguna ocurrencia, y las bromas que te dábamos, por las esposas muertas y los amigos viejos; aunque tiene la niña sólo seis años, nos quedamos pensativos esos gritos a la puerta farsa en que las figuras llegan siempre enlutadas las flores de la novia que Dios aliña, un rato largo: se queda de tu cuarto, cada vez a orar sobre las tumbas. con el alma muy lejos.
las pálidas y blancas y sin engaños, todo el mundo así, y el viejo que te ponías paqueta se retira de la mesa entretejen y forman esa diadema para recibir al novio, La reina misteriosa de la eterna quietud sin decir una palabra.
hoy abre sus alcázares, mientras que los gusanos que luce tristemente la dulce niña!
y esas travesuras, y esas Una palabra. Da pena, mentiras que te contábamos hacen en algún negro y podrido ataúd verle sufrir en silencio. Dónde espera al esposo la desposada?
para no ir a la escuela.
una glosa sarcástica de los sueños humanos.
Con laconismo grave, pero que aterra. Ah, cómo se te recuerda! tú, apenas nos retabas Es de noche; en los nichos las tristes luminarias mal oculto entre flores de tuberosa, Abuelita, que está sorda, entonces.
de los difuntos brillan como almas solitarias. sobre el blanco testero de su morada, si hablamos delante de ella Una tristeza Hora de poesía ungida de emoción que a mis ávidos ojos huraña cierra, por nuestras caras conoce nos da cuando recordamos!
dice con negras letras: Aqui reposa.
que bablamos de ti. La vieras! Pero, ahora que estás muerta, en que caen nuestras lágrimas, y en los magos cristales Por la noche, al acostarnos, ino es verdad que nos perdonas del espejo anterior, resurgen fantasmales JUSTO FACIO.
es claro, los chicos rezan todas aquellas rabietas?
los muertos que llevamos en nuestro corazón!
aunque no lo necesitas porque siempre fuiste buena Evaristo Carriego. EMILIO CARRERE.
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