SUNDO FEMENINO EDICION EXTRAORDINARIA. NAVIDAD 1949 Página 13 Talabartería LA MODERNA pinchándola cort bayonetas. Maria se tambaleó.
REVIVA LAS FLORES DE SU JARDÍN Hijo mío, 200 ves Esta es la época del año en que cen a florecer, manteniéndolas en un Jesús siguió andando. Tropeza muchas plantas, especialmente las lugar cálido y húmedo, pero lejos coa con una interminable proce: flores de Pascuas, comienzan a se de la luz directa del sol. La luz disión. Desfilaban multicudes; era el carse. Usted puede preservarlas pa recta del sol las marchtia. Los capiéxodo de un pueblo entero, a piera el año que viene si las trasplan los mantienen su belleza por más en carromatos, en coches de antita a un sitio fresco y oscuro. En la tiempo a una temperatura de entre cuada forma, en cabalgaduras rea 60 y 65 grados. Riéguelos moderada cargadas con el peso de dos y hasta primavera, vuélvalas a cortar, y ello de tres personas. El rebaño huma sembrarlas de nuevo en el cantero mente, dejándose guiar para o en una maceta más grande. ya por los tonos que las hojas vayan no se apelatonaba como ias reses verá como probablemente vuelven a tomando. Si éstas se tornan amarien el ferial y de él sali un gemido florecer para la Navidad de 1950. las ello significa que debe regarlas confuso, gordo, continuo, el lamen tar del sufrimiento fisico, del es Preserve su belleza cuando comien menos.
ganto y de la fatiga infinita. cada instante alguien se derrumbaba: un viejo exánime, una mujer DOCTORA MARIA TERESA QUESADA rendida de cansancio que soltaba a su crio, incapaz de portarlo más ELECTROTERAPIA DIETETICA tiempo. Nadie atendia al incidente.
Teléfono 4405 Para pasto de lobos quedaba allí.
Oficina 100 varas al Norte del Hotel Europa al borde del desfiladero, el rezagado. Una dureza inerte cerraba fog espiritus a cuanto no fuese el pulenta vieron pendientes dos a bre gritado por uno que se ahogainstinto de conservación. este horcados. Avanzaron hacia una viba.
también desfallecia. Muchos se ex va cuyas luces hormiguesban ya No puedo más dije a Je tendían, con propósito de no levan próximas. En una plazuela solita sús. Apartémonos de los homtarse. Dentro de los carros iban con ria desembocó de repente un pelo bres, hijo mío. Esto eg rerovar el fundidos puercos, gallinas, mori tôn. Conducía a una muchacha Gólgota!
bundos, madres lactando. a la delgadita, con las manos atadas a Madre respondió el cabeza de la mísera horda un mo la espalda, desmelevada. a a cada tro, estoy más triste aún que ancetón, oprimiendo un caballo 10 momento amagaba caer si el que tes. Necesito el alivio de una carigoso, repetía. Máy apriza. Más llevaba el extremo de la cuerda no cia maternal. Me duelen los agujeaprisa. Qué vienen!
ke sostuviese, desconyuntándole las ros de los clavos, y la herida del lo lejos la artillería tronaba. muñecas. Un farol del anumbrado costado me traspasa otra vez.
Bombardeaban a la ciudad, cuyos público les atrajo. Al pie del faro, María tendió los brazos, y no fuertes respondían. Las trincheras arrimaron a la tapia de un jardin fué sólo el centelleo estelar lo que vomitaban proyectiles. Poderosos a la muchacha. Fué un momento. alumbró. Rosadas tintas de amareflectores, rasgando la sombra, Unos castañetazos secos y lúgu necer se difundieron; gorjeos de buscaban en el aire a los pájaros bres. Cayó, rostro contra suelo. aves y acordes de ángeles tintinea mortíferos para cazarlos, Uno de El tiro en ej oído na era necesario; ron como campanillas de plata, y ellos desplomó aparatos de asfixia. pero no falló. Se alejaron log eje aromas de mirra, nardo y miel se Cientos de hombres cayeron arro. cutores.
difundieron por los ámbitos del jando sangre por la boca. pasó Maria se apresuró más. La orilla aire mientras duró el beso de Mauna sombra gris siniestra, y Jesús del mar no estaba lejos. Las pupiría a su Hijo. Luego, otra vez la la reconoció.
las de Jesús, que escrutan hasta las sombra, el trio, el pavor de la na. Madre mía; es mi enemiga, es entrañas, distinguieron bajo las olas turaleza.
la Muerte! Su guadaña ha relucido, una especie de cilindro de hierro Perdónales intercedió Masus huesos han qrugido irónicos al que se acercaba a una gran em ría Tú lo has dicho. no saben lo notar mi presncia. Parece que di barcación. Un ruido fragoso y la que hacen.
cen: No me has vencido Galileo. embarcación empezó a hundirse, Jesús se volvió hacia la ExoraUna lágrima de piedad rodó por caída hacia una banda. La tripuladora suspirando.
las mejillas de lirio de la siempre ción se arrojaba al agua pidiendo Ya lo sabes Madre; fué en esta Virgen. Se alejó de aquel lugar misericordia. El cilindro segundo el noche cuando nacía parn ellos maldito. Un bosque frondoso paſ estrépito. La embarcación saltó co no piensan en mí. No me dan recía no esconder horror alguno; mo un petardo y, precipitadamen tregua! Ni aun esta noche!
por allí no retumbaban los morte te, recayó en el agua y luego en el. Ni aun esta noche! repitió, ros. Sólo al final de un haya cor abismo. María pudo oír su nom. juntando las manos, María.
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