Guardar

MUNDO FEMENINO SABADO DE ABRIL 1952 PAGINA Literatura y Poesías Místicas El óbolo de Cristo HIC VIN CIT INRI Caminaba Jesús con sus discípulos.
De pronto se detuvieron a orillas de una fuenta que brotaba, en un hi.
lo quejumbroso y trémulo entre la hendidura de las ocas.
En un ángulo del camino, al pie de una cabaña cubierta de hojas sacas de palma, un leproso, desgarradas las vestiduras, inmóvil y de codi.
llas aullaba lastimreamente con las mnos y los ojos elevados al cielo.
Su rostro relucía al sol como un bronce antiguo carcomido por ti herrumbre. La frente era una sola llaga. Los labios se caían a pedazos, lividos y purulentos.
Mateo, el publicano, uno de los primeros discipulos, que era rico en viñas y en ganados y tenía además u na tienda de perfumes en el atrio del templo, saco de entre los pliegues de la túnica una moneda de oro y desde lejos, haciéndola girar en el aire, se la arrojó al leproso.
Pedro, el más rudo y hábil de los pescadores de Cafarnaún, quitóse del brazo del cesto de las provisiones que llevaba para el camino y acercándose cautelosamente, lo colocó junto al umbral de la cabana.
Juan, el más joven y bello de los discipulos, el predilecto: aquel, cuya cabeza de niño había sido tintas veces acariciada por manos divinas, des prendióse del manto de lino que flotaba sobre sus hombros, y andando con el extremo de las sandalias y extendiendo temerosamente los brazos, lo dejó caer con la punta de los de dos sobre la espalda del leproso.
Sólo faltaba el óbolo de Jesús!
El sol empezabar deslinar, coronendo de rosas sangrientas las cumbres de las montañas vecinas. Unos mercaderes se detuvieron a die agua a sus camellos, El Rabi avanzó serenamente. Su perfil aquilino se destacaba majestuo so nimbado por el último rayo de sol. Alzó entre sus manos sagradas la cabeza mostruosa del leproso; indino la frente y le besó en los labios.
Los discípulos se quedaron inmóviles.
Los mercaderes, espantados, cayeron de rodillas con las manos tendidas al cielo. y hasta los camellos alargaron hacis Jesús sus melancólia cas cabezas pensativas, en cuyos belfos temblaba un hilo de agua.
ΑΙ Nazareno Viernes Santo Frarisco Villaespesa.
Cómo fue Jesús Por tu sangre preciosa, Nazareno, por tu muerte de cruz en el Calvario, yo te pido lugar dentro la seno, que es tu seno precioso relicario.
Tres de la tarde. Del tosco leño pende en cruel agonia, crucificado, al lado de un ladrón de torvo certo, Jesús, El Buen Jesús, sacrificado.
El, el Elegido del Eterno.
que subió al Cielo y descendió al Infierno, dica. Padre. por qué me has abandonado?
Ve que voy por el mundo, solitario, de pecados y culpas todo lleno; dame entrada, Señor, en tu Santuario y haz que pueda, de malo, hacerme bueno.
HIC INS: Yo lo espero de tí, que eres amable, que no dejas tus hijos en olvido en un mundo de duelo interminable. su lado Dimas, ladrón bueno, que pende igual del infame madero dice a Gestas: Este nada hizo nuestro existir de error estuvo llano, y al oirlo Jesús, dicele entonces: hoy conmigo estarás en el Paraíso.
Tu piedad es sin tasa, inmensurable, y en mi vida, Señor, siempre he creído, que eres fuente de amor inagotable.
Guillermo Valdés Enrique Muñoz Padilla El Rostro Sonriente de Jesús Todo cuinto del físico de Jesús se sabe, resúmese en dos frases casi idénticas del evangelista San Lucas: el niño crecia y se fortificaba. lle no era de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él. Luc. II, 40 y 52. luego un poco más abajo: Crecia en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres. través de estas pocas lineas hay que adivinar el desarrollo fisico y moral de Jesús, la naturaleza de sus ocupaciones diarias y el carácter de sus relaciones con la familia y con la sociedad. Quedamos pues, condenados a entrar con gran frecuencia en el dominio de la hipótesis tal vez con detrimento de la verdad Casi nada se sabe del exterior de Jesús, porque los evangelistas, menos escribieron una biografia que la historia de una idea, de una revolución religiosa. De modo que al paso que el verdadero historiador no se hubiera descuidado de trazar el retrato de su héroe para darle mayor realce a los ojos de la posteridad, ellos se preocupaban únicamente de decirnos sus palabras y sus obras, queriendo presentarle como un ideal, no a nuestros ojos, sino a nuestras almas.
Sólo San Lucas, al precisar insistentemente que Jesús crecia en edad y en gracia, parece haber querido atestiguar que el joven adolescente estudo dotado de atractivos exteriores. El término de que se sirve significa, efectivamente, la estatura desarrollándose en la armonia de las formas físicas, Podemos, pues, sorprendernos con justicia cuando encontramos en Justino, Clemente de Alejandria, Tertaliano y Orígenes, la afirmación de que Jesús fué de corta estatura o de exterior desagradable. Aún cuando las afirmaciones de otros doctores de la Iglesia no desautorizasen esos testimonios, la indicación de San Lucas, que es categórica y que proviene de quien personalmente conoció a Jesús, destruiria tales versiones, escritas dos siglos después de Jesucristo.
San Nicéforo y una carta reputada apócrifa de San Juan Damasceno, dicen que Jesús fué el vivo retrato de su madre: Lleno de majestad en su porte, inclinaba un poco, al caminar, su elevada estatura. Sus ojos eran hermosísimos: sus cabellos ri.
zados caian en grandes bucles sobre sus hombros, su rostro era pálido. aceitunado y largos ydelgados dedos.
Su profunda mirada respiraba sabidu ria, paciencia y bondad. hay una carta de Léntudo, pretento presidente del pueblo le Jeru.
De todos los espíritus selectos que se han presentado en el mundo antes y después de Jesús, podemos decir que han reido en alguna ocasión, sin que nuestros fundamentos morales se menoscaben. todos nos es posible suponerlos con facilidad, en compañía de sus adeptos, en un miruto de charla alegre. De El no po demos formar este concepto sin que nuestra alma se niegue a hacerlo ¿Por qué nunca nos han descrito a Jesús en actitud de reir? Más aún. por qué en ningún momento nos Porque El fué hombre. como tal debió apreciar, en toda la plenitud del término, todas las emociones, todas las tristezas, todas las alegrias del hombre. Si una sola de las esencias nuestras hubiera faltado en su es píritu, su mensaje no sería completo; su ética no habria alcanzado a dominirnos de tal manera que se ha ce casi imposible formar la idea de stro en actitud de risa, salem, al Senado romano, en que se dan también detalles del físico de Jesús Todo no pasa de fantacía, cuan bien inspirada se quiera, pero fantasia.
Nada ofrecen tampoco de serio como garantía histórica, y menos aún como precisión de las líneas y nitidez de dibujo, la impresión sangrien.
ta que habría dejado el rostro de Jesús en el velo de la Verónica o en el sudario de Nicodemo, como tampoco su imagen nadiante, impresa en el lienzo con que enjugaba la frente y que fué remitido a Abgar, rey de dessa, en vez del retrato que no había podido ser reproducido por el artista enviado, Más satisfactorias serían quizás, si existiesen aún, las estatuas de Jesús enviadas, una por la Hemorroisa a Pancas (Eusebio, VIII, 18)
y colocada la otra, junto con los bustos de Abraham, de Orfeo y de Apolonio, en el oratorio de Alejandro Severo (Lampridio, Alej. Sev. 29)
Pero se han perdido; y además, en cuanto a la última producción, podríamos temer que, ejecutada demasiado tarde (años 208 a 235) respondiese sólo a un ideal, como las de Abraham y Orfeo, en vez de hacer re vivir la realidad.
Las pinturas más antiguas representan con mucha frecuencia a Jesús bajo los símbolos: el pez, el cordero, el buen pastor, En cuanto a las imágenes propiamente dichas del Salvador, pertenecen a la época menos primitiva y, en todo caso, son únicamente fruto de la imaginación del artista.
Sabido es que las sectas gnósticas se complacían en colocar los retratos de Cristo al lado de los de Pitágoras, Platón y Aristóteles. Se supone que provenian de un original debido a Pilatos. Se han encontrado dos de estas imágenes. La una, de tierra, re.
presenta a Cristo de perfil, como un joven imberbe, con la incripción del nombre en letras griegas. La otra, especie de medallón lleva en hebreo el nombre de Jesús y lo representa con largos cabellos partidos sobre la frente, los que le cubren las orejas y le caen hasta los hombros.
Inútil es añadir que las pinturas atribuídas a San Lucas no tienen mayor autoridad, porque si hubiesen existido en tiempo de los iconoclastas hubieran sido para los padres del séptimo concilio general Asegundo de Nicea, el argumento más decisivo contra los terrible innovadores.
La verdad estricta, pues, respecto el fisico de Jesus, es que no se sabe cari nada sobre el particular, hemos imaginado su faz en un gesto de amable sonrisa? En este detalle es donde apreciamos, en toda su fuerza, lo indestructible de su palabra y de ru doctrina. Porque ninguno en la Historia ha logrado borrar de la mente de sus discípulos el instante de risa que en alguna circunstancia tuviera su maestro; ninguno ha tras.
cendido a Jesús en el alcance de sus parábolas; nadie ha podido igualarlo en las sencilllas verdades que com.
prenden.
Y, no obstante, Jesús debió reir.
SU Attilio Vicenzi Jesús de Nazaret que como cúpula extendia sus ramas desafiando la cólera del viento.
con franca risa y candida inocencia quisieron avanzar al Nazareno. una piedra que a su tronco descansaba ofreciéndole el desoinso a su tatiga, el agua de la fuznte que sombreaba y fresca brisa y soledad amigu.
Mas torvo el rostro de sus padres vieron y sintiéndose por ellos detenidos ay los niños de miedo se escondieron y cayendo de pavor estremecidos.
El Nazareno se sentó en ella y extendiendo su túnica en el suelo y do sus ojos la mirada bella frijola asi en el inmenso cielo.
El Nazareno se sonrió con calma y a los niños buscó con su mirada y en su pupila apareciendo el alma asi exclamó con voz entrecortada.
De faz amable y de mirar divino, de gravedad y de tristeza lleno, en solitario y funeral camino a paso lento marcha el Nazareno.
Por el manto su túnica velada sus labios entreabiertos que suspiran, y de sus dulces ojos la mirada que hacia los cielos de repente mira.
Todo habla en él, su frente pura, sus ojos y su andar y su sonrisa, que el rostro varonil le transfiguré y a veces le ilumina y divinisa.
Callado taciturno y dentro de la sombra y el follaje ameno, como extraño y cansado peregrino detávose por fin el Naztreno.
Terso cristal de limpido arroyuelo y a sus orillas tranquilo murmuraba y en sus ondas mansisimas copiaba. las orillas márgenes crecia un árbol frondoso y corpulento. Ya vienen. exclamo; pueblo judio, que mi palabra convencer no alcanza hacedles convencer ¡Oh Padre Mio!
que de las almas soy luz y esperanza, Dejad venir a mi a los tiernos niños!
que hijos son de mi Padre Omnipotente y encuentro en su delicia mis cariños y en su cándido amor fan inocente. la turba en efecto presentóse cada cual de rodillas posternos y es el Hijo de Dios se murmualba. con verdad y con verdad os juro que no encontrará en el reino de los cielos aquel que no se vuelva justo y puro como el último de estos pequeñuelos.
Algunos niños de bello rostro y de mirar sereno Padre grave Omnipotente y Majestuoso a todos dá su bendición divina.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

    France
    Notas

    Este documento no posee notas.