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MUNDO FEMENINO LUNES 24 DE AGOSTO DE 1953 PAGINA CINCO La Suntuosa Boda Aguilar Muñoz CABEZAS ttoo Señora Grace Muñoz de Aguilar En medio del unánime regocijo de familiares y amistades que vieron en la formación de este nuevo hogar los mejores augurios a la creación de otra ejemplar familia en el seno de la sociedad costaricense, celebró su boda el sábado ocho de Agosto recién pasado, en el Templo de Nuestra Señora de las Mercedes el estimable joven don Franklin Aguilar Alvarado. descendiente y heredero del acervo moral del hogar que formara el caballero don Gregorio Aguilar y su inolvidable señora doña Alvarado de Aguilar, y quien, después de haber terminado sus estudios superiores en nuestro Colegio Seminario, se graduó de abogado en nuestra Universidad Nacional, y luego se doctoró en Derecho en la Universidad Central de Madrid, España, creándose una envidiable posición profesional que hoy le perfila como uno de los valores de mayor promesa para la patria, con la espiritual, culta y hermosa señorita Grace Muñoz Vargas, heredera de los altos merecimientos de los muy estimados esposos don Ramón Muñoz Valverde y su gentil señora doña Teófila Vargas de Muñoz. Fué estudiante distinguida del Colegio de María Auxiliadora en donde su recuerdo perdura en virtud al talento y simpatía que siempre la caracterizó, habiendo luego conquistado la admiración y el afecto de cuantos en el seno de la sociedad disfrutan de su amistad inapreciable por su cultura refinada con la realización de varios viajes a Europa y América, los cuales dieron realce mayor a su personalidad ya sugestiva por la bondad que la circunda de un halo encantador.
atributos no podían menos que rodear de cálidas simpatías el ambiente de su boda, celebrada, si bien dentro de un carácter de intimidad debido al reciente duelo del Lic. Aguilar, sí en un marco de sobria elegancia y espléndidos afectos.
Los jardines todos de la capital volcaron en la residencia de la joven desposada el homenaje perfumado de múltiples canastas de flores que inundaron también el Templo de La Merced, y el Restaurant Hispano, sitio de recibo y felicitación a los jóvenes esposos, hermoso homenaje de una sociedad que así rendía tributo cariñoso a quien la ha prestigiado, y que al no ser éstas suficientes, buscó en las joyas, la plata, el cristal, la porcelana, las pinturas, la seda, el lino y los perfumes otros motivos con los cuales testimoniar a la joven señora de Aguilar el beneplácito por su boda en una cantidad de incontables, bellos y bien seleccionados presentes, expresión todos del gusto exquisito de sus oferentes. así, junto a tal caudal de simpatías, afectos y buenos deseos, amaneció el día de la boda. Día en el cual pareció cual si cielo y sol quisieran también rendir a la desposada el homenaje de su belleza, pues si uno se vistió de un azul intenso salpicado de vaporosas y blancas nubecillas, el otro volcó magnífico sus cascadas de oro, símbolo prodigioso de la espléndida brillantez que tuvo la boda que reseñamos y de la senda de dorada felicidad que ese día iniciaron Franklin y Grace. las once de la mañana ya contenían las naves de la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes a una vasta y selecta concurrencia que ansiaba no sólo presenciar la ceremonia que se anunciaba suntuosa, sino elevar sus ruegos al Altísimo por la felicidad del hogar que iba a constituírse.
El templo todo era un derroche pleno de flores y luoes. Una rica alfombra cubría toda la nave central hasta llegar a los reclinatorios en donde ambos esposos habrían de arrodillase, y los cuales estaban bellamente cubiertos de una nube de raso nacarado, sobre la cual, estrellas de pureza exhalaban su delicado aroma albos botones de rosas prendidos en la red sutil del espárrago. ambos lados de la nave, dos filas de bellos maceteros de mimbre esparcían el aroma de su precioso contenido de varitas de San José y flor de nube, entrelazándose entre sí por cadenas de espárragos en las que blanqueaban diminutos jazmines de la Virgen, rematando este regio arreglo floral con la artística colocación de varias bellísimas canastas de flores blancas en el sitio destinado a la celebración de la ceremonia, frente al cual lucían su esplendor dos centenares de velitas que, brillantes, competían con las tantas que iluminaban el altar regiamente adornado de gladiolas blancas y ricos albos manteles de lino.
En lo alto, la sagrada imagen de Nuestra Señora de las Mercedes, surgía radiante cual si esparciera sobre la concurrencia los luminosos rayos de su bondad. En el Coro, los profesores que tomaron parte en la ceremonia, afinaban sus instrumentos, la renombrada soprano Julieta Araya y los distinguidos profesores don Julio Mata don Raúl Cabezas, don Carlos Enrique Vargas y don Alcides Prado; la espectación de la concurrencia admirada del exquiisto y buen gusto artístico, creció cuando el Maestro de Ceremonias don Bolívar Monestel, dió la señal y los violines rompieron acompados del órgano con un arreglo especial del Profesor Vargas a cuyo compás desfilaron las siguientes damas, damitas y caballeros en calidad de padrinos, llevando ellas, para realce de su elegancia, preciosos corsagges de camelias sobre espumas de malín en diversas tonalidades del verce, adornados con originales lanzas de plata u oro, en perfecta armonía con el traje de las da.
mas.
He aquí la formación del cortejo nupcial.
Don Gregorio Aguilar Sibaja y doña Teófila Vargas de Muñoz; Dr. don Manuel Alvarez Iraeta y doña Milagrito Alvarez de Cañas; don José Florensa y doña Elda Canossa de Armijo; Dr. don Manuel Aguilar Bonilla y doña Nelly de Carballo; don Guillermo Macaya Lahmann y doña Isabel Terán de Artiñano; don Fernando Binda y doña Mercedes de Armijo; Dr. don Jorge Arguedas, por sí y en representación de don Aniceto Esquivel y Srta. Isabel De Mendiola; don Víctor Balmaceda y doña Talía de Quesada; Lic. don Rodrigo Do.
bles y doña Socorrito Montenegro de Acuña; don Guillermo Ruiz y doña Anita de Colombari; don José González Arellano y doña Carmela de Oña; don Duilio Canossa y doña Alicia de Armijo; Lic. don Marco Tulio Zeledón y doña Nelly de Gadea; Lic. don José Rafael Acuña y doña Elia Negrini de Arguedas; don Danilo Colombari y doña Victoria de Ruano, por sí y en representación de doña María Eugenia de Aguilar Bonilla; don Antonio Ruano y doña Luz de Ramírez; don Gregorio Aguilar Alvarado y Srta. Lila Jiménez; don Ulises Ramírez Blanco y doña Matilde Corvetti de Tanzi; Ing. don Enrique Herrero García y Srta. Carmen Sanóu; don Juan Rafael Quesada y Srta. Zoraida Brenes Guzmán; Lic, don Carlos Manuel Brenes y Srta.
Nelly Bonilla Vega; Lic. don Antonio Bonilla Serrano y Srta. Eugenia Castro; don Rubén Amador Ruiz y doña Carmen Sibaja de Picado; don Gerardo Picado, por sí y en representación del Lic, don José Dejuck y Srta. Yolanda Amador; Ing. don Alvado Robles Aguilar y Srta. Roxana Quirós Sáenz; Lic. don Fernando Murillo y Srta. Hortensia Chaves.
Terminado este desfile, aparecieron, angelicales, preciosas, figuritas dignas del pincel del más afamado artista, dos diminutas muñecas que con sin igual gracia portaban las arras y los anillos en delicadas bandejas de plata y cristal; primero, la niñita Rose Mary Artiñano Terán, figurita nacarada, botoncito de rosa entre la vaporosidad de su precioso trajecito de celeste malín, y tras ella, delicada cual una porcelana entre la rosada nube del trajecito de tela similar. Carmencita Herrero Peñuela, ambas con la más dulce de las expresiones y encantadora majestad, las cuales se colocaron junto a las primeras madrinas, embelleciendo con su presencia el cuadro señorial.
Cambia la Orquesta su melodía; y es ahora la Marcha Nupcial de Lohangrin del maestro Wagner la que se escucha. y a sus acordes, dando el brazo a su padre el caballero don Ramón Muñoz Valverde, desfila la novia, plena de señorial elegancia y de una suave y arrobadora belleza, luciendo un regio traje estilo princesa confeccionado por la gran modista doña Rosalía Arias Oreamuno en fino raso de inmaculada blancuro, cubierto todo de un delicado encaje italiano, en forma de delicadísimas aplicaciones hechas a mano, las cuales bañaban con sus espumas la majestuosa cola de cuatro metros de largo. Botones nacarados cerraban el frente y ajustaban los puños, dando con ello un realce mayor al traje espléndido que por lo original de su confección mereció los más cálidos elogios de la concurrencia.
El espumoso velo estaba sujetado por una linda corona estilo Isabel II y en las manos de la futura contrayente daba testimonio de su pureza un precioso ramo formado por tres bellísimas orquídeas blancas, exquisitos ejemplares en su clase, orlados por cascadas de níveo malín entre las cuales lucían su tímida belleza los aromados juzmines de la Virgen. Ha sido este uno de los ramos de novia más artísticamente contemplados, y, como los corsagges de las madrinas, obra del Jardín La Milflor, su paso, la bella novia sólo escucha elogios y hay en todos los corazones un temblor de emoción al verla acercarse al sitio donde su prometido la aguarda en compaía del Reverendo Padre don Alexis Zamora, el cual revestido con ricos ornamentos sacerdotales, da principio a la solemne ceremonia, leyendo a los prometidos la Epístola de San Pablo, tomando los consentimientos y, finalmente constituyéndoles en esposos, mientras, desde el Coro violines y soprano se escuchaban melodiosos al desgranar las notas de la bella canción Yo te Amo de Grieg.
Sigue luego la Misa de Velación. Ceremonia solemne que oficia el Reverendo Padre Zamora ayudado por dos acólicos, la cual por lo desacostumbrada en estas ocasiones, dado el ambiente frívolo que priva, llena de fervorosa unción a la concurrencia que emocionada ve a los esposos arrodillarse en los reclinatorios para el afecto ataviados, desde los cuales escuchan la Santa Misa y reciben la Santa Comunión, dando fin con ella a la celebración de su boda, mientras la novia desgrana Aves Marías en la filigrana de su rosario. En los demás declinatorios, sólo se ven frentes inclinadas ante la Majestad iDvina, con una devoción que hace pensar en la plácida serenidad de unas almas llevadas ante el Trono Divino en aras de la sagrada música que alada surge de órgnos y violines; del Santo Oficio que se celebra, del aroma de las albas flores y de la divina expresión de la Virgen de las Mercedes que, resplandeciente desde el Altar, parece sonreír maternalmente.
Terminada la Santa Misa, y otorgada la bendición, el Reverendo Padre Zamora lee ante toda la concurren cia el mensaje cablegráfico llegado esa misma mañana por medio del Ilustrísimo Monseñor Bernier, Prelado Doméstico de Su Santidad, trayendo para los esposos Aguilar Muñoz, la Bendición Papal otorgada al Lic.
Aguilar y a su joven esposa con motivo de las nupcias que han celebrado, lo cual viene a colmar el cúmulo de buenos deseos y, simpatías con que tal matrimonio ha sido acogido, ya que, esta bendición es otorgada en muy contadas ocasiones. He aquí su texto: Citta del Vaticano de agosto de 1953. Monseñor Paul Bernier, Nuncio Apostólico, San José, Costa Rica: Augusto Pontífice envía cordialmente jóvenes esposos doctor Franklin Aguilar y Grace Muñoz ocasión su matrimonio con paternos votos y como prenda Divinos favores solicitada Bendición Apostólica. Montini Prosecretario. Suma a ella la suya el joven y distinguido sacerdote y con las más cariñosas palabras despide a los recién casados, quienes pletóricos de una dicha inmensa, prendida en sus corazones la esperanza, salen del Templo en un segundo dehfile tan señorial como el primero, en medio del júbilo emocionado de la música que deja escuchar el Sueño de una Noche de Verano y de las sonrisas de beneplácito.
Es ahora el Restaurant Hispano de don Francisco Faiges el sitio en donde se reúnen desposados, fa.
miliares e invitados para brindar por la felicidad del hogar recién formado, y es también su recinto, conjunto de belleza y de buen gusto el que sirve de marco al brindis. Sus salones especialmente arreglados con regias alfombras y artísticas lámparas, lucen además de otras tantas canastas de flores un arreglo de los Jardines Pujol y Floralia en espárrago y claveles blancos en los salones generales, y claveles blancos y rosados en el destinado a novios y padrinos. La bella desposada ha ido antes a depositar el símbolo de su pureza, en acto de devoto amor a los pies de la Virgen María Auxiliadora ante la cual se arrodillara tantas veces de estudiante y a recibir las congratulaciones de sus profesoras las Religiosas Salesianas; es por eso que su presencia no es inmediata, pero cuando al fin llega, reunidos ya todos cuantos anhelan testimoniarles sus votos de felicidad, se inicia con general júbilo el brindis con Champagne, al cual sigue un exquisito almuerzo en el que se sir.
ven los mejores manjares y vinos, con gran delectación de la concurrencia satisfecha y admirada de la esplendidez de sus anfitriones. Pero aún falta otro motivo de admiración, y este llega cuando la feliz novia acompañada de su esposo, distribuye la pasta deliciosa del ca.
ke, elaborado por el artista, que tal es la palabra que se debe aplicar al Sr. Jorge Murillo, quien confeccionó no solamente una pasta exquisita, sino un cake que era toda una obra de arte, formada por un regio corazón que descanzaba sobre arcos formados por guirnaldas de blancas rosas de las cuales pendían campanitas de plata sobre las que volaban palomitas mensajeras de la felicidad. Después de esto, los desposados parten en viaje de bodas hacia La Catalina, de donde pasaron a Puntarenas, habiendo regresado hace unos días a fijar su residencia en esta capital.
Sea esta una nueva oportunidad de reiterarles nuestros votos más cordiales por su eterna ventura, sumándolos a los tantos recibidos de manera verbal, telegráfica y cabregráficamente, ya que el círculo de sus amistades es amplísimo dentro y fuera del país, prueba de lo cual es la siguiente lista de padrinos ausentes: Fray José Francisco de Guadalupe Mojica (Perú. don Antonio Herrero Navas y doña Rosalía García de Herrero (España. don Rafael Alvarado y doña Juana de Alvarado (Nueva York. don Antonio García y Srta.
Dolores Rivas Martín (España. Dr. don Emilio Bentabol Jiménez y doña Pilar Herrero de Bentabol (España. don Carlos Corticelli y doña Elizabetta de Corticelli (El Salvador. don Antonio Ercole Canossa y doña Rita de Canossa; don Agustín Andrade Torres (Méjico) y Srta. Carmelina Herrero García (España. Lic. don Alfonso Carro Zúñiga (Alemania) y Srta. Hortensia Martínez Amores (Cuba. Cuenta hoy la sociedad costarricense con un hogar más que la prestigia, hogar en el cual resplandecerán como eterna lámpara votiva las virtudes por ambos esposos heredadas de los ejemplares hogares de sus mayores.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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