PAGINA SEIS MUNDO FEMENINO Del 24 al 30 de Noviembre de 1956 CONFESIONES DE UNA MUJER ESCRIBE: CARICIA ANDRADE CHOMPIPES GA NARON una Los siguientes compradores de un pollo DIAMANTE ganaron DOS CHOMPIPES, y harán felices en las correspondientes obras caritativas: Cupón NO Señora Lilian de Matorrila ofreció un Chompipe al Hospicio de Huérfanos.
Cupón NO Señor John Parker ofreció un Chompipe al Hogar Biblico.
Cupón No Señora Marina de Fonseca ofreció un Chompipe al Hospicio de Huérfanos.
Cupón NO Señora Inéz Pulis ofreció un Ckompipe a El Soldati.
Cupón NO 13 Señor Harry Ferber ofreció un Chompipe a la Clínica Biblica.
Cupón NO 15 Señor José Villalobos ofreció un Chompipe a El Soldati Cupón NO 21 Señora Margarita de Anco ofreció un Chompipe al Asilo de Las Mercedes.
Usted también tener la ocasión de hacer un acto de caridad puede ganar un Chompipe para Navidad y Pero ya en mi había prendido el ansia de apren extraña aventura. en seguida prometieron ayudarder a bailar. Dios mío, qué anhelo más tenaz! me a guardar silencio. Todavía hoy, ya casi todos cómo hacerlo cómo? Si yo hubiese tenido junto a definitivamente ausentes me inspiran un cariño inmi a una madrecita comprensiva a la cual mani decible.
festar mi deseo, todo habría estado arreglado, pero.
en aquellos tiempos? a quién no era mi madre? feliz de cuantos habia iniciado e inicié luego en comenzó mi aprendizaje terpsicoriano, el más mi padre? Menos señores, menos si a mi papa el correr de mi vida. Santo Cielo! Qué maessito le hacian creer que yo era un engendro, cuando tros más complacientes y pacientes, y que materia menos de Atila. Así que papá aún para darme la tan fácilmente asimilable. Y, sobre todo qué dósis orden más simple lo hacía con una voz de juez que interminable de dicha me dejaban aquellos aprenpronunciaba sentencia.
dizajes.
Pero nada me desanimaba, nada. Yo había deNinguno en la casa se explicaba el por qué cidido aprender a bailar, y aprendería. Cómo? Silde mi actividad incansable, el por qué de mi afán bando, tarareando la música de moda? Bueno, lo ha de servicio, el por qué de aquella actividad conscía, pero al primer intento un estentóreo: Cállate tante. Era porque yo estaba tan, pero tan feliz, loca. me apagaba momentáneamente los ánimos, que nada de cuanto hicieran en mi contra me enoque volvían a encenderse allá, por la noche metida jaba o resentia; que todo cuanto me enviaban a haen mi pobre lecho, escuchando las voces alegres de cer me parecía poco y deseaba que todo quehacer los que en la vecindad se divertian: había una casa se terminase más pronto para que así cayese el día vecina en la que tres jovencitas, hijas de aquel ho ligero, llegase la noche, se acostasen todos. y pogar, solían reunirse a bailar con algunos vecinos del der levantar nuevamente las tablas del piso.
barrio y sus muchachos. Recién habían comprado la entonces famosa victrola, aquella que tenía un Mi sesión de baile escasamente llegaba a cornetón enorme, y la disfrutaban grandes y chicos. hora, una cuando más. Pero yo, al correr de una Sin embargo, a mí pese a que los dueños de casa semana ya había aprendido, lo que en aquella época solicitaron permiso para ir a llevarme, no me fue se bailaba y ya tenía dos y más galanes esperando permitido. Ah, entonces si que se opacó la felicidad mi llegada, con los brazos y piernas llenos de tierra que había estado sintiendo, para transformarse en y la cabeza de telas de araña. Era, honor disputado una amargura indecible, mientras me revolvía en la el que ellos prestasen sus pañuelos que yo humedecama escuchando las risas, la música y cuanto una y cia para limpiarme antes de pasar al interior de otra suponían para mi. Daba vueltas y más vueltas la casa a cambiarme de traje, que continuaba sienbuscando una salida a mi desesperada situación. do el mismo, pues, no teniendo sino dos de medio Cavilar de noche y noches. Pero al fin la encontré. ver, era bien riesgoso llevarme el otro. así había Si, la encontré, y con ella pude salir durante sema vivido dos felices semanas. El secreto era conocido nas hasta que, de no haber sido por unos gatos, bien de todo el barrio, pero no por eso menos bien guarhabría prolongado aquella escapada feliz por muchos dado. Jamás he sabido de otro con igual suerte.
tiempo más.
Pero, lo que no hicieron los vecinos y amigos, di¿Qué como fue? Pues muy sencillo. hoy, treinta malvados gatos y mi ignorancia.
vulgar mi feliz secreto, me obligaron a hacerlo unos y cinco años después me avergüenzo de hagerlo hecho, y, si lo cuento, es sólo para que los padres Una noche, apenas irían a ser las nueve y me comprendan el peligro que entraña contener sin jus dia, cuando regresaba yo apresurada en la obligada tificación y en forma drástica los naturales im posición horizontal que ustedes conocen. Ya me falpulsos y anhelos juveniles, que para salirse con la taba poco para alcanzar la puerta de entrada suya siempre encuentran cómo, Yo encontré la mía, cuando Se dejaron oir, los terribles maullidos de una noche en que sollozando desesperadamente, des unos gatos. Qué gritos tremendos Dios mío. Aún hoy pués de haber mirado al tejado, y recorrer con la sabiendo que aquello no es cierto me asusto. Me vista unas y más veces todas las paredes del cuarto, habían dicho que cuando estos quietos animales grila fijé en el piso. Calmado al fin el llanto, comencé taban así era porque veían el diablo, y yo, por sua contar las tablas del piso. una, dos. tres. y puesto, lo creí y seguía creyendo. Como no tenía Izás! llegó la idea salvadora. Sí, ahí estaba. Ahí muy tranquila mi. conciencia por la diablura que mismo!
había venido haciendo, pues lógicamente supuse que el enemigo de San Miguel me estaba esperando paRecordé cómo mañana habían hera llevarme, y. secundé a los gatos gritando con tocho meter debajo nidada de do el volúmen de mis cuerdas vocales. Oír aquello huevos de gallina indisciplinada.
Santo cielo qué maravillai Bendita gallina! Al siguien me sorprendió debajo de su cuarto, levantarse, comi madrastra que sobre mí dormía, pues el suceso te día, que casi esperé despierta, tan pronto como rrer al mío y ver las tablas levantadas. y commi madrastra salió al mercado, yo, armada de martillo y formón. que fui a pedir prestado en el vecin prenderlo todo, fue cuestión de segundos.
dario) y constituída en el más hábil carpintero, des todo correr yo ya estaba asomándome por el clavé tres de las tablas del piso, que, por supuesto hueco en cuestión, no teniendo que hacer más esdejé colocadas de tal manera que de la diablura fuerzos por mi cuenta ya que ella me ayudó buenadie se diera cuenta.
namente a salir tirada del pelo. aquella noche, por primera vez llegué a la Tan asustada estaba que, pidiendo mil perdones casa vecina. Tan pronto como los ronquidos del para que el diablo no me llevara, confesé todo. cuarto de mi madrastra me anunciaron que ya ella por supuesto, con paliza doble, la que ella me dió dormía felizmente (la pobre mujer se acostaba tan y la que a esta agregó mi padre al llegar instantes cansada) yo salí de mi lecho, y levanté las tablas después, terminó la feliz aventura que había estado ya referidas, haciendo horizontalmente y boca abajo viviendo.
el recorrido de mi cuarto a la calle. Llegué al imTremendos martillazos dados en las tablas se provisado baile que parecia una minera y con un guidamente por papá fueron el responso a la muerpaquete que contenía un traje desde la tarde esconte de aquella dicha que ya no sería.
dido en un solar vecino. La dueña de casa y sus visitas se asombraron tanto, como luego rieron mi Continuará con: OTRA ESCAPADA. esa me una a sacar una Al comprar su pollo diga.
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