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PAGINA SEIS MUNDO FEMENINO Del sábado 13 al 26 de abril de 1957 ALWOLVO VOY NOMOROWOWOWOTAWOWWWWWOWOWOWOWOWOWOWO Jesús Crucificado Viernes Santo YOYOYOWOWOYA VWOWOWOWO Oh buen Jesús que pendes del madero do la humana injusticia te ha colgado, a ti Jesús, Dios y hombre verdadero que viniste a salvarnos del pecado.
Que grande es tu dolor, oh Dios bendito al contemplar la corrupción y vicio. y tiendes la mirada al infinito valor pidiendo para tu sacrificio.
La santa madre contempla la amargura de tu Divino Rostro atormentado, mirando con dolor y con ternura a quien vino a salvarnos del pecado.
Tiembla la tierra, se oscurece el dia, el fiero centurión se ha conturbado, porque diciendo: Todo está consumado has llegado al final de tu agonía.
San José, ENRIQUE MUÑOZ PADILLA BRIXENCH UUIUMINTONCIOUNCIONOMINCIU VIVION DRAMA DEL GOLGOTA Patrocinio Barrientos, Guatemala María Reina de los Dolores ¡PÅDRE MIO: PERDONALOS: NO SABEN LO QUE HACEN. Pudo llegar hasta ahí, la infinita bondad del Nazareno. Elevar hacia el Padre Celestial, esa frase henchida de amargura, en los instantes más angustiosos de su vida para pedir perdón en favor de sus Verdugos? Eso es humano, tan demasiado humano y entraña una profunda filosofía que quizá el propio cristianismo no lo ha llegado a comprender.
INTRODUCCION Huyendo de la vida he llegado a tu templo, me he postrado a tus plantas, invocando tu amor, tu mirada he buscado, implorando tu auxilio, y he besado tus manos con sincero fervor.
OFRECIMIENTO todos los que sufren, a todos los que lloran, dedico yo este poema, engendro del dolor, estrofas son del alma, nacidas al conjuro de amarga pesadumbre, de cruel desilusión.
Jesús, mil veces santo, que reinas en el cielo apiádate amoroso, de nuestra humanidad, Ah! no permitas Maestro, que el mundo en su locura olvide tus consejos, naufrague en la impiedad.
En lucha fratricida, los hombres se asesinan, los campos abandonan, se alejan del hogar, errantes, corrompidos por fuerzas inhumanas, sembrando van doquiera, la ruina y la impiedad.
No se oyen ya los cantos de la niñez sencilla, ni de las arpas de oro, angélica oración, soberbios, arrogantes, cual bestias del averno, los hombres ya no escuchan la voz de la razón.
Destruidos ya los templos, en ruinas las ciudades, ideales ya no existen, no impera ya el amor, y a la campana alegre que otrora fue consuelo, sucede el ronco grito de horrisono cañón.
El que sufre es un paria, no un hermano, la virtud se escarnece y la hidalguía, y al que tiene el valor de erguirse puro, lo como el lobo, la jauria.
Por esas tus heridas, por esas tus angustias, remedio a las miserias te pido, por favor, tú puedes, Poderoso, con tu mirada dulce, calmar las tempestades, hacer que brille el sol.
Que se miren los hombres como hermanos, que nadie gima sólo en orfandad, a las hondas heridas Tú puedes dar consuelo, bálsamo milagroso de amor y caridad.
Tú pasaste, sereno, el Tiberiades, tu palabra calmó la tempestad, y puedes, con tu aliento soberano, lograr que brille el sol.
La humanidad se agita sin brújula y sin norte, cobardes asesinos, se miran por doquier, y tu verbo sublime, que es música y consuelo acalla horrible estrépito de fiero batallar.
Que impere tu justicia, tu verbo que redime, tu reino que es eterno, que nunca tiene fin, que no haya sido en vano, tu sangre, derramada en holocausto santo de paz y de perdón.
No es posible, Señor, que siga el mundo cual barca sin timón ni derrotero, ave perdida en el espacio inmenso sus alas rotas en cansado vuelo.
MAÑANA SERAS CONMIGO EN EL PARAISO completaron aquel cuadro siniestro otras dos cruces enhiestas en la áspera cúspide del Gólgota donde yacían colgados dos criminales, dos ladrones: Dimas y Gestas: el uno bueno, el otro malo. El uno arrepentido de sus crímenes y el otro blasfemando de su suerte. El divino maestro inclina la dulzura paternal de su mirada, hacia el bueno y le dice: Mañana serás conmigo en el Paraíso!
AH ATAU HAS ¡MADRE: HE AHI TU HIJO. HIJO: HE AHI TU MADRE! el sublime mártir, señaló entonces a su divina madre: la Virgen Maria que en un torrente de lágrimas saboreara resignadamente su dolor. Bien sabia el blondo Nazareno, que Juan, el Apóstol más joven, compartiría con la noble cuitada, el inmenso sufrimiento que le embargara.
WWWOWOWOWOWOWYOOY PADRE MIO. POR QUE ME HABEIS DESAMPARADO?
Llegó un instante en que agotada su resistencia física, sintió flaquear su gran fuerza espiritual y creyéndose abandonado, clamó con su amantísimo Padre, en un gesto de conformidad, pero a la vez de justo reclamo. SED TENGO!
Era verdad que tenía sed el divino Redentor cuando acercaron a sus ardientes labios la esponja empapada de vinagre. Pero no era únicamente sed material, sed física. Era también sed de misericord sed de piedad, sed de perdón para aquellos que le martirizaban con tanta sana y crueldad. TODO SE HA CONSUMADO. Jerusalén, la gran Jerusalén! que en su larga vida de disipación, había escanciado ya la copa del pecado, estaba señalada con el indice de la faltalidad para llorar su triste destino. La profecía estaba escrita y la profecía se cumplió. No quedará piedra sobre piedra! efectivamente: Ya todo se habia consumado.
WOONMANOVADUVUVIOMIOONIVIDIOMVAUNUN PLEGARIA Yo te pido, Señor por los que sufren, Yo te pido, Señor, por los que lloran, porque una aurora luzca en el oriente preludio de una paz consoladora.
Que tu doctrina fecundante y santa ilumine la ruta del viajero despojando de cardos su camino, de estrellas alfombrando su sendero. Por esas tus heridas, por esos tus afanes, por tu amargura intensa que ennobleció el dolor, ampara a los que sufren, protege a los que lloran en esta triste noche, de oprobio y aflicción.
EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPIRITU Sus últimos gemidos porque no eran lamentos sus últimos ayes, los consagró a devolver su espíritu al Todopoderoso. al punto quedó quebrada para siempre la potencia física del salvador de los hombres.
Su alma sensible a los más crueles tormentos voló como pájaro herido en rápido vuelo de amor y de ternura hacia la eternidad.
Este nombre, tan sacrocanto y puro tan puro como el aire de los mares, Que brilla tanto en el umbral obscuro, Como brilla radiante en los altares.
Es el nombre sublime de Maria, Que hace vibrar el númen de los poetas, Es la madre que nos ampara y guia, La que anunciaron tanto los Profetas.
Esta madre bendita y aclamada, En todos los hogares de la tierra, Es la magna figura inmaculada, Por la pureza y santidad que encierra.
Oh, Reina Mártir del Eterno Cielo, Estrella matutina soberana, Salve Oh Madre, divina del consuelo, Piadoso amparo de la vida humana.
Tú salvarás, Oh madre redentora, todo pecador arrepentido, Mas por eso te llama auxiliadora, Oh nueva Eva del Edén perdido.
Tú que llevas doquier el santo brillo, Alumbrando la vasta lejania, Si el mismo Serafin, el pobrecillo, Halló tu gracia en la lejana umbria.
Por qué no venerar la Inmaculada, La madre excelsa del Todopoderoso, Ella siempre es la misma y abnegada, Que nos protege con su amor hermoso.
Oh! siempre pura y virginal Maria, Sacrosanta de todos los dolores, Que llevaste la cruz de la agonía, En tu alma divina que sufria, Los más duros y recios sinsabores.
Quiero hablarte, Oh madre poderosa, De ese amargo sufrir de tu existencia, es de aquella pasión tan dolorosa, De la regia figura luminosa, Que figura en tu limpida conciencia.
Ella cruzó la dolorosa via, Junto al Mártir convulsa y sollozante, Ella siente en su pecho la agonia, El dolor más amargo de aquel día, Al ver el cuerpo de Jesús sangrante.
Ella siente su pecho lacerado, Al oir las horrendas martilladas, El cráneo divino de su amado, Al mirarlo tan triste y coronado, Con las duras espinas aguzadas.
La Virgen santa, Inmaculada y pura, Ensimismada en su dolor profundo, Tiene el alma deshecha de amargura, Contemplando la pálida figura, Crucificado el Salvador del Mundo.
Ella muy llena de piedad y calma, Le dice a su hijo de la cruz colgante, Oh! Divino Jesús agonizante, Adiós, adiós, pedazo de mi alma, Al contemplar aquel supremo instante.
Ella toma en sus brazos al Divino, Al Dios eterno, santo de los santos, Al más inmaculado peregrino, Aquel Jesús que a sus entrañas vino, iluminar la oscuridad de tantos.
Que gran sublimidad de la doncella, Cuando recibe al Salvador ya muerto, Solamente una madre como ella, Que prosiguió la inmaculada huella, Del que sudó su sangre en aquel huerto.
La virgen cumple su deber sagrado, Con toda celestial maternidad, Dejando en el Calvario sepultado, su hijo Divino, inmaculado, Quedando en dolorosa soledad.
Finalmente el gran nombre de Maria, Hará vibrar el númen de los poetas, De esta madre que nos ampara y guía, La luz del mundo que ilumina el dia, Que anunciaron los Santos y Profetas.
JOSE ANGEL MORA San Pedro de Poás, Provincia de Alajuela, Agosto 30 1954.
San Antonio Suchitepéquez, Semana Santa de 1955.
WOWOWOWOWOWOWOWOWOWOWOWOWAWAYwOANA WUNDADADADADADADALOMONIDADOWNOIVADLO ROBERTO CASTRO URENA Diciembre de 1940, La Primera Piedra Consumatum Est Cordero Inmaculado ¡Cristo, floración de verdad, Cordero Inmaculado, que vences todo mal!
Jesús, el manso, el de la faz serena expira en el madero, el mundo se extremece en este instante: presagia el cielo rayos de tormenta.
Mensajero de amor y de justicia hizo luz en las sombras de la noche; las almas alumbró con su doctrina el error disipó con su sapiencia.
Al caldo levantó, y al orgulloso mostró el error de su conducta vana, para todos los tristes fue un hermano, su mirada calmó las tempestades.
Las turbas inconscientes le escarnecen pero el Hijo de Dios sufre en silencio: El sabe que su muerte es el preludio de un bello despertar de las conciencias.
Todo está terminado. el mundo gime, el mar acalla su sonoro acento y el Redentor expira exangüe sujeto en el madero, Madero que al correr de las edades se convirtió en reliquia sacrosanta.
remedio para fodos los dolores, simbolo de justicia y de esperanza.
ROBERTO CASTRO UREÑA Por Ti brota mi verso, con sonido pascual, en este abril que tiene campanas de cristal. Oh sangre derramada de Cristo para dar al mundo los rosales de amor y caridad!
Era el tiempo en que sin nombre la turba más fiera se celebraba en el mundo, al ver la presa escapada, el sacrificio fecundo a una voz lanzó agitada de la redención del hombre. su acusación justiciera.
En que se ignoraba el bien Señor, no la acojas, no has de oir que la humanidad lograba, su congoja aunque te llame, en que el Dios Hombre vagaba esa adúltera, esa infame, en torno a Jerusalén.
es nuestra y debe morir.
Un día en que el Redentor, Miró Jesús la impia, cerca de la ciudad andando, alzó los ojos al cielo cual siempre iba predicando y juntó una piedra del suelo la caridad y el amor.
que junto a si tenia.
Sordo rumor popular es justo dijo, calmando sus oídos llegó a herir, la tempestad con su acento, cual suele a veces surgir dadle el castigo al momento desde sus antros el mar.
que ella presiente temblando.
Un mujer acosada, La Justicia de la tierra por la turba perseguida, cumplid porque es implacable, la vista desvanecida, que el impecable, la cabeza destrenzada, tire la primera piedra.
Llegó en alas del terror Los ojos no se miraron, pobre ante tanto enemigo, los brazos no se movieron, buscando amparo y abrigo todas las bocas callaron a los pies del Redentor.
todas las piedras cayeron. Qué hacéis, y por qué intentáis Alzó la mujer su sien, castigar a esa mujer?
la turba se desbandó, Cual pudo su crimen ser y Jesucristo siguió cuando así la amenazais? Dijo. SU marcha a Jerusalén.
AUTOR DESCONOCIDO Los huertos florecidos pregonan la bondad de la Semana Santa de mistica piedad. Cordero Inmaculado, concédenos llegar, con luminosas alas, a tu Reino de Paz!
MUNOMOMOMUMOROMA YOLANDA CALIGARIS San José, Abril de 1957.
San José, Costa Rica, 11 de abril de 1957.
WAADONADOVAUDAVADUONNONADONDADADADADALOMONDOOMOODULADOVIDIUINIONIDIODOVINODOWE Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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