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Página EXCELSIOR Domingo 11 de Enero de 1931 PAGINA LITERARIA RUPTURA LA ROSA FATAL Por GERMAN GOMEZ DE LA MATA Por EL CABALLERO AUDAZ corase no. Asómate a mi alma y creerás que te asomas a un lago Era como una gran mancha chadas pupilas. Cada vez me tando las patas de la tierra, cristalino, al ver temblar tu imagen en el fondo. Bécquer de sangre o como um interesaba más aquella mujer. más y más. y más, zón que se hubiese aposado Veo que es usted un gran hasta que quedó convertido La encontró arrellanada en. Tula, no me mortifiques, irremediables ya, has meditado en el descote, blanquísimo y observador.
en un pájaro pequeño que un sillón, fumando un cigarri no juegues nas conmigo! en lo que jamás debe medi.
traslúcido de rosa, de mi ami. Nada más que de aquello revoleteaba sobre nosotros.
llo egipcio y mirando al techo ¿Qué significan esas reticen tarse, y en lo sucesivo 110 ga. Sus hojas aterciopeladas que me inquieta.
Yo, con los prismáticos, le con aire displicente, mientras cias. qué viene todo esto? conseguiremos ser lo que en una de sus manos descan. Se miró ella las manos, du éramos. Por qué te has conparecían palpitar. Antes de. Gracias. En efecto, aquí, seguía todo el viaje con una saba un libro sin abrir. dando todavía en hablar, y ducido como se conducía Sil ser amiga mía y antes de en entre estos rojos pétalos, es emoción muda, como si algo. Tula.
por último, encaróse con él, via, destruyendo con estúpida terarme de que se llamaba tá la clave de mi raro vivir, dentro de mi pecho quisiera. Qué. preguntó la argen ya decidida a una completa crueldad una apariencia her Estela, entre los compañeros que muchos califican de mis. dar un estallido. Los rayos tina voz de ella, la voz de explicación: mosa?. Sí, tienes razón, al fin de «Club la conocíamos por terioso.
del sol mañanero besaban las actriz inolvidable. Puesto que me lo exiges, comprendo que tienes toda. Tula, es una locura lo que sea. Pensaba irme en silencio se ha. Una historia de amor. alas del monstruoso pájaro la razón. El encanto el apodo de La bella rubia has hecho.
y que por los periódicos te roto. Pero qué adelantaste de la rosa roja. Oro, nieve. inquirí.
arrancando destellos luminoLa artista reparó entonces enteraras de mi fuga. Porque con hablar. Vengarte? Tu y sangre era lo más llamativo. De amor y de dolor; una sos. Poco a poco el ruido en él. Llegaba trémulo, excitado, se trata de una fuga, y huyo venganza es mi venganza, y la divisa de la hermosísima historia muy triste.
del motor se iba extinguiendo tirando de los guantes com de tu amor, que no es amor si yo sufro, no sufres menos dama. Por qué jamás aquella. Cuéntemela usted, Estela verdadera rabia. Tula, por el a mí. No, no me repliques, tú, porque me llevas dentro y y ya apenas se percibía un contrario, permanecía serena tienes que escucharme hasta el tu alma se reduce a leve abejorreo que llegaba a un trarosa se separaba de su pe. supliqué.
en su actitud de indiferencia.
final. Enrique, tú nunca me sunto de la mia. Pudimos ser cho. Siempre; en los teatros. Oh, por Dios. si nuestros oídos como una caA la sazón antojósele a En has amado. Cuando me viste felices, Tula, y acabas de en los bailes, en los paseos, 110 le interesa?
ricia. Al fin, vi con precisión rique más bella que nunca, y interpretar la Silvia de tu dra impedirlo para siempre. en los viajes y en las playas, Siendo de usted. cómo cómo sacaba su brazo y no pudo por menos de decir, ma, creíste enamorarte de la Con las manos crispadas a todas las horas del día y arrojaba la rosa. Pero tras a modo de paréntesis: mujer, y sólo te enamoraste en las manos de él y los de la noche. Estás muy guapa hoy! de la actriz, de la que supo jamás la halle párpados inmensamente abier Es muy breve! Verá us de esto el aparato hizo un Era verdad: con sus rasgados aparentar la complicada prota tos, Tula sentíase al borde de sola; su flor la acompañaba ted: Yo me eduqué en Paris, extraño viraje, como el pájaro ojos negros, su boca fina y gonista de tu obra. yo, un abismo. La luz muriente como una fiel amiga. os en el Sagrado Corazón; a la que recibe un tiro en las alas sus cabellos tenebrosos, pei.
aunque no era Silvia, fingi del anochecer ponía algo de confieso que ya llegó a inte salida del colegio, me puse y. iquedé cegada de horror!
nados hacia atrás sencillamente serlo y represente en la vida fantasmagórico en la sombra resarme más La rosa de la sin otra nota de artificio que una comedia, porque te amaba en amores con un gentil avia. No quiero recordarlol.
de los tapices y en las pupilas las patillas culebreantes sobre y comprendía que me amarías rubia que la rubia de la ro dor. Se llamaba Julio Cartier. mi amiga, como herida llameantes de la actriz.
las mejillas, estaba hermosa y así. Poco a poco, desde ensa No sé por qué el ori Estela hizo una pausa para en la vista por la espantosa tentadora; tenía el Olvida lo que dije, Entonces, he ido encarnando el cuerpo me hagas caso.
ginal y poético distintivo in rememorar con arrobo la si visión, se tapó los ojos con envuelto en roja bata japonesa tipo de la heroina extraña, rique, no Estoy loca y me noto poseída citaba mi curiosidad, hablán lueta del novio. Después prosus lindas manitas de alabastro.
de dibujo fantástico, y entre me he convertido en Silvia como por un demonio por la dome de algún suceso miste siguió: sus duros pliegues, asomaba realmente, para agradarte, para Llorando, termino: Silvia funesta de tu drama. rioso. y también los ojos una pierna esbelta presa en avasallarte; y ahora que ya. La rosa cayó a mi lado. Era el más intrépido de ¡Ahuyentala de mí, déjame ser la media, también roja. Dentro soy Silvia y siento en mí toda de ella, saturado de una dul cuantos cruzaban los aires. y a poca más distancia el la Tula de antes! Júrame que de la pequeña habitación, re la rareza del personaje tuyo, ce melancolía infinita, ante los Yo nunca le había visto vo cuerpo inerte y ensangrentavestida de tapices y con anme equivocaba, y te creere, te desprecio, como la propia pues necesito creerte.
cuales resbalaba la vida sin lar porque me daba miedo.
do de Julio. Recuerdo que la chas butacas de gutapercha Silvia, de existir, te hubiese Al fin, una mañana muy do fior tenía el mismo color de gris, se hacía extraña y exótica despreciado. No, Tula, no te equivo arrancar ni un destello de cusu figura frágil y elegante, un Esto es absurdo, Tula.
cabas. Yo sí me equivoqué, y riosidad. Oh, en aquellas de rada de primavera, me decidí la sangre que manaba de sus poco alargada, de tanagra mo. Calla! Eres un pobre en mi error era dichoso. liciosas pupilas estaba siem a presenciar unos de sus vue sienes. Esa es la muy triste derna, contrastando con aqnel hombre, víctima de su genio y Anonadado, con la cabeza pre presente la visión de allos. Cuando llegamos al aehistoria de esta rosa, que discóbolo que desde un ángulo de su desmedida vanidad. hundida entre ambos puños, gún suceso nada vulgar. ródromo, numeroso público me acompañará toda mi vida, del aposento eternizaba en Oyeme bien: en mí no había Enrique veía derrumbarse su No cabía la menor duda. le rodeaba mientras el revisa toda mi vida, si mármol la clásica armonía de complicaciones psicológicas, quimera.
su desnudez.
te quise simplemente, vulgarCalló la angélica encantaAquella mujer, más sagaz ba el aparato. Parece que le. Bueno, da qué vienes? mente, y por ti por tu culpa, desvanecido que él había Fué una noche, durante un estoy viendo. Al divisarnos dora. El silencio, con misteA decirte que estás loca. me he tornado en una figura inopinadamente la ficción té del Gran Hotel cuando mi vino a mí. Yo acababa de rioso poder, ponía en su cara Acaban de asegurarme en el literaria y soy otra mujer consoladora o la realidad amigo Leopoldo me presentó cortar esta rosa de mi jardín un gesto de Dolorosa.
casino que has firmado un creación de tu talento, pero sin inverosímil de que vivieron a la encantadora conocida de y la llevaba así, en el pecho, Sus ojos centelleaban de contrato para América.
mi carácter, con un carácter ambos durante algún tiempo. Sí, me marcharé la prola rosa al pecho.
lo mismo que ahora.
dolor. Para contener el hipo que me prestaste tú. Si te xima semana.
pudieras asomar al fondo de Qué imbécil es la vida. Mi amiga, Estela Torres. Crei que no venías, Es angustioso de llanto, que del Enrique parósefrente a mi espíritu, te verías reflejado lamentó Tula en un sollozo.
Una de las mujeres más be tela recuerdo que me dijo corazón fluíliale a la garganta, Tula, contemplándola con fi. allí como en la luna de un. Por qué? La vida sería Has del mundo entero.
muy distinta si nuestro necio sonriendo que no eres mordió desesperadamente en jeza; se sentó luego al lado espejo. Por eso advierto hoy Tras las primeras palabras capaz de acompañarme en es. el pequeño pañuelo de encasuyo y mantuvo una larga que no es de Silvia ni de mí orgullo de civilizados no la pausa. Aunque trataba de caljes. Entre sus dientes blande quien estás enamorado, sino complicase para darse el placer de cortesía, llenas de lugares te vuelo?
mar sus nervios y hasta de de ti mismo, pues tuyas son de descifrarla luego.
comunes y necedades, mis. Yo 110 me atrevo. le cos menudos, apiñados y tensonreír, en su rostro afeitado el alma de esa Silvia y el alma los dos quedaron mudos, ojos, sugestionados, se clava contesté contrariando mi im tadores, quedó colgante un se contraía la boca dolorida, que me diste, y transformada cabizbajos, vencidos por el ron en la rosa escarlata, con y azotábase de continuo los pulso. pero lleva esta flor. hilo de pañuelo finísimo, en Silvia, yo te devuelvo tu dolor de la verdad que no una obstinación indominable le entregué la rosa. Ju Yo la contemplaba en simuslos con los guantes. Ella alma, que es mía ahora, para presumieron hasta entonces.
seguía fumando con perezosa lencio con una unción casi que ahogues tu lio, con la flor entre sus lanarcisismo Avanzaba el crepúsculo, y las Estela me dejó mirarla cuanto lentitud.
en su maldad.
siluetas de ambos se sumerquise, y después, haciendo bios, montó en el aparato. sagrada. era aquel silencio. Mira, Tula no meim Enrique se levantó descon gían en penumbras.
un gracioso mohín de enojo, Su mecánico hizo girar a la mío, el horrible el mortal sipacientes! Hablo en serio, y certado y empezó a pasear. Enrique.
me dijo: hélice, y el motor comenzó lencio que se guarda en prenecesito saber por ti si es violentamente por la estancia. Tuvo la voz de pronto coverdad o no lo que me han Estoy por apostar que, sencia de los muertos. En Bah! Nunca te supuse su frenético rugir, mientras mo un temblor de lágrimas, dicho.
tan ridícula y tan exasperante. sin que pareciese oírla la rotonda del hall, las pa.
más que mis ojos, lo que ha que la hélice, al revolverse el La joven murniuró, siu per Esos alambicamientos, esas aludido.
llamado su atención, durante con satánica velocidad, arro rejas danzaban alegremente der nada de su aplomo: bachillerías, me demuestran todo el tiempo que nos conojaba vendavales de aire sobre Hevadas en sus locos girones Lo de que me marcho? que no era mucho tu cariño. Enríque.
cemos de vista es mi rosa. los espectadores, que aplau por las lánguidas notas de Es verdad.
cuando tanto has reflexionado. Para qué hablaste, Tula?
Se había arrastrado ella quedó esperando mi res dían al piloto con loco entu. Ah. Es verdad. Además. qué tiene que ver un perfido vals. recuerdo ¿Pero por qué te marchas y que los gemidos largos y arel arte con. sin embargo. hasta los pies del hombre, y puesta; yo, un poco turbado, siasmo. Algunos sombreros 110 contaste antes conmigo?
Sobre todo, yo te quería, y abrazándole las rodillas, pre pero con absoluta sinceridad, rodaron por el suelo. Mi moniosos del violin sonaban ¿Qué te hice para que obres tus vesánicas divagaciones guntó con acento de inquietud.
le repuse: amante volvió su rostro hacia en mi oído como la dulce y de esa manera. Has notado envenenaron mi tranquilidad. Debo marcharme, Euri. Estela: suis ojos y la rosa. mí para besarme una vez más dolida vez de Estela.
en mí algún cambio por el poniendo entre nosotros una que. Acogió esta contestación con los ojos al mismo tiempo Hoy, cuando ya ha pasado que supusieses que te quería duda ilógica. Escucha, Tula.
Enrique repuso sin mirarla: con una sonrisa extraña, tal que me decía: mucho tiempo, evoco la figu.
menos. Ella le atajo, tomándole las Si.
Tula se puso seria al fin, manos y clavándole los ojos vez un poco impregnada de No me pierdas de vista. ra de la dama de la rosa, arrojando el cigarrillo encima en los ojos.
dolor.
Cuando esté a mil metros con sus ojos negros, llameande la alfombra. Ah! Estaba en lo cierto. Le confieso a usted prosobre ti te arrojaré esta rosa tes, con fulgores de pasión. No, Enrique 110 noté Me lo prueba tu confusión. SASTRERIA LA MODA seguí yo, siguiendo las roda con un beso y con mi alma. bajo el otro incendio de sus ningún cambio en ti. Tú siem.
No sabes qué decir y tratas das de mi pensainiento. que comenzó a deslizarse el pre eres el mismo; pero quien de engañarme y de engañarte cabellos rubios, y os confieA. GUZMAN HIJOS ba cambiado ahora soy yo. con palabras huecas. iPobre su flor me habla de algo. aeroplano, Al fin, como levan so que siento una pena. Quieres decirme lo que psicólogo! Después de hurdir Serie Irazu, Sorteo No. No sé por qué encuentro una te propones. Quieres ex en otros corazones tu escalpelo, favorecido el No. 113 del Sr.
armonía entre el encarnado plicarte. inquirió él. Cada el escalpelo se clavó en tu ADAN GONZALEZ luminoso de esa rosa y la vez te comprendo menos. corazón. Merecías este casdulce tristeza de sus ojos. Oh! Si no nos comprentigo, y tenía que ser yo la que Vestidos en abonos semate castigara.
nales y mensuales.
mos a nosotros propios. có.
Suspiró Estela. Todo su ser mo vamos a comprender a. No sigas, criatura excla En formación la serie estaba al borde de sus berlos demás. repuso la mu mó Enrique.
FORTUNA mejos labios y todo su senjer, algo burlona. Has pronunciado palabras timiento a flor de sus azabaAnúnciese en este periódico Sociedad Tipográfica de Cartago. Teléfono 137 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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