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Página o EXCELSIOR Domingo 22 de Marzo de 1931 PAGINA LITERARIA Julio Flores en Costa Rica ENVENENAMIENTO no enes UNA HISTORIA con Para Uribe Ruiz, Director del Libertador. Cali, Colombia ROSA EDELMIRA porque no han sabido com si desde un confesionario puDe esto hace un cuarto de te cuando, precisamente, co pero prender al hombre que les diera verse el mundo. Tú en vano lográbamos Rosa. iSi supieras que siglo.
eres un ser excepcional.
cayó en suerte.
rrian por la ciudad las que Julio terciara en nuestra felices somos. No vivimos El sun uoso Teatro Nacio esquelas nuper que anun charla. Pensativo, taciturno, sino el uno para el otro.
Edelmira. en desgracia. Rosa. Gracias.
nal de Costa Rica, engalanaRosa. En suerte, en suer Edelmira. No; no me des ciaran su próxi o enlace. acodado ante el mármol de Edelmira. Sí, sí.
do por concurrencia del mete. Lo que ocurre es que las gracias. Excepcional por Nos acomodamos, según cos la mesa, dejaba caer sobre su jer cartel, 110 daba campo a Rosa. Yo, cuando veo y muchas mujeres creen que lo tonto. Tú crees en tu tumbre, en torno a una me mano trémula aquella frente un alfiler. Una muchedumbre oigo a mujeres que se quejan silla del hotel para ofrecerle soberana donde esplendía la un marno. es un objeto de marido.
abigarrada llenaba el hemicide sus maridos, diciendo que utilidad práctica y lo emplean Rosa. Como en Dios.
al Baudelaire colombiano su eterna luz. De pronto clo y ni las damas linajudas, inevitable estimulante; mas, venciendo al sopor, exclamó son tan desgraciadas, pienso: como emplearían un rallador, Edelmira. Si él te dice ni el mismo Presidente, con ¿Pero será posible. Porque un cucharón, un martillo.
con viva sorpresa de todos, que se quedó en la oficina seguían fácil paso en el vescon profunda emoción. Porechazó el ajenjo, no quiso bre Vicente! Es muy grande yo me imagino nunca ¿Quién no protesta y se hasta las doce de la noche, tíbulo para llegar a sus sitios aceptar brevajes extranjeros y que Juan pueda hacerme des fada. Pero si todas supie no se te ocurre dudar.
de platea. Cuanto puede, pe fué menester enviar a una tasu infortunio. y pidiéndo dichada, ni yo a él.
ran tratarle como se merece, Rosa. Ni por asomos.
say valeer los distintos quilla» por el fiero aguardiennonos al punto lápiz y papel, Edelmira. Sim embargo. mejor andarían las cosas.
Edelmira. Ves?. Vosotras mundos sociales allí buscaba te nacional. Animábase el despertó sacudido por la mu Rosa. Mira; yo creo que Edelmira. Ay, hija. Esos sois las que nos hacéis daño, sa para dejar en mezquinſsi todas esas que se juzgan inplaza, porque más que la parloteo a medida que el son los consejos del padre con esa candidez y esa creducuriosidad o devoción artís cantinero reiterata las visitas, Pasa a la página felices en su matrimonio, es Filemón. verdad. Como lidad estúpida que nuestros ticas el punto de honor y maridos nos ponen siempre buen parecer eran acicate papor modelo. Por qué no me crees. Ahí tienes a Ro.
ra que nadie excusara su asistencia al «Recital de Julio sa Milvanez. Esa sí que Florez una buena esposa, que jamás dudará de su marido.
Aquél pálido trovero de Rosa. tienen razón.
ojazos eternamente enlutados Para la Srita. Consuelo Garro Edelmira. Claro. ellos por el crespón de una pupila soñadora. aquel poeta apales gusta la mujer sorda, mucible y melancólico a quien De una historia muy formal y al instante apareció Los rubíes los coloca da y ciega, idiota, inconsciente, ni las plácidas fulguraciones de quince años copetones, un bello angel, todo brillo.
con aquellos dedos sabios Yo estoy segura, pero segu.
del triunfo y de la fama loque pasó allá en las regiones en tal forma, que los labios, rísima, que tu marido te endel imperio celestial.
Llegó el angel; se inclinó un gran lujo hacen la boca.
gaña.
graron nunca borrarle de la a los pies del Padre Eterno, Rosa (demudada. Eh. tez las cicatrices del dolor. Era invierno, y esto afecta quien con un gesto, Abrió la boca y al verla Edelmira (rabiosa. Sí; coaquel insigne vate, dentro de con la nieve, aquí, en la tierra; a aquel angel levantó.
encontró lo más clemente su fúnebre levita traslapada, mo me engaña a iní el mío.
y la nieve es la que encierra ponerle, por cada diente negro corbatín y alba Rosa. Pero como sabes. la blancura más perfecta. Vé a la tierra dijo Alá una bella y alba perla.
pechera que abrochaban por traedme nieve y traedme flores Edelmira. Bah. fé que doquier siniestras calaveras. por todos los confines de los más bellos colores en los bosques, en sus sombras, es difícil averiguarlo.¿Recueral plegarse el gran telón se sólo flores en la tierra que tu encuentres por allá. sólo se oyen sinfonías, das que hace un mes me diagigantó en la escena, majescual si aquello fuera guerra son las dulces melodías jiste que Juan había pasado tuoso y solemne, para hechientre todos los jardines. aquel angel gran beldad con que cantan las alondras.
la noche fuera, porque estaba zar al auditorio con el efluvio y de Dios el preferido, de velorio. Los claveles purpurinos de sus «Mejores Poemas.
al momento había cumplido En el cielo las estrellas Rosa. Sí; había muerto la Las últimas estancias de del color se engalanaban, con su santa voluntad.
y las luces siderales, esposa de un compañero de y orgullosos ostentaban enemigas y risales «Marta desataron oleadas oficina. Al día siguiente salió sus colores más divinos Vino a tierra y encontró frenéticas de aplausos; Las parque todas eran bellas.
el aviso en los diarios. Era la nieve blanca, lindas flores «Gotas de Ajenjo» estreme señora de Bonival. las rosas fueron preza y en el cielo halló fulgores Los luceros matinales cían, como a castos nidos, Edelmira (malignamente. de una envidia a los claveles y a Jehová se los llevó.
que con Venus rivalizan iJa, ja. Conocía a ese Boaquellos senos primaverales y así fueron los bergeles en su brillo, se deslizan que guardat nival como al papa, y era tan los polluelos un derroche de belleza. a los pies de Dios rendido con su luz iquerubinales!
del deseo. Sueño de pio»
compañero de oficina como el dijo el angel al Creador: sultán de Zanzibar. Sabes abriendo tumbas y rasgando la tierra ha producido. aquí tienes loh señor! la luna refulgente en dónde estuvo. sudarios, daban el macabro en sus huertos: hermosuras, lo que tú me habeis pedido. nos decía con su fulgor, Rosa (temblando. Dónde?
despertar de Lulio a los enricas fresas ya maduras la obra maestra del creador diabladísimos Tenorios. y de color encarnecido. en verdad, fueron las puras Edelmira (triunfante. En y la fuerza omnipotente.
las Altas Ternuras, donde reinas flores, las más bellas el Monlin Noir, ese cabaret el querer al alcanza su más No tenía nada qué hacer, y las más lindas estrellas Por fin Dios el contemplar, tan. tan artístico!
todo estaba terminado divino a lo y el suicidio y las fresas más maduras.
que ya el mundo estaba lleno Rosa. No es verdad!
gime con dantescos iayes. y el correo no había llegado; de bellezas, juzgó bueno Edelmira. Si se lo fueron la alondra más sonora fueron filtro mágico para funnada habia para leer.
retirarse a descansar.
a decir a Adolfo. le vieque en las selvas se escuchara, diren lágrimas el corazón ron con una francesita rubia, Pero Dios no puede estar la que al ver la luz cantara, La persona soberana de las madres y devorar en un instante vagabundo muy elegante.
saludando así la aurora.
fué con gran satisfacción lamaradas el pensamiento seny al mirar para este mundo Rosa. iMentira. y arrimose un gran cajón sitivo de cuatro mil expectasintió amor por trabajar.
Esto fué lo que el Creador Edelmira. No te alteres, a la par de una ventana.
dores!
a sus pies miró contento, hija, que no es para tanto.
El encanto de los poemas; Una idea se apoderó y empezó al fin su portento, Se sentó y vió para abajo Rosa. Que no es para la cadencia musical de cada de seguir con su labor su obra magna, su labor.
un universo tan bien hecho.
tanto, dices. Tú sabes lo que verso; la expresión subyugay adornos con más primor y quedó muy satisfecho representa para mí perder la dora del declamador sin disa la tierra que el fundó.
Comenzó cogiendo flores, con la flor de su trabajo.
fé en Juan?
pu a el primero que haya nieve y fresas, y amasó; así fué que en un momento entre encajes, nieve y sedas, Edelmira. Lo que para toproducido el continente. puenseguida modelo con su santa inspiración, la sentó en una áurea cuna das. Primero, indignación, prosieron a Julio aquella noche su figura de primores.
encontró Dios la ocasión y después dijo a la luna: testas, reproches, lágrimas; en un altar de gloria y, llede poder emplear el tiempo.
De una nube del Oriente «si ella sale, tú te quedas. luego, resignación e indiferengando al delirio la apoteosis, cia. La traición del marido es le hizo Dios el rubio pelo, hizo ec oción el sentimiento per ndo en su destreza Su obra estaba ya concluida; algo inherente al matrimonio.
y por eso bajo el cielo popular para bendecir entondijo Dios con gran premura: es el más resplandeciente.
orgulloso se sintió ¡Como que hasta debiera leces a la genial Colombia. Voy a hacer una figura y amoroso la sopló gislarse. Sobre todo, para de reunir tanta belleza.
Con los astros luminosos y al soplarla, le dió vida.
esposas como tú. En tono y las luces siderales burlón. Mi marido es un Una tarde, ya al oscurecer. La figura que he intentado le formó las dos visuales: vió allí Dios por su anhelo santo. No me engaña nunregresabamos del Cementerio.
voy a hacerla de tal modo sus dos ojos tan preciosos.
su primera obra completa ca. Yo creu en el como en Habiamos ido unos cuantos que en la cual haya de todo y la envió a aquí, a este planeta amigos con Julio para darle el Evangelio. se ríen lo más bello que yo he creado. después su mano santa con el nombre de Consuelo.
entierro a la via amorosa colocó dentro del pecho de ti hasta los perros que al tirar de un cordoncillo del Librero Vicente que estaa la alondra y satisfecho ERNESTO LOPEZ pasan por la calle!
ba a la sazón reeditando sus Rosa. Así que ningún satisfecho se sonrió; y le insinuo: cuando hables, canta Cartago, marzo 18 de 1931.
hombre es fiel?
obras. Niña hermosísima aquella, dotada de singulares atriEdelmira. Ninguno. butos, nue arrebataba la muerPasa a la página Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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