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no es EL SOL Página Página Literaria de El ΕΙ Las noches castas Sol EL CREPUSCULO Un retrato. LA GLORIA EN EL INFIERNO. Apoyada sobre un codo la Pronto, el único sueño de Julián dormía. no era El la miró con ojos asomº Para tí, muchacha, es el cia el valle; las aves retoralba.
Te la manda Dios.
señora de Vermouze miraba la mujer que no esperaba un ronquido lo que emitía; brados.
nan presurosas al árbol, con roncar a su marido.
dicha mayor, fue el de ver era algo distinto al sonido Para tí es que los lirios efí fatiga en las alas, mientras asceudido a jefe al marido: gutural del señor Vermou. Enfermo. Pero no. Qué meros difunden, en el aire allá en el fondo de los cielos En el aposento obscuro para tener una habitación y ze: los maxilares, trabajan es lo que tengo?
matinal, la fragancia extraí pálidos las gaviotas desfilan una pequeña llama consuun lecho para ella sola. do, como enormes muelas, da de la tierra; para tí es el hacia el mar y en la memomía una velilla de cera. To Tú haces así. Me rocío que cayó como un dia ria desfilan los recuerdos parecían destrozarse entre do estaba inmóvil y, de no No ignoraba que él, codas miedo. mante extraviado, y se quesí. Diríase que todo el essacudiendo el polvo del olmediar el ronquido del durmo búen burgués, desapro malte estaba por quebrarse, Echándose a reír, Julián dó en la yerba, esperando vido.
miente, el provincial silen baría la idea, pero ella sabía de un extremo al otro de la repuso: un rayo de sol para volver. El crepúsculo es de los cio de media noche habría también, que, llegado el dentadura. Era intolerable en el día que fecunda enfermos, de los marineros envuelto el reposo del matri momento, después de tanta. No te asustes. Eso me mirar difícil comprender.
la flor de la mañana el que y los tristes.
y El crepúscumonio.
desventura, lograría impo La señora de Lespie despasa siempre. Hago sopar manda a las aves a repartir lo que nos pone en la boca nerse.
los dientes cuando duermo.
La señora de Vermouze pertó a su marido.
el polen en los estigmas de un no sé qué de oración olmiraba a aquel hombre ten el momento llegó, pero El doctor me ha dicho que las flores castas; el que siem vidada, mientras un esfumi Julián. qué es lo que será siempre igual, porque bra sol sobre los surcos, acuno invisible insinúa la somdido de espaldas, con la bo la vida siguió condenándola tienes?
soy muy nervioso.
ca abierta como una caver a no poder cambiar de demulando en torno del grano bra, mientras el angelus rena, como la de los muertos partamento; y continuó el ¿Sufres. Estás enfermo?
Jeanne LEURA de trigo el oro en que se ba suena acompasado y dolienque prodigaba con un es suplicio. Muchas veces, vióñar las espigas candeales. te en la torre de nuestro fuerzo que parecía estallar se obligada a tenderse sobre el día todopoderoso y lumi propio corazón; mientras los en relámpago, sonidos abouna carpeta del salón, con noso será tuyo también. últimos pájaros pasan sobre minables.
un cojín por almohada. PeNo seré yo quien se dis nuestras cabezas, en tanto pute mi parte en el poema.
to apenas podía hacer sueque las últimas velas se ella le parecía vivir un ños breves e inquietos, tePara mí, el crepúsculo. pierden en el horizonte, y el inmerso desastre, tan irremerosa de que, por la maNi la mañana inefable, ni el barco en que soñamos irnos parable, tan completo, que su aplastemiento estaba más sana, la mucama la sorprenDelgada eras como las tísicas, y más flexible que las día agitado me pertenecen. leva el ancla y se marcha ya diese.
malavaristas y bejucos de las orquideas. Tu boca fue una Las tardes son las mías, so la vez para nunca volver.
y allá de las lágrimas. deHora en que se juntan cíase: Esto es para toda la Conocía toda la gama de raya lívida en espera siempre de la vertical de tu nariz, bre todo los últimos instantes de la tarde, sobre todo el las hojas de la adormidera y vida. sonidos, de ronquidos rugi y dos señas negras y hondas hasta lo increíble, tus ojos dos, todas las modulaciones Sobre toda esta bella geometría de rostro, vivía el crepúsculo que es un poeta las manos de las novicias no imaginata cómo pocolor del último instante de un crepúsculo de Enero.
en cuyo libro leo cada vez claustrales.
Hora en que irregulares y grotescas que dría soportarlo.
Fragrante fina de copón sagrado; hombros como una nueva página divina.
pueden salir de una gargantal vez rezan las plantas la El nada alegra, nada fecun misma oración de las noviLa víspera era aún la se ta humana en la hora en capites de una estructura increíble; dos cañas secas de cunda: sueña nada más.
cia.
ñorita Douclet, la pequeña que el silencio es la más sa bambú, tus brazos y como rayos de custodia tus dedos.
Sobre el cielo pone vanos Douclet que iba a casarse.
Dos casi imperceptibles secretos rojos en el busto, y incendios, y otros que se Tal crepúsculo, amado de grada de las leyes. Entre las golondrinas que se reEn ese día, después de un todas las riquezas de Gol muslos, piarnas y pies, como los que se ven tras los desvanecen entre las sedas montan para contemplarlo variado trajín, comenzando conda y una cama para ella sudarios.
por la mañana, había enlilas, mientras la quimera un instante más, cuando ya en una pobre celda, no haAsí te he trazado hoy, cerca de telarañas para que siembra rosas. Por los sentrado en esa alcoba, pálida bría vacilado en escoger.
te sirvan de pelo, en el encalado de la pared, con escuadra deros, azada al hombro, des del poeta.
ha terminado para los ojos de fatiga y nerviosa; y no y lápiz haciéndote las orejas con sangre de las llemas de cienden los campesinos hase convencía de que fuese Al mismo tiempo, la caJuan AVILES mis dedos.
ella. Era una niña chamosa más estrecha le hubiera Así te he trazado, y teniéndote más de cerca, recordar rada la que había entrado.
parecido suficiente para en agradecido que, beata del amor, supiste ponerte y ponercerrarse con el hombre a Mañana, la mujer llevaría me, sobre una mirada de agujas, al borde de un precipicio quien amaba. Este hombre, en el fondo de su alma el o como dentro de una hoguera.
disgusto del cual no reacJulián Lespie, conocíala desTe llevaste el misterio del vértigo dentro de la raya cionaría jamás, la angustia de hacía quince años y, pa lívida de tu boca.
de una mariposa pisada y ra él, ella lo era todo.
herida.
El señor Vermouze, jefe ARMANDO SAAVEDRA En los infiernos entre la pone el oído para escuchar de escritorio, gordo y punNo podía llorar. Aterrobrillante troupe que estamos las alabanzas que le tributan rizada por un gran estupor, tual, había muerto. pesar segnros de encontrar allí en todos los idiomas del de los cuidados y los abrigos incapaz de dormir con el amantes, bellas mujeres, mundo.
ruido que le taladraba los resfrióse con las nieves de sabios, poetas y sstrólogos. al poeta preguntó oídos, dolorosa y crispada diciembre y ep (Navidad lo una mujer encantadora son el recién llegado ella lo por un sentimiento de re enterraron.
reía en medio de las llamas ama?
pulsión, apartábase hasta el En el día de Todos los como escuchando los ruidos No. Todos los días él se borde del lecho, de ese gru Santos del siguiente año, dizo, y quizá el mundo sea La Naturaleza es elvida proyectos y mis esperanzas. de la tierra.
encuentra con ella, y ella po curvado, cuyo valor le Es un establo singular. Touna mujer radiante de júbi todavía más olvidadizo. Por das mis facultades se van Quién es esa mujer. no lo reconoce.
producía repugnancia, y, li lo, entró en la casa de Ju, poco que a ello se preste, el preguntó un recién llegado. el poeta, la reconoce?
vida de cansancio, el busto lián como joven esposa. El olvido bien pronto envuelve como el capullo de una lar Ella es la única alma que siendo es aquel poeta de como un manto que se deja, conmovido por su expresión. El repuso el otro, caído sobre el codo, miraba pequeño departamento del al individuo como un snday miraba.
inozo sólo tenía un aposenva; me siento mudar, o más piensa y espera algo de la la corona de laurel marchito rio. Esa rápida inexorable bien volver a entrar en una tierra. Qué secreto dejó en que acaba de contarnos la continuaba diciéndose: to. Pero la nueva señora expansión de la vida univer: forma más elemental; asisto el otro mundo?
historia de su voz y que con Toda mi vida. iTo. Lespie no reparaba en ello; sal que recubre, derrama y a mi desnudamiento. Yo ol Apenas hubo hablado, otro tinúa en el infierno repidss estos horrores. Este ro el mejor lecho que conocería englute los seres particula vido aún más de lo que soy hombre que tenía en las tiendo las mentiras que quido. después de tantos años, y, res, que borra nuestra exis olvidado. Entro todavía dulacaso, demasiado grande.
manos una corona de laurel inventaba de les méritos de No reconocía en el maritencia y anula nnestro re cemente vivo en el ataud. marchito respondió: ella, cuando los dos andaban do al joven aceptable y baFue un día de felicidad, cuerdo, es de una melanco Experimento algo como la Esta mujer era sobre la por la tierra.
nal de antes. Creía haber un banquete de risas en la lía aplastante. Nacer, agi paz indefinible del anona tierra una gran artista y su Pero el recién llegado obrado bien casándose con inauguración del nuevo ni tarse, desaparecer: tal es el damiento y de la quietud voz brillaba como las estre agregó: él. Alberto Bermouze, subdo. Pero si la tristeza impi drama efímero de la vida vaga del Nirvana; siento llas errantes sobre un cielo Qué importa que la jefe del escritorio desde ha de dormir, la plenitud de la humana. no ser en alga ante mí y dentro de mí pa azul. Cuando ganó la hora historia del poeta sea imacía seis meses, una posición dicha también conduce al nos corazones y ni aún si sar el rápido río del tiempo, de su muerte, Dios juzgó ginaria si ha hecho feliz una housta, contento de sí mis insomnio. a la señora quiera siempre en uno solo, deslizarse las impalpables que esa voz era demasiado alma de mujer en los infiermol. Era ese individuo Lespie le parecía caer en un nuestra memoria pasa como sombras de la vida, y lo bella para morir, y la eternos?
de cabellos erizados, de boabismo delicioso, donde la una honda sobre el agua, siento con la tranquilidad nizó en la música celestial ca babeante y sonora, de paz del caerpo y la tranqui como una brisa en el aire. cataléptica.
de las esferas. Esta mujer OSCAR WILDE brazos vellados, de pecho lidad del alma conducírn a Si nada hay en nosotros in Comprendo la voluptuo no cesa de escuchar esa múde gorila. la beatitud infinita.
mortal iqué poca cosa es essidad budica de los sufís, el sica, y oyéndola goza los. Toda mi vida. no ta vida! Como uu sueño que kief de los turcos y el éxta deleites de Dios.
Tienda ¡No le podré separarme!
De pronto, advirtió a tra tiembla y se evapora a los sis de los orientales. sin dirijáis la palabra! Ella se Mil Colores Sonó la una, clara, sobre vés de su encanto un ruido nacientes fulgores del alba embargo, también siento cree en el cielo.
singular, desagradable, irri todo mi pasado y todo mi que esta voluptosidad es lela paz de la ciudad.
Cuando el hombre de la Trajo especialmente de Lon dres un MAGNÍFICO La confianza, la gracia tante. Temerosa de abrir presente se disuelven en mí tífera, que es como el uso corona marchita calló, otro CORTADOR INGLÉS tilos ojos, dibujaba en su ceingenua, la buena voluntad, y se destacan de mi concien del opio y del haschich, un dijo: tulado en el mejor colegio el placer de vivir, se marrebro un desfile estúpido de cia cuando se repliega sobre suicidio lento, y que por No es cierto. Esa no es de Inglaterra. Tiene tres pesadilla, de cabezas muer sí misma. En este momento chaban, minuto por minuotra parte, es inferior al go la historia de aquella mujer.
medallas obtenidas en difeto, como un paisaje que se tas animadas, una fantas me siento vacío y despojadoce de la energía, a la dul Sobre la tierra un poeta la rentes exposiciones, así como los atestados de otros pre esfumara, perdiéndose en la magoría espantosa.
como un convaleciente que zura dei amor, a la belleza hizo objeto de sus cantos y mios, recibidos en efectivo.
sombra.
Sin embargo al oír el rui ya no acuerda de nada. Se del entusiasmo, al sabor sa el nombre de la artista que do persistente, entreabrió han desvanecido de mi pen grado del cumplimiento del el poeta celebró perdura ENRIQUE YANKELEWITZ Tener veinte años para los párpados y se dió vuelta samiento mis viajes, mis deber.
Frente a La Alhambra eternamente en los labios de oir roncar un marido!
Tel. 2119 para ver lecturas, mis estudios, mis FEDERICO AMIEL los hombres. Por eso ella L VID Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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