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PAGINA EL 1MPURCLIL Lmeu 1o. de Noviemlire de 1913. Canción de la muerte Humanidad, que llegas con vacilante paso y voz doliente a los sepulcros, cuyo mármol riegas con ardorosas lágrimas, detente!
En los cóncavos huecos de mis ojos, en la helada hermosura de mis yertos y pálidos despojos; en mi manto de niebla, en el acero que en mis hendidas manos centellea; en el medroso pedestal severo donde mi imagen pálida blanquea, venid a meditar; cesen las iras, los enconados odios y rencores las soñadas mentiras que fiingen los dulcísimos amores.
Del mundo en el horrísono oleaje, de vuestra vida en la febril carrera, contemplad este fúnebre paisaje; que es muy corto el viaje y al borde estais de la fatal ribera.
EL CEMENTERIO Este último albergue del pere ángel, ante una columna, arrte grino, que no sabe de dónde vie na fachada que hable por sus án ne ni a dónde va resplandecía gulos o por sus ojivas. El arte más que una vía láctea en despeja: es la vida. Sin arte no habría aldísima noche. También los muer ma, sin arte no habría cerebro, no o tos gozan de sus ventajas, de pom existiría jamás la posas manifestaciqes. Mucios cera del corazón. Lo religiosos candidatos excelsos se gozarían artístico, donde no hay arte no ado cualquie hay religión. Por eso el papado ra de la con recibir milestación del va en decadencia; queremos decir gran de noviembre.
Difuntos hay que San Pedro ha dejado de ser que nada fueron en vida, y que pescador maravilloso.
reinan y hasta imperan bajo las Los artistas son los grandes reLO grandezas de sus famulos.
cual significa que no hay mucho yes de la tierra. Con hambre son por qué afanarse durante el res. inás dichosos que la gula. El penpiro, que también asi que están samiento los llena de sangre, y hechos polvo los pulmones se pue la concepción es su racimo más de hartar cualquier prójimo de rico en jugo calentador. Dichosos gloria, de cetro, coronia y vanidad, los que son artistas.
La inocencia no tiene muchas veces una azucena, mientras la Los obras de arte son las herimpudicia suele gastar coronas de manas legítimas de las flores nieve perfumada.
de las aves lindas, de los calados Lo mejor es cerrar los ojos y no matutinos del cielo, de los encajes ver la vida ni la muerte.
de la tarile, de los héroes y dio¿Qué es umo?
de Homero y de los ángeles de Cualquier cosa. Por dicha nada Milton, de los picos humeantes, de subsistirá largo tiempo Cuando es las sierras nevadas y de los sobeptalle la tierra, la locura humana, bios mares. Las obras de arte son que es la dinamita que amenaza la selva oscura y los condenados el globo, no ha de seguir lacien terroríficos de Dante. En el ce do comedia ni en el palacio de menterio, donde es posible que ten Windsor, ni en la cabaña esqui gamos posada, aunque sea bajo 11mal, ni en el Inclinémonos ante los muertos, ture nuestra carne y rompa nuesna muela grande de tierra que tricamposanto El hueso no quiere dia, la car tros huesos, hay ya mucha excelne es la miserable.
situd artística Qué nos importa!
Túmulos, tumbas, bóvedas, mau soleos, panteones. en nuestro Túmulos magníficos El arte camposanto hay cosas que ya me.
vale la vida. La ciencia es contra recen se consideradas y, ante todictoria, el arte uma enrgia. Un do, vistas y miradas.
mausoleo soberbio por su idealidad levanta el espíritu. Muchos sosos han dejado de serlo ante un Novienebre, de 1895.
ses II Pío Vique Enriqueta Atmella.
Con cariño guardamos su recuerdo!
En mí se estrellan vuestras pompas vanas, me arrulla el sauce con eterno canto; me invocan las campanas con la solemne música del llanto; no hay poder que a mi imperio no sucumba; nadie contra mis leyes se rebela y en las marmoreas puertas de la tumba planto el ciprés de eterno centinela.
Yo floto en el espacio, con siniestra guirnalda me corono, abierto está mi fúnebre palacio, venid a meditar junto a mi trono!
LOS MUERTOS Esas fosas Para esas fosas pobres que sólocubren las silvestres yerbas, con crues desgajadas por el tiempo que tod en ruinas a su paso deja; III Para eas fosas solas donde extiende sus alas la Tristeza, donde são se escuchan los rumores del cierz que en las frondas aletea; 912 En Noviembre dice Emilio rio; es una porción de la vida uni mavera es propicia para los desier Zola deben visitarse los cemen versal, en donde las almas de los tos campos en donde reposan nues terios. Es el mes de las tristezas, muertos trasmigran a los verdo tros bien amados. Parece como Sin embargo, qué poética triste sos troncos de los árboles; es el que extiende una alfrombra de cés za la que causa en el alma un ce prolongado beso de lo que fué a ped a los pies de las jóvenes viumenterio! Los rosales extienden ver y lo que sera mañana. Las das que van a visitar en su último sus largas flores de blancura lac flores son la sonrisa de los niños, hogar al esposo de su alma. La tea y rojo oscuro Sus raíces se Los frutos son los pensamientos luz de abril blanquea los mármoafianzan en las paredes de los a. de los hombres.
les. De lejos el cementerio parece taudes, y toman allí, para darla a nadie estaba prohibida la en un inmenso ramillete de verdura, las flores, la palidez de los pechos trada al composanto. Los duraz sembrado a trechos de enormes rovirginales, la roja sangre de los nos pertenecían al señor cura; pesas blancas. Las tumbas son copechos heridos. Una rosa blanca ro las flores eran de todos. Los mo las flores marmoreas de la es la eflorescencia de una virgen niños iban allí todas las mañanas yerba y del follaje.
muerta a los quince años. Una a formar ramilletes. veces, a rosa encarnada es la última gota hurtadillas del sacristán, solían Camino lentamente por las som de la sangre de un soldado muerto subir por el tronco del durazno brías avenidas en medio del silenen la la pelea.
y llenar las bolsas con sus frutas cio profundísimo, respirando el aOh flores de los cementerios! En otras ocasiones, la yerba creere y penetrante olor de los sem.
flores vivas! vosotras guardáis alcfa tanto que ocultaba las grose. brados. Las ráfagas de aire que go de los seres muertos!
cruces de madera negra. En menean las hojas de los sauces y En los pueblos, los ciruelos y tonces el asno en que el señor cu tocan mis rodillas, son el aliento los duraznos crecen donairosamen ra cabalgaba, cuando iba a decir perfumado de una mujer invisiblete por detrás de la parroquia, co isa en los pueblos comarcanos, Todo un pueblo duerme silencioso mo formando la guardia de ho era el que entraba a pastar en el a los pies del distraído transeunnor del camposanto. El ama del silencioso cementerio. Los feligre te. De los arbustos, de las aguas, cura, con su cesta en la mano, va sos acusaban al asno de que mor de las hendeduras de las tumbas a recoger ciruelas y duraznos pa día el alma de los muertos.
se escapa una respiración regular ra la comida. El viejo sacerdote Marta, la nieta del alcalde, la y acompasada, como la de un niño llama a aquellas frutas el traje bía plantado un rosal sobre la que, tendido indolentemente sobre de terciopelo del buen Dios.
Yo conozeo uno de tomba de su novio o Marta iba al medio. duerme con quietud al cementerios de aldea, cerendos de altos coposanto todos los sábados al medio Largo tiempo pasé en muda na sentado en la piedra de un se no.
arboles frutales. El cura se desayu rosal, para cortada, una rosa del para prenderla en su corpi comtemplación. Abajo, hervía la Durante todo el domingo, ciudad. Allí sólo se oía el grito pulero y arroja migas de pan a Marta aspiraba el perfume de su de um pájaro, el zumbido de algún las inquietas avecillas. Una pe amor perdido. Cuando bajaba los insecto, el súbito chasquido de uqueña orgía sobre los huesos de ojos para verse el pecho, se imagi na rama. Después, el profundo los muertos! El cementerio está naba mirar el alma de su prome silencio, esa noche de los sonidos.
de fiesta. La hierva tido que le sonreía.
crece enhiesta Entonces me parece percibir más y dura; las fresas, encarnadas coclaramente el aliento pesado de mo los labios de la novia, extien Ah! yo paseo con delicia por el las tumbas. Sólo algún vecino den en un rincón su mantel rojo; camposanto, cuando el cielo está distraído, algún honrado hortera el viento que viene desde la llanu azul y las flores se abren en la tie atravesaba en pantuflos y con ra huele a trigo y a maíz recién rra! Entonces, desnuda la cabe las manos por detrás, las quietas cortados. medio día, zumban 2, recorro las calles olvidado de avenidas.
las abejas, como prendidas en un sis penas, como quien anda por rayo de sol; los gusanos trepado una ciudad santa donde todo es Noviembre, Noviembre, mes de res se encaraman por la corteza de amor y perdón. Bajo la azul lim las hojas marchitas y de las rá los árboles. las ormigas salen co pidez del horizonte, el cementerio fagas heladas, tú eres el mes de rreteando de sus agujeros para extiende sus hileras de sepulcros las tristezas, el mes de los muerbeber luz y calor a campo raso. Niancos. Grandes masas de folla tos.
Los muertos beben tener calor. je dejan apenas ver las cruces de quello entonces no es un cemente mármol de los mausoleos. La pri Manuel Gutierrez Nájara Yo del sol de la idea, de un soplo apago la brillante lumbre; yo la frente que crea convierto en un montón de podredumbre.
Yo turbo el brindis del festín sonoro, y lo mismo atraviesa mi guadaña el alcázar de oro, que el hogar del pastor en la montoña.
El arpa rompo al inmortal poeta, y al guerrero su espada poderosa. borro la luz en la pupila inquieta de la mujer hermosa. mí llegan, en sordo vocerío, músicas, carcajadas y oraciones; de la mentira mundanal me río y me ostento, en triunfante poderío, sobre el polvo de mis generaciones!
Para ens fosas mustias donde lavana pompa y la soberbia no dejami festones ni guirnaldas ni búcare cuajados de azuecenas; Para eas fosas feje mi Musa, on las flores de su selva, esta humide corona humedecida con lágrimas sentidas y sinceras.
Lisimaco Chavarría.
anochecer IV Llegad a mis colinas con fe profunda y silenciosa calma. y todos encontrareis en mis ruinas restos de un corazón, huellas de un alma.
No tembleis de pavor ante mi puerta; cruzad las tumbas derramando flores; no desdeñeis, bajo mi planta yerta, el beso de mis últimos amores; no os agiteis en torbellino ciego, que al cabo perdereis en la partida. envidiad mi sosiego lejos de las borrascas de la vida.
COLORES de Noviembre De Lord Byron When to the airy hall.
Cuando vibre nostálgico el acento de mi padre, llamándome a su lado, y mi espíritu vague sobre el viento o en las faldas del monte anubarrado, que no mire fastuoso monumento en el sitio en do al polvo el polvo vuelve y profundo misterio el alma envuelve, nt soberbia inscripción que cuente al (hombre)
los pasajes más bellos de mi historia.
Mi epitafio será mi solo nombre.
Si él no salva del polvo mi mergoria, que no tengan mis hechos otra gloria: recordado por él, por el loado, o con el olvidado. Fernández Güell.
Es la fiesta de los muertos: la naturaleza toda parece tener un alma sensible que se emociona con los dolores humanos, con el. ay! que se desborda de pechos en que no cabe la angustia que los sofoca Las notas de las campanas pausadas, lentas, monótonas, van como inmensos gemidos en vibración melancólica hiriendo los corazones hasta en las fibras más hondas; entre los altos cipreses hay una voz que solloza, que con su dulce tristeza invade todas las cosas.
Es ilusión? Quién lo sabe!
Si el Dios de Misericordia permite que los espíritus en una celeste forma visite los cementerios y vague sobre las fosas para escuchar las plegarias y contemplar las cororias de flores, gratas ofrendas llevadas en su memoria, Aquí, del viento misterioso arrullo, memorias tristes en el alma deja; pasarán en este día escenas ¡ay! silenciosas, aquí no hay más murmullo que no ve la vista humana que el lento son del sauce que se queja; y serán conmovedoras: no me aguardeis con odio o con recelo, Ya la madre que desea besar al hijo que adora, no os amedrente mi fatal mirada, ya el abuelo que sonríe que entre la tierra y el edén del cielo oyendo sobre las losas yo abrevio la jornada.
las pisadas infantiles de su nietecita, absorta Soberbia exclamó: El universo es mío!
y conmovida, brillando Pero también se estinguirá mi vida, allí con su cruz de aurora, porque ante el mármol del sepulero frío, ya el marido enamorado buscando entre las personas a los pies de la Cruz estoy vencida.
que pasan, a la que fue para él una amante esposa, Antonio Fernández Grillo.
ya el tierno infante que sufre ante su madre que llora y quiere asirle el cabello con sus bracitos de sombra. luego, cuando la noche desciende y se queda sola aquella ciudad de muertos, qué lúgubre y pavorosa se escucha la voz doliente Como hay vivos que están, ellos su vida, y en el misterio en que llama desde las bóvedas!
muertos, hay también muertos otros acaben la obra que ellos deque han entrado, esperan a que que están vivos. Para el bien de jaron inacabada.
José Ma. Alfaro Cooper. todos es para lo que han dado Wagner.
Pensamiento Mausoleo erigido a la memoria del insigne patricio don Jugeito Mora.

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