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Lunes, 1o. de Noviembre de 1915.
EL IMPARCIAL PAGINA 11 LOS LUNES DE EL IMPARCIAL de Noviembre Homenaje filial La hora triste del mes de Noviembre Crónicas de Hamburgo si.
que salva, En este día, consagrado por la piedad cristiana a rendir tributo de cordial recuerdo a los que los han precedido en el sen¡Cuántos recuerdos guardo en la memoria de mi primera infandero que conduce a los dominios de lo infinito y de lo eterno, cia. En qué mezcla de pesar y de alegría vuelven a mi alvamos con el corazón henchido de veneración y de amor a depoma aquellas horas de ventura infinita, cuando dormía arrusitar en las tumbas que guardan sus mortales restos, el home.
ulada por el amor de mis amados padres, bajo el dulce y naje de nuestro cariño y a revivir en nuestras almas el fulgor de tranquilo techo del hogar!
su memoria. Allí uniremos nuestro espírito al de ellos en el re¡Epoca bendita en que no se conocen las penas amargas de la cinto de la paz inalterable.
vida; en que las contrariedades inocentes de infancia se borran para siempre con el beso amoroso de la madre!
Hoy que todo ha cambiado, que mi vida es de incesantes luchas, de fatigas y congojas, quiero vivir de nuevo, aunque sea por breves instantes, aquella tierna edad de la inocencia; y ya que no puedo sentir el beso tibio y cariñoso con que mis padres adorados secaban el llanto de mis ojos, voy hacia ellos, al lugar donde reposan desde hace tantos años, En la hora de las tristes campanadas, a colocar de nuevo las flores todas de mi amor y de mi vien la hora del misterio de las almas, da, y a aspirar el perfume delicado y puro que encierra la yo sentía cuando niño inisteriosas atracciones tumba que guarda, para siempre, esos restos amados.
al sonar de la campana Voy hacia ellos, al lugar de paz y de consuelo, lejos del bullicio y llevado de la mano por mi madre de los hombres, a olvidar por unas horas las aspiraciones la buenísima, la santa, y múltiples anhelos que sin cesar me roban el sosiego, y a caminaba lentamente Vista general del Cementerio pensar sólamente en los dulces años de la infancia, al lado no donde el culto celebraba de esos seres queridos, que solicitos y cariñosos se inclinaSovellas del fuego.
ban, noche a noche, sobre mi cuna, para velar mis infanla novena de las ánimas.
tiles sueños. En la hora de las tristes campanadas, Sin embargo, el recuerdo hermosísimo de su vida admirable y en la hora misteriosa de las alnas, abnegada, el amor que me prodigaron siempre y que me EN EL CEMENTERIO es entonces cuando viene a mi memoria hizo sentir las inefables delicias de la primera edad, vi.
Yo he leído en alguna parte que todo el tiempo de mis ansias fervorosas.
Sí; en este jardin espléndido, paseaba por las avenidas del ce.
la delicadeza de un pueblo y su en este apacible refugio, nada, al menterio, que inundaba el sol, leven en mí, como tesoro infinito de consuelo, como antorEn la iglesia de Santiago, grado de cultura se reconocen en llegar la noche, viene a turbar las yendo la vieja balada de Heine, cha poderosa que ha de alumbrar siempre los senderos inuna joya inestimable de la época románica su manera de adornar las tumbas sombras de los que canta Heine de ese pobre Heine al que persi gratos de la vida, y avipar constantemente en mi corazón ¿Dónde lo leí? No lo sé. El en su balada. Aquí a la luz de gue implacable el odio del Kaiser, era donde de rodillas juicio es exacto? Me parece que la luna, reúnense en alegre cama borrando su nombre en todas parla llama purísima de la esperanza que alienta y de la fe yo rezaba, radería los blancos espectros partes, destruyendo las estatuas que y en mi alma que era virgen de emociones siendo así, Hamburgo, yo os ra decirse sus confidencias y con a su memoria levantan. Mas Sobre la tumba querida en que reposan, dejo, mis oraciones, y lo aseguro, puede colocarse a la tarse sus historias chistosas y di los versos del poeta seguirán entristes ecos penetraban cabeza de los pueblos más cultos, vertidas.
contrando eco en los corazones de riego las cenizas veneradas con la fuente inagotable de de los cánticos llorosos porque sus cementerios son jardi Las flores en tanto, exhalan lán los enamorados. mis lágrimas.
nes, son verdaderos paraísos, don guidas sus perfumes. Las rosas Yo leia la fúnebre balada.
que en el coro los cantores salmodiaban.
de la primavera florece todo el a blancas tienen la palidez de las Una sombra vaporosa iluminada ANGELA ACUÑA. Eterno Padre ño.
doncellas; las rosas rojas dirían por la luz de la luna sentóse sobre de noviembre de 1915.
misericordia brotan de un corazón desga. la piedra tumular y, golpeando que Era el día de Difuntos, Prado. Por los entreabiertos la las cuerdas de una guitarra, canpor la sacratísima sangre de Jesnis.
encaminé mis pasos, al cementerio bios de todas estas flores, los ca. tó con voz temblorosa. Cono 64000 0004000 0040004 y al final de cada estrofa católico. Me he equivocado dáveres que aquí duermen lanzan céis aún la vieja canción, cuerdas pensé al entrar. Ante mis ojos emanaciones divinas, perfumes ex sordas y siniestras? Conocéis la repetía nuestra voz: extendíase un vasto jardín sem quisitos que llegan a nosotros en canción que en otro tiempo abra. misericordia Señor. misericordia Señor. no Morir. Qué mas dá. los muros no había mundo para En la hora de las tristes campanadas, obstante, el sagrado lugar donde ros.
Levante los ojos del libro para Morir de un tiro o de una pulmoel. porque no había afectos que me hallaba al descubrir aquí No. Aquí no hay tristeza, no contemplar la esbelta figura de nía. que importa? Lo que se de. le perteneciesen. Dentro del preen la hora del misterio de las almas, llá, escondidas entre los macizos hay llanto, no hay melancolía por una mujer que acababa de dete ja encima de la tierra cuando la sidio estaba su patria, y dentro de el murmullo de los rezos, de flores, las blancas losas de las que en este sagrado lugar las flo nerse delante de una sepultura. tierra cubre a uno, es lo que en él había educado unas palomas sepulturas.
res se abren voluptuosamente el Alta, joven, rubia, llevaba un ra tristece la hora de la muerte, lo que atendían a su voz, y se posalos quejidos con que el órgano sonaba Por eso no hay nada más riente, sol rie, los ruiseñores cantan. mo inmenso de rosas y desojába que nos hace revolvernos contra e. ban sobre sus hombros, y le acay que a mí me parecían más apacible, que un cementerio En los pascos de árboles las ra las, haciendo caer los pétalos co lla en la última y definitiva cris riciaban con su pico y le abanicaalemán. Estas gentes no tienen mas se abrazan amorosas y las mo una lluvia sobre la blanca lo pación de la carne.
ban con sus alas en las siestas de los manes misteriosas las palabras miedo a a la muerte, porque son mariposas revolotean suaves, lige sa.
Se ama a la vida por lo que en calurosas del verano. Toda su fay la voz evocadora de castigosinfinitos lo suficientemente instruídas paras y aladas, como las almitas de continúo leyendo. Cono la vida nos rodea; por los pedazos milia eran aquellas aves. con que del púlpito bajaba, ra no temer lo inevitable. Por los niños. De una tumba a o céis la vieja canción? Los ángeles de vida ajena que se van adhirien ellas vivía tan a gusto.
eso procuran prolongarse la vida tra, deteniéndose en los cálices de la llaman alegría celestial, los de do a la nuestra durante el via Años y años pasó de esta suery la voz de aquel acólito ble posible.
y hacerla lo más amena y agrada las rosas, zumban trabajadoras monios la llaman mal infernal; je. Fuera la vida aún peor de te. Un día cumplió su condena; que a mi lado repetía: las abejas, cual si encerraran los los hombre la llaman. Amor!
No. Este cementerio no es té espíritus de viejos que reposan, al lo que es, y a ella nos agarraría era libre.
De nuevo alcé la mirada del li mos desesperadamente antes de Cuando le dieron la noticia ma Den una limosna para ni lúgubre. No tiene ni si fin, después de haber merecido el bro. La hermosa rubia, con ade dejarla. Vivir bien o vivir mal nifestándole que tenía que dejar quiera ese tinte melancólico que eterno descanso.
Tas benditas el mán lento, continuaba deshojan es lo de menos para sentir la muer presidio, se quedó atontado.
dan los altos cipreses, los llorones ánimas del purgatorio Ay! Cu se abandona pa do las rosas y haciendo llover los te. De alegría. De pena. Salir?
sauces y la tierra pelada la vida. dónde se po pétalos sobre aquella sepultu.
Si no fuera por lo que se deja. a dónde iba él. Quién le es me llenan de misterio tros tristes posantos. Aquí drá mejor que aquí, volup ra.
Recuerdo a este propósito algo peraba. Dejar su casa, su muntodo es risueño. Oh! Los muer tuosamente acostado sobre una al. Quién podrá ser. qué ser que me contaron cierto día que do, sus palomas. Todo! Vaya, y por eso tos deben descansar alegremente fombra de rosas? El poeta tuvo querido venía a ofrecerle el delica visitaba yo el presidio de Valla que no se iba. Sería cosa de moaún hoy viene a mi memoria en estos cementerios alemaues. razón al referirnos las alegres his. do homenaje de sembrar de péta dolid.
rirse!
Flores por todas partes, pero torias que se cuentan los muer los de rosa su sepulcro. todo el tiempo de mis ansias trvorosas En uno de los patios, sentado no se fue. Al primer comflores de todos los matices en fro tos, y sólo en estos cementerios pu en la hora de las tristes campinadas El sol reía en el cielo, los pája en el suelo y recostado indolente pañero que se le puso por delante fusión enorme. Flores en la do inspirarse, porque en ellos no ros cantaban revoloteando; todo mente contra la pared había un le metió una cuarta de hie en la hora misteriosa de las emas.
pelouse de las praderas, flores en asoma la tristeza, ni nos sentimos era quietud, calma, silencioSó presidiario viejo. Sesenta años te el brazo; y le sentenciaron y siB. Jambrina.
los bosquecillos, flores en jarro invadidos por la melancolía. lo entre las oleadas de perfumes nía y llevaba en la casa cuarenta. guió en el presidio nes, en macizo, en los bordes de Oh, no! Lo que hacemos es envi penetrantes que embalsamaban el Cuanto dejó fuera del presidio Por lo que el hombre decía: las tumbas. Las flores parece diar a los que tan dulcemente re. aire la voz del poeta murmuraba: al entrar en él, no existía ya: ni. Cómo dejo yo a mis palomas. 0008 que brotan expontáneas de esta posan. Los hombres la llanian. madre, ni hermanos, ni amigos, ni tierra sagrada, que fertilizan los novia. nada. Al lado allá de Joaquin Dicenta huesos de los muertos.
Era el día de Difuntos y yo JUAN JOSE CADENAS LO QUE SE DEJA. trico ni no Cuando nues Ta en Amor!
Afonosan nangunan lancarantins En el cementerio Cuando todos se alejaron de la blanca tumba aquella, donde sola, muda y fría se quedaba ella. ella. La adorada muerta mía!
Al ver toda su hermosura para siempre desligada de mi vida y escondida en la callada sepultura, con terrible voz que aún oigo, grité: Muerte despiadada!
Dime, toda su belleza tornaráse en polvo? Dime, para el ser que implora y gime, al final que queda entonces de esta trágica jornada?
Pero nadie respondía; sólo el eco repetía el final de aquella frase: Nada. nada. nada. nada. BOCA Julio Florez.
NON.
Uno de los más bellos mausolcos e tuestro Cementerio Gencral.
Web Mausoleo de la familia Field.
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