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Domingo, 30 de Julio de 1916.
EL IMPARCIAL Página cinco Hoodie 000 0000 0000 SELECCIONES DE EL IMPARCIAL EL OJO MARAVILLOSO SELECCIONES TERCERA SERIE Correctamente. Por José Francés.
Manojo de vo etas.
la ventana del Hospital. Por Juan Aymerich El perro del saltimbaquis. Por Vicente Medina.
El ojo maravilloso. Por Amado Nervo Dos coronas. Por Elena de Montenegro.
000 Doc ooo 00000 «El Imparcial CORRECTAMENTE.
Manojo de violetas La Ventana del Hospital En diciembre de 1908, los direc Gracias a un complicado mecatores del observatorio solar de nismo eléctrico, la mano de un niMount Wilson, en Pasadena, Ca no podrá mover el interminable DE lifornia, recibieron una caja enor. tubo, de cuyas proporciones po me sobre la cual se leía el famo dréis daros cuenta sabiendo que so tres fragile, que es como una el aparato equatorial de Yerkes, súplica suprema, y casi siempre ya citado, tiene sesenta y dos pies vana, a la brutalidad de los que de largo.
cargan y descargan los fardos en La cúpula colosal que abrigue los vapores y ferrocarriles.
el precioso instrumento, girará así Abierta la caja, con sumo cui mismo con facilidad pasmosa, adado, se vió que la paja y el algo briendo su gajo de acero para que dón que resguardaban aquello sin el ojo, el ojo mirífico se asome al duda precioso, que se hallaba en el abismo.
fondo, tenía muchos pies de espe Marte, que estaba inmergido en sor.
la radiación solar, en octubre se Por fin apareció el objeto de hallará apenas a 38. 800. 000 mitantos cuidados. Los sabios, con llas de distancia de la tierra.
Empotrada en el muro Que sombrea la calle solitaria, manos temblorosas, arrancaron ¿No es esta una de sus propi.
los últimos centímetros de envol cias oposiciones, ya que suele aDescolorida, la vidriera rota, Existe una ventana tura y la cosa estupenda, mara proximarse (cada 79 años) algo Hvillosa, única absolutamente en el más?
Que a todas horas, tras la obscura reja, Permanece cerrada.
mundo, se mostró a sus ojos. Pero el ojo, el ojo estupendo de Es de un sabor arcaico ra un lente de cien pulgadas de cien pulgadas de diámetro, el pladiámetro!
neta amarillento estará más cerSu arquitectura de una edad pasada, Para que os imaginéis lo que ca que lo que la luna se nos muesY el tiempo la ha cubierto es una lente de cien pulgadas de tra actualmente en las máximas De polvo y telarañas.
diámetro, deberéis saber que las lunetas que existen.
Los escasos viandantes Que por la calle pasan mayores que existen, la asombrosa En cuanto al mundo lleno de Con fantasmal sigilo, casi nunca del observatorio de Yerkes, en misterio, al mundo que mantiene Williams Bay, Wiscosin, Estados en perenne temblor la honda inte.
Detienen sus miradas Unidos, por ejemplo, tiene sólo rrogación de los sabios, hállase en 20. En ese hueco lóbrego Donde está la ventana.
cuarenta pulgadas de diámetro. la actualidad en condiciones favo: Vagabundo poeta, Con ella la luna se ve a doscien rables para ser observado, de suer tas millas de distancia.
Al azar de mi ruta, en la callada Ite que, en cuanto el ojo mirífico Una lente de cien pulgadas de llegue a Pasadena, si es que no Soledad de la hora vespertina, He contemplado la ventana arcaica, diámetro era, pues, el milagro de ha llegado ya, majestuosamente, he creído entrever, tras de la espesa óptica más sorprendente de este lentamente, el obscuro tubo de meY centenaria reja que la ampara, siglo de los milagros.
tal se moverá hacia él y le clavaEl ojo inmenso que iba a verlo rá su mirada fantástica. su miA la pobre Mimí, convaleciente, Que en la tarde entregaba todo, que iba a penetrar la esencia rada avizora.
de los cometas, a escudriñar como Entonces, un sabio se acercará.
En un largo sollozo Las infinitas penas de su alma.
si estuviesen a un paso de noso temblando al ocular. moverá blan tros las enigmáticas recondite damente la cremallera. El diseo II ces de la luna, a contemplar la ver enorme y borroso llenará y desborEn el azul sin mancha brilla la luna llena, dad de Marte, a hundir su escru dará el campo de la lente. La la ciudad desierta silenciosa dormita.
tinio vencedor en los más lejanos cremallera irá enfocándolo poco a Por las estrechas calles, como un ánima en pena, y rebeldes abismos de la noche. poco. La mano del sabio temblará Uno que otro viandante con mesura transita.
el ojo inmenso estaba alli, radian más y más.
do dulcemente a la luz del sol? Por fin un segmento del esferoide El pincel de la sombra deja trazos seguros Os explicáis, pues, el temblor que se mece cada dos años en la En el plan uniforme de las aceras grises.
de las manos de los sabios?
negrura de nuestras noches, se La luna se derrama sobre los altos muros mostrará preciso, claro, con la in.
Dejando al descubierto profundas cicatrices. Tiene una grieta dijo de finidad de sus detalles, con la vaLa noche es perfumada de silencio y de brisa pronto la voz ahora angustiada, riedad inimaginable de sus coloraY la mente no turba ningún sueño insensato.
desesperanzada, velada por inciones, con sus mediterráneos aDe un caserón ruinoso, por la angosta cornisa, flexión de despecho infinito, de u zules, con sus desiertos amarillos, Se pasea la sombra elástica do un gato.
no de los directores.
des con sus purísimas nieves borea III Tiene una grieta, una gran les. y el sabio verá, verá definiti grieta! repitió la voz.
vamente para la ciencia la verdad No llueve ya. Por las estrechas calles Así, pues, aquel cristal fundido por tantos siglos escondida.
El agua cenagosa y pulido con infinitas precaucio Si existen los canales de Mar Arrastra los resíduos miserables nes, con infinitos trabajos, con te, su agua apacible proveniente Que las casas arrojan.
una incesante y tenaz paciencia, del deshielo de los polos, correBrilla a trechos el cielo era nútil. Había que arrojarlo al rá reflejando el cielo por los an allí, en el horizonte, nubes torvas jardín, para que quedase allí, hin plísimos cauces. Si la vegetación Bajo el látigo de oro del relámpago cado en la tierra, brillando triste brota como se cree en las márgeSe alejan, silenciosas.
mente. sin objeto, como recuerdo nes de estas portentosas cavidaDe nuevo el sol fulgura de un fracaso.
des, verá el sabio el verde y el roY su áurea luinbre en la ciudad borrosa, Fue aquel día de luto en el jo de los árboles; si, por último, Como un mago pincel traza en las calles observatorio solar de Mount Wil la mano de una humanidad inteliJuegos de luz y sombras.
son.
gente ha creado obras duraderas, IV Pero un espíritu yanqui no se tales obras se revelarán ante los Derrama el sol su lumbre en la desierta mantiene por largo tiempo en las ojos atónitos del observador.
zonas del desaliento.
Este verá al hombre de Marte, Plaza, y en el silencio Solo la voz del agua dá en las fuentes El disco había sido moldeado en probablemente gigantesco. dada Goblain, Francia, y costó cincuen la gravedad del planeta, menor Una larga canción de desaliento.
ta mil dólares.
Tendidos en los bancos que la mitad de la tierra. Unos cuantos mendigos harapientos Todo se reducía por tanto a Las grandes agrupaciones mar cincuenta mil dólares más y a uno cianas, las ciudades de esa ideal Escapados de un lienzo de Ribera, o dos años de paciencia.
Sin inquietudes duermen, boquiabiertos.
Venecia celeste, se mostrarán a Echados a las plantas Al día siguiente la fundición de través de la lente en toda su magcristal de Goblain recibía un ca nificencia.
Están los fieles perros. ble: una civilización vieja de mi.
JUAN AYMERICH. Construyan nueva lente de cien llones de años se codeará con la pulgadas.
nuestra. una revelación prodigiosa baY muy pronto la nueva lente es jará y se posará sobre las cabetará en Mount Wilson. Con la mis zas pensativas de los hombres.
Dentro del corro que se divierte ma, con mayor emoción quizá, una palingenesia divina se ecansado está. los sabios harán abrir la gran fectuará en la tierra.
flaco, sin fuerzas y jadeante, caja. no habrá más mitos ni imafalto de pan.
El disco intacto hay que espe ginaciones vanas.
con su despierta dulce mirada rarlo, hay que creerlo aparecerá El mundo dará un salto de cenparece hablar.
dentro de su espesa envoltura. tenares de siglos.
de ser posible, qué triste historia nos contaría Se procederá en seguida a cons lo que es ya no será, y empequé triste historia de crueldad. truír un gran reflector de ocho zará a ser, lo que solo cabía en las adivinaciones de los sociólogos, de Por los caminos y las campiñas y las ciudades, Un tubo mayor que todos los los artistas, de los apóstoles y de correr le hicieron las necias gentes con torpe afán cañones existentes, sostendrá la los poetas!
y a latigazos, el saltimbaquis lente y a puntará con ella al inle hizo bailar.
finito.
Amado NERVO correr le hicieron y celebraron con risotadas el triste aullido del pobre can.
Antes de subir al vagón la vi Por Dios, Alberto. qué tour paseando por el anden.
tería!
Era una mujer alta y esbelta, a Va hasta Valencia sabe? pesar del amplio y largo guarda llí la espera su nadre. usted?
polvo de seda. Tenía los cabellos Hasta Madrid.
de ese rubio ceniz de las estan Ah! Perfectamente. Yo tam La frase es ya tarde es la más pas inglesas, y todo en edin. ydesde bién iré a Madrid en Octubre, dolorosa de las que pueden prolos pies calzados con zapatos de cuando se reanuden sesiones nunciar los labios humanos. Dogamuza y hebilla doraday: hasta de Cortes.
ra Melegari.
la gorra de punto blanca que en Sonreí. Me había equivocado. Ditonces todavía asombraba, era de putado a Cortes en vez de Dipu La verdad es orgullosa y se auna exquisita distinción. tado provincial. Después de todo. parta con desdén de todo aquello Con ella paseaba un caballero, Ah! Pues nada. Su señora que es servil. Berta de Suttner.
con aspecto de comerciante o de de usted puede mandarme cuanto diputado provincial rico. Por el guste. Estoy por entero a su dis Toca a los muertos el gobernar andén iban y venían los mozos posición.
el mundo? Sólo porque fue así, de equipajes, soñolientos y mal. Ella volvió a inclinar la cabeza, porque siempre ha sido así, tenehumorados; unas monjas la par sonriendo, y como en aquel mo mos derecho para asegurar que se reja de la guardia civil y tres o mento sonó la tercera campanada rá siempre así. Ana Riedinger.
mer cuatro payeses.
reglamentaria, me retiré discretaEl tren estaba ya dispuesto, a mente al extremo del coche.
las ventanillas se asomaban ros Vi apaecer los dos brazos de él En la vida siempre somos mu tros lividos y graves por el ma en torno del cuello de ella y se becho de lo que fuimos durante nues drugón.
saron castamente.
tra juventud. Irene Zocco.
Mediaba junio. Eran los cinco Pitó la máquina y el tren empe.
ya había salido el sol. Causaba zó a andar. Ella siguió largo rato una grata caricia el sutil airecir en la ventanilla, agitando un pa ojos serenos, ante las cuales retro llo mañanero.
ñuelo.
cede el más sinvergüenza.
Busqué un coche donde no hu Bruscamente, al salir de la es Poco a poco, gracias a pequeños biera mucho equipaje, en virtud tación, entró el sol dentro del coincidentes, trabamos conversa de mi antiespañola costumbre de che.
ción. Pero siempre dentro de una vo charlar con el primer encontra. Le molesta a usted. Quiere gran corrección por parte mía y do en bancos de paseo, en tranvías que baje la cortinilla?
de una absoluta distinción por y en ferrocarriles. No; gracias.
parte de ella.
Saqué del portaniantas dos o Tenía los ojos llorosos y contesComimos en Tortosa, y después tres periódicos barcelonexes, otros tó afable, pero un poco altiva. Lue ella volvió a recostar la cabeza en tantos madrileños, tres libros y la go recostó la cabeza contra el res el respaldo y cerró los párpados.
gu. para luego no leer nada: paldo del asiento y cerró los pár Mediaba el día, y bajo el sol de junio, las huertas regadas por el porque a pesar de los kioskos úe pados.
periódicos que hay en das esta Desde el otro extremo, viéndola Ebro tenían policroma exuberancia.
ciones, a pesar de la provisión de cubierta de sol, me pareció más libros que todos preparamos an bonita en la fría azuloridad del Al salir de Masalfasar Albuites de tomar billete, ningún via anden. me ratifiqué en mi prijero lee. se duerme, o charla con mera impresión. Era una señora, xech, ya vencida la tarde, consulté hombres y piropea mujeres, o me en el limitado y especial sentido la guía. Faltaban dos estaciones dita a ritmo de tren.
de la palabra. No había en ella un nada más para Valencia y se lo Ya instalado, me sente a la ven solo detalle de mal gusto o de in dije algo apenado. Dentro de unos minutos lle.
fauilla, vagamente inquieto por corrección. Nada que autorizase a quién sería el dueño de una male wingún atrevimiento de eros que gamos a Valencia.
ta pulcramente enfundada, de lo inventan los viajantes de comer na gris, que había en la rejilla. cio y los toreros. Si. Faltan nada más que el ¿Sería de la viajera de cabello Desapareció el sol al encajonar. apeadero del Machistre y El CaTubio?
se el tren por la zanja de la calle bañal.
1E11a seguía paseando leitamer de Aragón. ambos lados, por enAh!
fe, andando con severa elegancia, cima de nosotros, despertaba la Me pareció que también se in hablando despacio. El, no tan dis cindad y sonaban las campanas de tristecía. Si se hubiera tratado de tinguido, pero sí más de 18 que me los primeros tranvías.
otra mujer, se lo hubiese Jicho.
pareció al principio. Tal vez no Ella abrió los ojos y aproveché. Le estoy muy agradecida, ca fuera diputado provincial ni co el momento para pedirla permiso ballero. Ya le diré a mi marido lo merciante. La molesta a usted que fu amable y lo correcto que ha estado ambos se les notaba ese dolor me?
usted conmigo.
discreto de las personas que han. No. Gracias Me incliné gravemente, y ya 110 entregado su vida a la corrección No fumé. Inmediatamente de volvimos a cruzar palabra hasta y al buen gusto.
preguntarlo me arrepentí. Ciertas entrar en agujas de Valencia.
Pero sufrían. Sobre todo el. Te cosas que pueden molestar no se. Ya?
nían sus ojos una miada ancha, confían a la benevolencia ajena. Ya.
extática, como uma mano que qui. Ella lo comprendió y agradeció el Callamos. Entró el tren sonosiera agarrar la visión y guardar sacrificio con una mirada.
amente, haciendo petemblar los la mucho tiempo. Sonaron dos No me atreví a sonreír, sin em cristales de la techumbre. Antes campanadas, y los payeses, que bargo. Estaba un poco azorado de que se detuviera abrieron la iban y venían por el aréns echa con otra mujer hubiera sido im portezuela y entró un caballero.
ron a correr asustados hacia los prescindible hablar de cualquier Ella se abrazó a él y se besaron.
vagones de tercera, y entraron de cosa. Con aquella, altiva y severa. Oh. Carlos!
cabeza, temiendo quedarse en Bar en su actitud correctísima de se Su hermano, sin duda pensé.
celona.
ñora casada, me faltaban pala Luego se volvió hacia mí, sonLa viajera y su acompañante se bras.
acercaron despacio a mi coche. Recordé cosas estúpidas: el Mira, Carlos, da las gracias Abrí galantemente la portezue cuento del túnel, las baturros del a este caballero. Se ha portado la y me retiré al otro extremo. Paice que se lava. eh? y del conmigo admirablemente durante lla me dió las gracias con una in Chutla, chufla. la violación de el viaje, según le recomendó inaclinación de cabeza. Luego se aco un sátiro vanque leida la noche má en Barcelona.
dó en la ventanilla, de espaldas a antes en las informaciones inve señalándome al caballero, a mí, para hablar con el caballero. rosímiles de La Correspondencia, ñadió: Sólo oía la voz de ella, clara y Pasaban horas y pueblos Mi marido.
bien timbrada, de una cálida cari las ventanillas se asomaron Debi poner una cara francamen115 cia de contralto.
montañas ingentes, llanuras ver SAh! Tantas gracias, señor, Claro.
des, trigales recién segados, ria te imbécil.
chuelos entre rocas y puentecillos Ah! Tantas gracias, señor, rústicos. Subían y bajaban los a tantas gracias. Usted sigue. lambres del telégrafo. Si. Voy hasta Madrid. Sí que es un fastidio. 26 La viajera había sacado un li Ah! También yo iré a Mabro del bolsillo. No acerté a ver drid. En octubre, cuando se rea Un día sí y otro nob más que el nombre del editor. Un nuden las sesiones de Cortes.
Se inclinó demasiado fuera y no editor católico que traduce nove Crei que me caía de espaldas.
pude oírla, aunque me figuré sus las de sacerdotes irlandeses y pu Pero me ineliné correctamente, palabras.
blica obras de obispos españoles con la mayor corrección posible, De pronto se incorporó, dejan Me con morí y me azoré más to procurando contener la risa.
do libre la ventanilla, la cual davía. Insensiblemente se adueñaY cuando se unieron al grupo apareció el busto de él.
ba de mi aquel aire de bondad y de pasajeros que buscaba lenta Usted perdone, caballero. rectitud que extendía en torno su mente la salida, ella volvió la caMe acerqué soprendido, yo mi compañera de viaje. Para beza, sonriéndome con una sonrisa Usted dirá.
lidb.
una mujer como ella fueron inven nueva, completamente distinta de Me tomo la libertad de recotadas esas palabras las correctísimas que había tenimendarle a mi señora. Es el pri oímos a nuestras madres y a nueshogar que do para mí durante el viaje.
mer viaje que hace sola y.
Me daba las gracias. Se bur Me incline todo lo más horreeta tras hermanas. Bien segura podía laba de mí mente posible. Ella sonce vaga viajar de que nadie la molestara.
No lo sé.
Era de las damas imponentes y de José Francés. Si?
اوه اومد riendo.
El Perro del Saltimbanquis pies. Bueno.
DOS CORONAS Dentro del corro que se divierte, cansado está. flaco, sin fuerzas y jadeante, falto de pan.
La vida es ésta. Del latigazo del saltimbaquis quién libre está. Por los caminos y las campiñas y las ciudades, los miserables seres humanos marchan igual: cansados. tristes.
iy al latigazo del saltimbaquis hay que danzar!
En la frente del monarca la áurea corong rutila con cegadores destellos de soberbias pedrerías.
Mucho brilla la corona, que seduce y que fascina, y todos al contemplarla. con admiración y envidia sólo ven el oro puro y las piedrezuelas ricas.
Nadie ha visto otra corona que ni deslumbra ni brilla; bajo la corona regia, ciñendo la frente altiva, hay un diadema oscura que de noche, cual de día, oprime las regias sienes produciendo mil heridas.
mente, eonfusa. Desde Dios, todo monarca ciñe corona de espinas!
Elena de Montenegro VICENTE MEDINA.
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