Guardar

Domingo, Septiembre 24 de 1916.
EL IMPARCIAL Página cinco.
Selecciones de EL IMPARCIAL Página italiana El Marido SELECCIONES Serie 11 SUMARIO: EL ANO MIL por Josué Carducci.
CONSEJO EL AMOR, Ipor Amalia Guztielminetti.
LOS VENCIDOS, por Ads Negri.
LAS MANOS, por Gabriel Annunzio IDEA FIJA, por Arturo Graf.
EL ENFERMO GRITO. por Victoria Aganoor Pompili.
CANTARES DE LA CARCEL, por Victoria Aganoor Pompili.
UNA FOTOGRAFIA, por Clementina Laura Maiocchi.
MATERNIDAD ESPIRITUAL, por María Pascoli.
EL MARIDO, por Roberto Braceo.
LA DEBIL VOZ, por Clementina Laura Maiocchi.
MANOJO DE VIOLETAS, por Margarita de Saboya y Fernanda Leopardi.
ocel rival.
DE ides mente es utca, atenua tre el acce amante de 00 El Imparcial marido El Año Mil Cantares Las Manos ba!
el marido am da mujer que ama Oh manos de mujeres encontradas una vez en el sueño o en la vida: manos, por la pasión enloquecida opresas una vem, o desfloradas con la boca, en el sueflo o en la vida!
ar llevarse a posible, se ha Frias, muy frias algunas, como cosas muertas, de hielo (cuanto desconsuelo. o tibias cual extraño terciopelo, parecían vivir. parecían rosas. rosas de que jardin de Ignoto suelo?
base an emegabals al mundo; el presen que que aunque destrozando repulsión Nos dejaron algunas tal fragancia y tan tenaz, que en una noche entera brotó en el corazón la primavera, y tanto embalsamo la muda estancia.
que más aromas el Abril no diera.
agrume, Os imaginais la aurora del pri dinero buscado entre las cenizas mer día del año mil? Hebbrdais de la patria incendiada por los que ese fenómeno de todas las ma húngaros, como habían hecho los manas fue casi un milagrolu pro 200 que sobrevivieron en Paría mesa de vida nueva para las geno era mejor dormir juntos seneraciones que acababani de salir pultados bajo la ruina de los Al del siglo décimo? El tévisino que pes y de los Apeninos?
Bautizarse las poesías et ruseas señalaron a prepararse a la muerte, esa era a la vida de Roma; la venida del se. toda la vida. Algunos, a decir ver mora los muertos y a los dad, se movían: buscaban, nuevosi vivos, anunciada inminente por peregrinos, el valle de Josafat paPablo a los primeros cristianos:ra esperar allí, más de cerca, el los pocos siglos de vida que desde primer anuncio de los clarines sude Lattanziou se creía premos.
Fue este el último grado de la de timiento del icio final próximo bilidad y del envilecimiento hacia sacado por Gregorio Magno de los cuales las ideas de los ascetas las desesperantes ruinas de los a: y la violencia de los bárbaros hafios suyos; todos estos errores jun. bían conducido a la Italia roma tos, como nubes diversas que na. qué estupor de alegría y qué pándose hacen temporal, contribu grito subió al cielo de las turbas ilar de años cristianos a formar yeron al terminarse el primer mi reunidas en grupos silenciosos al un solo e inmenso terror, Mil y no gustiadas y sollozantes en las igle de. nes, había dicho Cristo más de mil según las tradicio sias tenebrosas y en los claustros. después dispersas. com mil años, se leia en el por las pla fectivamente en las suciedades del sol, eterna fuente de luz y de vi Ezas y por los campos, cuando el.
siglo décimo; en el fraccionamien da, se levantó triunfal la mañana monarquía y la socie cie primera del año mil!
los unidades feudna istadores en mi gueaban aún bajo sus rayos pas en la ahvección nieres de los Alpes, trenulaban ese infalible del pontificado aún conmovidas las ondas del Tide bárbaros no corrían de las rocas alpinas por era lícito reconocer los signos prej las ricas llanuras los ríos patrios, cursores descritos de Patmos? Corrían voces va de se tenían de rosa al rayo matuti nacimientos monstruosos, ad e no tanto los muros negros del des batallas combatidas en el cie Campidoglio como las cúpulas a por guerreros ignotos caballe zules de las basílicas de María. El dragones. Por todo eso, sol! El sol! Todavía hay una pa siglo fue tan desgraciado tria? Existe el mundo? y la Italia y cobarde como el décimo. Qué extendía los miembros encogidos podía importarles de la patria y de por el hielo de la noche, y quitába la sociedad humana a los moribundos que esperaban, de liora en se de la cabeza el velo del ascetis.
hora la presencia de Cristo Juzga mo para mirar al Oriente.
dor? Además, antes Pomprarse de nuevo una mísera vida con el Josué Carducci Otra, que acaso ardía el fuego extremo de un alma (dónde estás, oh breve mano intacta ya, que con fervor Insano oprimi. elama con dolor supremo. it me pudiste acariciar no en vano!
con mullos apagados rostros lipsis, Satanás será libertatea.
De otra viene el deseo, el violento desco que las carnes nos axota, y suscita en el ánimo la Ignota cariela de la aleoba, el morir lento bajo ese gesto que la sangre agota.
va en el pués a me una heros y horribles un arma?
Otras (aquellas. fueron homicidas, maravillosas en engaños fueron. de Arabia los perfumes no pudieron endulzarlas, hermosas y vendidas cuinto jay! por besarias perecieron!
Otras (las mismas. de marmoreo brillo y mis potentes que la recia espira, nos congelaron de demencia oira, y las sacrificamos al cuchillo. y, nl en sueños, la manca se retira ga ros sobre otro ningún Vive en el sueño inmóvilmente erguida la atroz mujer sin manos. Junto brota fuente de sangre y sin cesar rebota el par de manos en la enrojecida charca, sin salpicarse de una gota. ALDA. Entrando en el salón y guridad de triunfar en la contienbajando la voz, que tiene entona da en vez de alentarle le enerva.
cion de la ira concentrada.)0 En el amor aun hay más; puede es ustel un vil o un imbécil! vituperarse al hombre dispuesto a EDUARDO. Cohibido. transigir aceptando la mitad de u. Por qué?
ALDA. Yzosa usted pregun a Sempronio. na mujer que pertenece a Ticio o tárinelo?
transacción, fuerza es comprender pero admitida la EDUARDO. Señora, ni soy que cierta simpatía por el un vil un imbécil: Soy simple or el socio o por el un hombre que tiene. sus el general dice que la amistad en 99 ALDA. Nada más?
una mujer y el EDUARDO. Nada más.
de ella, es el resultado de ALDA. Es poco!
un cálculo frio, cinico, casi per EDUARDO. Me conforno. verso. Nada más ALDA. ero yo no!
amistad es EDUARDO. Es muy justo. muy sincera y se debe al progreso ALDA. si le parece justo, natural de la sinipatia que desde ¿por qué ha querido usted turbar el primer momento sienta el amanmi paz. Por qué me ha arreba te por el marido. es inútil negartado la promesa de mi asenti lo: esta amistad no sólo es ge.
miento?
nuina, sino hasta legitima. EL EDUARDO. Porque la ama mante ama a la misma de la cárcel auma: amalg ALDA. ahora ambos a dos debían estar anima EDUARDO. la amo aún. dos del mismo espíritu de conser Flor de desventura, cuando naci ALDA. Usted?
vación. Ambos tienen, o deberían la alegria lejos se encontraba, ninguna bada bajó a mi cuna con her to a demostrarselo si no hubiese dos que reciprocamente EDUARDO. estaría dispues tener, el mismo culto. Son dos alia se apoyan mosos regalos conocido a su marido. El es un y se ayudan. Para que esto sea Mi vida fué toda de suspiros y obstáculo insuperable. es mi des necesita entre ellos una mi juventud fue lanza de llantos; ventura. verdadera afinidad; sin ésta, falta da a los vientos. Entre desconsuelo ALDA. no sabía usted ya la del edificio. que he y penas ví desaparecer, uno tras ya tenía marido?
que yo advertido prontamente que entre ctro, a todos los seres adorados y EDUARDO. Si lo sabía, no la su mari a tí, que tanto me querías, mi san creía viuda, y mucho menos una esa afinidad, su marido y yo no existirá jamás to amor, madre mia, madre buena, señorita, y le aseguro a usted con mi alma enamorada, cumplo el saentonces sola con le sacolado mi Había perdido todo, pero por Viuda o soltera no le habría hecho que siento hacia aquel pobre hom la corte.
bre es invencible y me parece im el pan a estos dedos y a la aguja ALDA. Pues entonces, espera posible y hasta monstruosa la a.
no queriendo buscar la ayuda de ba usted que mi marido fuese un lianza con él. Muy conmovido, ca.
nadie. Fué él quien vino a tentar individuo insignificante, sin dere si saltándole las lágrimas. Esta, urme y durante un chos, sin deberes. Había usted es, señora, la razón porque me le dije que no, le dije que no, hasta esperado que fuese la negución de resigno a perder un tesoro tan preque fui suya.
toda responsabilidad conyugal? cioso como usted. cuando se vió satiefecho, y ¿Creía usted que iba a ser un (ALDA, palideciendo, atónita, cuando vinieron las desgracias y marido ad honorem? Se. había for los labios verdes de rabia, ex.
las necesidades de los hijos (hijos jado la ilusión de que me había tá por lanmırle al rostro una gro.
suyos) Dios los perdone! me ha dado su nombre para limitarse des sería. pisoteado como una la a ser una cabeza de moro, EDUARDO (Comprendiendo gar, era uno solo y parecían cien extraño a mi vida oficial y a mi 1o. Ruego a usted, Alda, que no demonios! Yo no se sé cuáles y cuán vida intima?
ofenda. No soy más que un dex tas injurias me dirigia; sé sé que fue EDUARDO. Nada de eso, se dichado!
vil y que sus palabras fueron pu: nora! Usted me toma por inge ALDA. Un desdichado?
wales. Quién me embriagó con ese nuo. El que se de e decide a amar a EDUARDO. Sí, y le confieso veneno? Quién puso en esta mano mujer casada, que no está separa que no tengo ninguna esperanza de Quién lo hirió en el pe da de su marido, seria un incanto consuelo. Aunque pueda olvidar cho? Madre, tá ignoras; noras; tú duer o un bobo si tuviese la pretensión la, mi corazón, inepto para el mames; los muertos olvidan la amar de monopolizarla. Los célibes, que trimonio y asediado por el amor, vida y Abril los cubre de flores. somos tan solicitados las ni buscará en vano, estoy convenci Yo. lloro y canto; canto, para mas, no nos enamoramos casi nundo, una mujer para sustituir a no oir en todos los momentos ca de ellas. esto. qué significa? usted.
aquel grito suyo cuando cayó a mi Pues que los deberes y los derechos ALDA. Con los dientes apretalado.
de hombre sobre la mujer que Victori. Aganoor Pompili. causa prinespal de nuestro enamonos cautiva son con frecuencia le dos, disponiéndose a salir.)Hay tantas mujeres casadas!
EDUARDO. Para mí, créama ramiento.
ALDA. De modo que no esta planta de los maridos desaparece ustel, como si no lo estuvieran. La Una fotografia usted celoso de mi marido?
de día en día. La antipatia que EDUARDO. Nada absoluta suscitan en los que podrían ser a Oh! imagen gentil de mi amado mente.
ALDA. usted se ha ale a todos. No hallo uno que sea vermados por sus mujeres, los salva perdido, imagen que el sol inconciente grabó con sus dardos; al jado de mí porque le ha conocido? daderamente simpático!
EDUARDO. Precisamente.
contemplarte, amado rostro mudo de ojos luminosos, pienso en aqueted mi admiración por su precisamente a renunciar a las mujeres ALDA. no comprende us llos días, ya en te embellecia una sonrisa fugaz, mente! Después de todos los argu de los demás y a tomarla por cuen en los cuales tus labios repetian mentos que empleó para conquista propia.
con dulce acento el nombre mio la obligación de justificar su grotarme, tiene usted por lo menos ALDA. Hágalo. Le garantizo Querido rostro de los ojos lumino que ningún marido será más simsos, dulzura mía! Al través de mis sera conducta.
pático que usted. Sale. lágrimas te contemplo y al conside EDUARDO. Le ruego no me rar que tú no me miras, se me des obligue a decir cosas desagradaRoberto BRACCO hace el corazón.
bles.
ALDA. Yo exijo una expliClementina Laura Maiocchi, cación clara y terminante.
EDUARDO. No me es posiLa débil voz El eterno error ALDA. La exijo!
EDUARDO. Violen findose. La plata esparcida por entre la Pues bien. sea. Usted insiste, y da y un tenue velo ante las pupilas negra cabellera y la frente surcaNo lo dice todo y poco es lo que yo la complaceré para sujetar los lo escucha, se inclina dócil al Ore sabe con qué estupendas sospechasura alguna si al declinar la vida da: pero quien lo esperaba y hoy vuelos de su imaginación, que Dios no constituirían para el alma tor do, y parece que afirma: Ah, si: me habrá honrado.
al lado nuestro un floreci ya surgiese a es La vida es buena.
Un niño! Oh!
posa de su marido le vástago.
fúlgida, De las vigilias de armas él no me disculpe, pero ciertamente, no invocada luz de ternura. Oni de habla; talvez no las tuvo, o si las es mía la culpa si al hablar de él, seo, oh nostalgia eterna de mi tuvo emplea todo su esfuerzo para que ha sido muy cortés conmigo, do lamento, que no se languideciente juventud: Sofocasiento brotar de sueños y a otros nuevos se aban. Pue no Poc auferidtable. Usted es mi ser: Ante los ojos, cansados de dona.
mirar en No ha.
ALDA. Ansiosa. es. ar en sueño, siempre, siem Ella murmura: Hasta la muer pre vuelves, amado mío, de mi EDUARDO. Ya sabe usted, se hijo te. y pone la ultima condición ñora, que su marido me es profun ojos son los mios! Sonríes: y tu corazón! miras: y tus negros y canta victoria. El no busca eter damente antipático.
nidad de fe. la fragilidad de un boca triste también es la mia! La ALDA. qué?
amor opone otras batallas que le EDUARDO. Por nada. Ya se abrazada a tí, calladamente, por cabeza sobre tu hombro inclino darán segura gloria. Es un fuerte, lo he dicho todo.
es un hombre, es el que no cede!
ALDA. Pero usted me hace en ti, niño querido, por tí alzo mi ple loquecer. Lo comprendo menos que caigan de mi frente? Qué importa garia. Qué importa que las roses Adelaida Bernardini Capuana, antes.
EDUARDO. Es natural. Us si tus puros labios son más fres.
tel lo comprende menos que an: para borrarla, toda huella de llan cos que las rosas frescas y buscan, Maternidad tes, porque está acostumbrada a to en tener sobre ciertos hechos un cri.
mi rostro? Caminar así de terio superficial erróneo. Usted crepúsculo de mi vida, guiada por searía, hacia la del inminente Espiritual piensa asi si mi marido le muy antipático, esto mistno debe la mano de mi resucitada primave También yo, en los dulces sue atraerle mucho más hacia mí y de ra, y oir la palabra bendita que to nos de mi vida, soñé con vosotros, terminarle a apresurar los aconte da mancha funde como llama cehijos mios, a quienes nunca vi, pe cimientos.
lestial; la débil voz que balbucea. ro a quienes siento alegrar ini ALDA. Resueltamente. Es Mamá!
cuarto de eremita con vuestras pe claro!
queñas voces argentinas. Oh! paQué equivoca Clementina Laura Maiocchi.
ra vosotros estas flacas manos, fanción, señora mia! iqué profundo (BRUNA)
elogiadas en el convento, habrian error! La verdad es que un marido antipático es capaz de neutrahermoso Festido ideas netie Bierinde iseen todas las entidades Manojo de violetas fascinación, sueños y aún hoy sueños atrayentes de su esposa para el son. en la eterna sombra a esta mujer. es que ama necéis sin obedecer a mi llamado, anor profundo Una mujer que posee tacto y que del posee bondad puede ser una valio hijos míos aún no nacidos. Sue a la mujer ajena queda lastimado a colaboradora, para cualquier es vana la obra materna, o mejor dicho, ofendido, si el ri hembre; puede Hegar a ser la úni.
y son vanos los besos. porque na val, por lo antipático, resulta un ca directora de sn vida. Merrgari.
die tiende sus braeitos al verme, hombre inferior. Acaece en esto lo ta de Saboya.
hijos míos aún no nacidos! mismo que en el arte. Un artista envidin a otro a quien cree supe: Es de viles el no saber sufrir. Maria Pascoli rior, pero al mismo tiempo, la se. Fernanda Leopardi.
De Amalia Guglielminetti Otras, como las manos de María, hostias fueron de luz vivificante, y en su dedo anular brillo el diamante entre la augusta ceremonia pſa: jamás sobre los rizos del amante!
con estpanto que esta decadenci ya lejanos, en Otras, cuasl viriles, que oprimimos con pasión, de nosotros la pavura arrebataron y la fiebre oscura, y anhelando la gloria, presentimos Iluminarse la virtud futura.
si para bois CONSEJO 18ti desnudes ante él tu conciencia, haz que te ame sin conocerte por comEl hombre a quien ayer amaste, pleto. aun si lo adoras en tu ce mañana enemigo tuyo strká? guar rrado corazón más que a un dios, da siempre ta a vencerlo baste. Ten prone a baz que lo ignore hasta el dia del el orgullo que sirva como venda cualquier profunda heridad y que EL AMOR esconda tu llanto CON into y tu dolor. a dulcificar lo amargo Nada en el mundo como el ate manda sonreirle mor se olvida ningún entusiasmo blanda, hablarle con delteada voz. se apaga y se convierte en un le su ser targo.
entero será mañana tulenemigo: tela que en el mar traza la nano les des nunea a sus manos un ve ligera así en el corazón la hearma demasiado nociva. No le ha rida de amor se hunde y desapayas conocer tu pensamiento, no rece.
prende que Otras nos produjeron un profundo calofrío de espasmos sin iguales; y comprendimos que sus Illiales palmas podrían encerrar un mundo inmenso, con sus Bienes y sus Males.
el corazón to (ble Oh alma, con sus Bienes y sus Males!
GABRIEL ANNUNZIO Como do LOS VENCIDOS Idea Fija Un pensamiento fatigoso y duro hundido llevo en medio de la mente como un clavo de acero reluciente.
metido golpes en un leño oscuro.
quien Una angustia tenaz, un insistente dolor que erece, si acallar procuro, una opresión sin tregua ni conjuro.
inquietud melancólica y latente.
por TSY Sou centenas, son miles, son millones falange que borbota, cuyas filas atrunan con los sones de tempestad remota.
Avanzan, posto el latigo del viento, en marcha soségada. nuda la testa, el hábito haraplento, y febril la mirada.
Me buscan portentosamente unidos.
Briola vagabunda, de gris color rostros ateridos, la hueste me circunda.
10 me asedian, me abruman, me aprisionan.
Oigo cómo respiran.
Dan sollozos que al aire se abandonan: blasfemian suspiran. Venimos de los baratros sin fuego oy del dolor tenace por quien el cuerpo se desploma y luego cede, se dobla y yace. siempre así! Culmine el sol y esplenda sobre la tierra muda y subyugada o el livido erepúsculo descienda, slempre está allſ sobre mi sien clavada, de día, en el reposo de mi tienda tay! iy hasta entre los brazos de mi amada. ARTURO GRAF, El enfermo grito.
El enfermo grito: por qué no viene?
Padezco tanto! Un galopar seguro la noche turba, el ánimo previene: es Ella! blanca en su corcel oscuro. Tenimos del cubil que nadie nombra, de los antros del suelo, y proyectamos una inmensa sombra EDUARDO. Apeligros y duelo.
Rápida, sin que nadie se despierte, cruza. Se reincorposa el moribundo, Tamala por su nombre: Muerte! Muerte!
Ella, pasando, lo miró un segundo.
blancos tes. Eran de largas cintas.
el Pedimos a la fe sus flusicnes y nos brindó falsia, y. Del, amor fanal de corazones nie wólo alerosta. El que de la biena ndanza no oye nuestros gemidos, En dónde está la fuerza o la esperanza. idad con los veneidos!
aiendel que Pretende desdeñosa, descendio hasta el peso do una nifia su cántaro sumía feliz, y. arrebatándola a su gozo desapareció tras de la serranía.
nos. y ADA NEGRI.
VICTORIA AGANOOR.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

    ItalyViolence
    Notas

    Este documento no posee notas.