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DOMINGO, de Febrero de 1917.
EL IMPARCIAL Página noua cargo de JOSE FABIO GARNIER SERIE 26 LAS MUJERES, por Miguel de Cervantes Saavedra (español. LOS PRIMEROS JAZMINES, por Rabindranath Tagore (indio. DON QUIJOTE EL PENSAMIENTO ESPANOL, por Bonilla y San Martin (español. REALICEMOS EL PORVENIR. por Manuel Ugarte (argentino. TA NOCHE, por Azorín (español. OH. MONTASA. por José Muñoz Rivera (portorriqueño. POSTUMA, por Olindo Guerrini, Lorenzo Stecchetti (español. AMOR DE PATRIA, por Ida Belli (panameña. LA VOZ DEL APOSTOL, por José Martí (cubano. EL ESCOLLO ETERNO, por cátulo Mendes (francés. LA SABIDURIA EL AMOR, por Mauricio Maeterlinck (belga. Selecciones de EL IMPARCIAL ¡OH MONTAÑA!
AMOR de Patria Era un anciano de cabellos blancos, de ancha frente arrugada y pensativa; de azules ojos, tristes como lagos que el invierno brumoso de la vida hubiese congelado.
Bajo de una montaña el alma mía Corporizó en un valle de mi tierra. Surgí a la luz del día, en el misterio de mi sér se encierra La augusta calma y la altivez bravía.
Las mujeres Un montañes a redimir el mundo. el mundo, en la jornada Fecunda del trabajo, al primer lampo De paz serena redención soñada, Para forjar la reja que abre el surco, Fundirá los aceros de la espada. la bondad, reinando en la conciencia, Será, en ondas de afectos fraternales, Aroma de las almas esparcida En éter de ideales Sobre el alegre espacio de la vida.
Sus ojos reflejaban la nostalgia que sentía su triste alma fatigada y de recuerdos vagarosa tropa lejana y bella cual su patria amada. Oh cumbre! Eres hogar de los condores; Les arrullas y guardas sus amores.
Un pobre desterrado, uno de tantos que tras su loco, irresistible anhelo, en busca van de ignotas emociones lejos, muy lejos del nativo suelo.
que el, como muchos de luchar cansado desde el hondo turbión de sus pesares sintió vibrar en su alma la esperanza de ver la última vez sus patrios lares.
La mujer hermosa y honrada, opinión buena que de ellas se tiene.
cuyo marido es pobre, merece ser La honesta y casta mujer es ar coronada con laureles y palmas de miño, y más que nieve, blanca y vencimiento y triunfo. La hermo limpia virtud de la honestidad, y sura por sí sola atrae las volun. el que quisiere que no la pierda, tades de cuantos la miran y cono antes que la guarde y conserve, ha cen, y como a señuelo gustoso se le de usar de otro estilo diferente abaten las águilas reales y los pá con el armiño se tiene, porque no jaros altaneros. pero si a tal her le han de poner delante el cieno mosura se le ajunta la necesidad de los regalos y los servicios de y estrechez, también la embisten los importunos amantes, porque los cuevos, los milanos y las otras quizá y aún sin quizá, no tiene rapiña, y la que está a tan tanta virtud y fuerza natural que tos enguentros firme, bien merece pueda por sí mismo y llamarse corona de su marido y es Opinión fue de no sé qué sabio pasar por aquellos embar pellar necesario todo el mundo si lante la limpieza de la virtud y la quitárselos y ponerle de.
210 una sola mujer buena, y daba helleza que encierra en sí la buena por consejo que cada uno pensise fam. Es así mismo la mujer como y creyese que aquella sola era la esp jo dei ristal luciente y claro; suya, y así viviría contento.
está sujeto a empeñarse y obscuMira que no hay joya en el mun reverse con cualquier aliento que do que tanto valga como la mujer fotoque.
casta y honrada, y que todo el ho nor de las mujeres consiste en la Miguel de CERVANTES aves de Desde tu eterno solio de grandeza Sé la guía, oh montaña, Del montañés, y pon en su cabeza La misma nieve que en tus crestas flota; El fuego que en tu entraña Salta en chorros hirvientes, Dalo a su corazón para que fragüe Su indómita energía, y ésta sea Como riego de fuente, como riego De plomo que gotea Al molde en que su vida se moldea, Haciéndole, cual tú, de nieve y fuego.
El mar había cruzado turbulento, cuando en la dicha de su edad primera llevando henchida de esperanza el alma brillantes luces encontró doquiera.
El velo de la bruma.
Tus contornos esfuma; En su humedad los baña, corona tu frente Con sus diademas grises. Oh, montaña. Oh solio de grandeza!
El fuego arde en tu entraña; La nieve se endurece en tu cabeza, cuando nace el día Son tuyas las primicias de la aurora.
Eres paz en la altura; No te alcanzan, ni en alas de los vientos, Las lágrimas que vierte la amargura, Ni la clamante voz de los sedientos De igualdad y justicia. Tus sagradas Cuspides in violadas Nada saben del vano necio orgullo humano, Del mundo y sus risibles mascaradas.
que no había había luchado fuerte y sin tumores con la fe de sus puras ilusions. ahora tan solo le quedaban sus amargas sombras decepciones. nunca más verá su patrio suelo; nunca más oirá sus brisas suaves suspirar a la par de sus riachuelos ni el arrullo amoroso de sus aves?
Los primeros jazmines Morirá sin ver su azul montaña, sin sentir otra vez sobre su frente la amorosa caricia de sus auras ni el tibio beso de su sol ardiente. Ay! jazmines, jazmines baunque tuve en mis manos de niño.
cos. Recuerdo la vez primera Cuánto dia alegre tuve en mi que se llenaron mis manos de estos vida! Cómo he reido con los más jazmines, de estos blancos jazmi felices las noches de fiesta! En nez. He anialo después el tavo del las mañanas grises canté a la llusol, el cielo, la tierra verle, he oido via mis perezosos cantares. ha el liquido cristal del rio en som adernado mi cnello guirnalda bra de la media noche; a la ve:ta noctur de bakulas, tejida por la de nu camino solitario, la puesta mano del amor. Pero mi corazón del sol del cono me le lido al está aromado aún del recuerdo de paso como novia que altra atuellos jazmines frescos que lleon velo para decir essaaa varou mis manos de niño. Ay jazde.
mines, jazmines blancos. Pero mi memoria sigue terminada de aquellos janine bancos Pabindranath TAGORE Desde estos agrios riscos, Tu canto a Dios escucho: Tu canto a Dios, eterna melodía De la eterna armonía Que lleva en sí la voz del infinito.
Pero ¡ay! para cruzar el océano para volar hasta su azul montaña era preciso la mitad més bella de su alma dejar en tierra extraña.
Patriarca, apóstol y mentor, refrene Los impetus febriles y condene La pasión por las locas rebeliones.
Sí, engendros de vesania o de estulticia No agitan los pendones Del honor, el derecho y la justicia.
Piense, estudie, medite, en su frente gravite idea, que es el polo de las almas.
Por la ancha senda de verdad, triunfante leve los pueblos con la noble mano De un apóstol cristiano; Convierta en fuentes de esperanza y vida Este turbión humano, redima en la paz; porque la gloria Canta mejor sus himnos en la tierra, Donde el trabajo es fuerte Que en el campo de guerra Bajo el frío sudario de la muerte.
Era preciso abandonar a su hija. su tierna hija que le era tan querida!
Cuánto tormento el pobre padre halló en tan funesta alternativa!
Novia del astro rey de la mañana, Cuando de luz y de color ufana Le abres tu parda veste de neblina, Te da el sol joyas de topacio y grana En seda azul: acusa tu divina Majestad de belleza; da tonos brillantes Al verdor de tus pinos cimbreantes, De tus robles erguidos, De tus selvas opimas de los altos picos de tus cimas.
Pero luego, oh intenso sentimiento como el primer amor sublime y puro! Amor patrio! secreto fuego ardiente que ni la nieve del invierno apaga. Ultima luz que al corazón doliente en el ocaso la vida halaga. Don Quijote y el pensamiento. Tened por cierto y averigua, natural están los que viven obliga do, que las gracias de Paul, ni la dos favorecerle por la neza cordura de los demás personajes de su propio brazo, por virtud de de la obra, interesan al pueblo tan su propia individualidad, sin tener to como la figura del Ingenioso en cuenta las conveniencias sociaHidalgo, Don Quijote, único me les, ni con las ordenanzas y prevenreedor de semejante calificativo. ciones humanas que varían en los Y, por qué esto? Ya lo hemos lugares y con los tiempos, puesto visto: porque Don Quijote sale ai que, como Don Quijote die noble.
mmdo, emprende la carrera de la mente a don Pedro de Miranda (e!
vida con el propósito inquebran circunspecto, a pocado, meticuloso, table de atropellar la farsa y rex limpio, satisfecho, cortés y crema.
tablecer la justicia primitiva, la tístico filisteo. después de la injusticia de aquella edad de oro, comparable hazaña de los leones, tan bellamente descrita en el ca en esto de cometer aventuras; anpítulo XI de la primera jaurte. tes se ha de perder el hombre por Todo esto lo quiere restaurar el carta de más que de menos.
caballero andante a quien por ley Bonilla y San Martin ¡Cuán bello y cuán amable y Es, montaña, vivir en tus regiones, Lejos de las intensas vibraciones De la ciudad nerviosa Que, en mármol y en granito, Se ríe de la grey menesterosa. si es el triunfo de Luzbel; si enanos Escalan las alturas, alzan manos impuras La hostia del ideal; si los gusanos Mancillan la virtud: si la venganza, Por falsas vías de ruindad avanza, ante el festín de Judas y sayones El mismo bien abate sus pendones cae de su áureo nido la esperanza. Entonces. la energía Del montañés, del brazo que golpea, Abata con su fuerza gigantea La turba de rufianes, Y, oh montaña, oh mansión de los titanes, Enciende arriba la implacable tea. el fuego de tus cálidos volcanes Purifique los campos de la idea.
Aquel padre tan tierno y amoroso eruzó de nuevo el turbulento océano para volar hacia su azul montaña abandonando la mitad más bella de su alma infeliz, en tierra extraña! triste y solitario pero oyendo el rítmico gemir de sus riachuelos de aquella Patria preferida a su hija murió el anciano de cabellos blancos.
de ancha frente arrugada y pensativa, de azules ojos tristes como lagos que el brumoso inverno de la vida hubiese congelado.
IDA BILLI ¡Qué feliz la existencia Viendo correr los días y los días Al murmurio de masos arroyuelos, Hilando las doradas alegrías En la rueca de amor de los abuelos!
La voz del apóstol Realicemos el porvenir Esa tierra pródiga con el oro Dé sus fecundos senos maternales De la selva el tesoro, Que es pan, calor y abrigo, Así en regias mansiones señoriales Como en la humilde choza del mendigo.
Al pie de una montaña de mi tierra Surgí a la vida un día, en el secreto de mi sér se encierra La augusta calma y la altivez bravía. Oh cumbre! Siendo hogar de los condores, Arrullas y proteges sus amores.
En esa cima que el poder humano Mira como a un enano, De su grandeza singular testigo, No hay palacios de ricos artesones; Pero hay grutas perdidas En las altas regiones Por el brillo estelar enriquecidas.
Para decir al mundo Que debe bendecir su pan de anhelo Del amor fraternal en el sagrario, Tienes. oh santuario!
La ley del Sinaí, que es ley del cielo, sangre de Jesús en el Calvario.
Los pícaros han puesto de moda el burlarse de los que se resisten a ser pícaros.
La política virtuosa es la única útil y durable.
Aplazar no es resolver. Si existe un mal, con permitir que se acumule no se remedia. El crimen, el crimen de permitirlo, trae siempre sangre.
Preparar un pueblo para defenderse y para vivir con honor, es el mejor modo de defenderlo.
JOSE MUÑOZ RIVERA Tengamos confianza en nuestro cuando dentro de cada uno de nopropio esfuerzo, y guardemos la sotros broten jardines de simpatia convicción de que los tiempos hacia todo lo que vive, y sea la mifuturos nos reservan felicidades rada cariño, la palabra ternura y morales verdaderas.
el gesto fraternidad; cuando todo En el desvanecimiento de los lo que palpite vibre en el ritmo de odios, en el deshielo del mal, cuan la armoníla universal, entonces, re do sobre la tierra redimida y liber cien entonces, empezará a realizar tada por el sol rojo de nuestros se porvenir.
triunfos, comiencen a destacarse Mientras lleguen esos tiempos sobre horizontes en flor los mina de luz, tratemos de practicar la retes ideales de las ciudades apa. Justicia y la Mansedumbre, esas cibles y tentadoras; cuando el hom dos alas del hombre, que nos bre, aligerado de sus prejuicios se permiten salvar los límites de la enlares, de sus egoísinos torvos y vida y entrar en la eternidad.
suis enfermizas desconfianzas, pose los ojos en rededor y comprenda Manuel UGARTE al fin la lección de la Naturaleza. LA NOCHE La noche es el imperio de los llamas del gas, blancas frias, en moradores de las grandes ciida la calle desierta, a altas horas de des; la noche es el teatro, la re la madrugada, cuando el asfaltado dención, la charla en la tertulia. en invierno se endurece por el la intriga Sarrolarse al día siguiente y cuya bril que a última hon se escribe política que ha de de frío. La noche es el artículo feprimera 1o de un periódico de la mañana.
avanzada está en un sueltamente en la redacción, habiéndose ya escrito otro labinas de las bellas mujeres, los cambiado las cosas y hay que eseri La. los ojos agranda bir de distinto.
radas largas y luminosas desde el se va extinguiendo del último Balco, los brillantes refulgen, el tranvía que se aleja. La noche es blanco nítido de los largos guan urtificio, nerviosidad, fiebre cereho cia, Gores de la luz, el rumor de las convenciones diurnas.
charlas, el ambiente de ansiedad y estremecimiento. La noche son las AZORIN Vivir en esa altura adonde subes Es, montaña, abrevar en linfas puras.
En todas las edades De campos y ciudades Fuiste reina y señora.
Te saludan las bravas tempestades, no turba tus libres soledades La planta de la grey conquistadora.
San Juan de Puerto Rico.
Cuanto no sea kompatible con la dignidad humana, caerá.
Solo sirve dignamente a la libertad, el que, a riesgo de ser toma do por su enemigo, la preserva sin temblar de los que la comprometan con sus errores.
POSTUMA LII Para el que intenta profanar tu suelo Eres, con tus eternos atributos, La virgen de intocables atavíos, La virgen de los senos impolutos, La virgen de los impetus bravíos.
Un organillo suena, allá, en la vía; abierto mi balcón la noche espera. llega del campo a la morada mía un perfume gentil de primavera.
La En Suiza, la república indomable, Tus más ricos encantos atesoras. Oh escudo formidable Contra todas las ansias invasoras!
Ignoro por qué tiemblan mis rodillas y por qué surea el llanto mis mejillas. entre las manos hundo mi semblante, y pienso en tí, que te hallas tan distante Las grandes opresiones en geudran los grandes rebeldes.
Un principio justo, desde el fon do de una cueva, puede más que un ejército.
El egoísta es dañino, enfermizo, envidioso, desdichado y cobarde.
El gobierno es la equidad perfecta y la serenidad.
Todo el que posee en demasía 1na cualidad extraordinaria, lasti.
ma con tenerla a los que no la poseen.
tes, Un día, el más hermoso de la tierra, Bajará de los picos de la sierra OLINDO GUERRINI.
JOSE MARTI Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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